Mail.
Después de observar por más de una hora a esa mujer dormir en mi cama, decidí tomar un respiro e ir a la sala.
Al llegar la mirada de mi madre y hermana se posaron en mí.
-¿Cómo está ella?
Hice una mueca. -Supongo que bien.
Ambas mujeres se miraron entre sí, para luego hacer una mueca.
-Mail, no te atrevas a hacerles algo a esa pobre chica. -inquirió mi hermana.
-Tú eres la menos indicada para decirme que hacer Malena. ¿O es que olvidas que por tu culpa perdí al mejor hombre que tenía?
Malena agachó su cabeza.
-Yo solo quería saber lo que era el amor. Sentirse amada.
Escuchar esas palabras desató en mí una ola de furia.
Me acerqué a ella y tomé su rostro entre mis manos. -¡PARA SENTIRTE AMADA NO TENÍAS QUE REVOLCARTE CON EL PRIMER HOMBRE QUE TE CALENTÓ LA CABEZA, MALENA...! -mi hermana sollozo, pero aun así no me detuve. -Te convertiste en una de las tantas mujeres que dices odiar.
-¡Mail...! -advirtió mi madre.
-Madre, si tú no supiste educar a Malena lo haré yo, pero por nada del mundo permitiré que se convierta en la vergüenza de la familia, sobre mi cadáver Malena pondrá a rodar el apellido de nuestra familia.
Mi madre abrió la boca en una perfecta o. Pero no se atrevió a decir nada.
-Hablas de que yo seré la vergüenza de la familia, pero dices eso porque al parecer no te has visto tus errores, antes de ver los míos.
Cerré mis ojos de con fuerza y mi mente empezó a reproducir todo lo que hago todas las noches.
Follar, alcohol, muertes. Sangre.
Con eso me queda claro que no soy un santo, pero nunca seré la vergüenza de mi familia.
-No eres el más indicado de criticarme, Mail. No cuándo por tu culpa ella se fue...
Tragué saliva y solté el rostro de Malena.
-Te prohíbo que hables de esa mujer...
-Cuando ella te dejó plantado en el altar te convertiste en el hazmerreír de todo el mundo.
Empecé a retroceder, porque sus palabras me afectaban más de lo que esperaba.
Nunca esperé escuchar esas palabras de Malena.
-Malena, hija.
-Al fin de cuentas, ¿Quién es la vergüenza de la familia, Mail? -pregunto con voz entrecortada.
Sin pensarlo dos veces giré sobre mis pies y hui del lugar como la rata más vil que puede existir.
-¡Malena...! -la voz de reprimenda de mi madre se escuchó por todo el salón.
-Solo le di un poco de su propia medicina madre.
Sentí mi pecho arder y mis fuerzas desaparecer.
No puedo seguir más.
No puedo.
Me detuve abruptamente cerca de la salida de la casa y un fuerte grito de dolor salió de mis labios.
-¡Ah...!
¿Por qué ella tenía que mencionarla?
Por primera vez de estos dos años me permití derramar mi primera lágrima.
¿Por qué?
-Joven, ¿Se encuentra bien? -escuche una voz bastante calidad justo a mis espaldas. Y no dude en girar sobre mis pies.
-Estoy roto, madre. Estoy quebrando.
La mujer negó.
-Eres fuerte Mail. No te dejes vencer por el enemigo porque eso es lo que busca.
-Mi propio enemigo soy yo, no existe nadie más.
La señora de edad avanzada volvió a negar.
-En su momento entenderás el porqué de las cosas Mail.
-Cree este personaje para protegerme y proteger corazón.
-Lo sé, pero es momento de dejar atrás ese personaje, hijo. Porque eso solo te traerá problemas. Deja la inmundicia y céntrate en reconstruir tu familia.
-No quiero, madre. Nunca lo haré.
Sin esperar su respuesta me dirigí hacia la salida de la casa, abrí la puerta y salí dando un portazo.
-Este es el camino que elegí, y nadie me apartará de el.
Después de una noche llena de excesos, regresé a casa como pude, subí las escaleras torpemente y me dirigí hacia mi habitación.
Al abrir la puerta, observé a la novicia de mierda acostada plácidamente en mi cama, abrazando con bastante fuerza mi almohada.
-Puta mierda. -susurre para después empezar a caminar hacia mi cama.
Me acerqué a la cama y luego de darle una repasada rápida a la mujer me acosté a su lado. Y solté una pequeña carcajada.
-Quién diría que yo terminaría acostado en una cama din tocarla. Qué loco es el mundo.
Me retiré los zapatos y me acomodé en la cama, lo más lejos que pude de ella.
Cerré mis ojos esperando dormirme de una vez por todas, pero al parecer la mujer que descansaba a mi lado tenía otro plan para nosotros. Porque estiró sus brazos hacia mí y colocó una de sus piernas encima de la mía.
Abrí mis ojos y una pequeña risa salió de mis labios.
-Con que quieres violarme novicia de mierda. -verbalicé esas palabras y como respuesta la mujer emitió un monosílabo.
-Si.
Escuchar esa palabra salir de la boca de ella fue suficiente como para darme fuerza para cometer la locura que llevó pensando hacer desde que la cache observándome en la piscina.
-Tú lo pediste novicia de mierda. -inquirí para abrazarla contra mi pecho y llevar mis labios hacia los suyos.
El suave toque de nuestros labios causó un corto circuito en mí.
Aleje mis labios de los de ella y me lamí los labios para ver si así el cosquilleo que siento en ellos se esfuma.
Pero no logré lo que quería, más bien el cosquilleo fue en aumento.
La novicia de mierda inconscientemente acerco a mí y me abrazó con bastante fuerza.
-Monja de mierda, aléjate de mí porque si no lo haces no podré controlarme hasta arrancarte la maldita túnica. -inquirí tratando de alejarme de ella porque no tenía pensado lanzarme a por ella estando dormida. No soy de esos tipos de hombres, pero si ella sigue tentándome de la forma en que lo está haciendo no me quedará de otra que darle lo que su inconsciente pide a gritos.
La mujercita estiró sus brazos hacia mí y volvió a colocar su pierna encima de la mía.
-Estás pidiendo a gran voz que saque el animal que llevo dentro, novicia. -la observé y mis ojos se dirigieron a sus labios los cuales se encontraban entre abiertos. Esos hermosos labios rosa me están tentando, me están incitando a cometer una locura. Una locura totalmente pecaminosa. -Y te aseguro que te volveré adicta a mí. Te convertiré en una puta adicta a mi leche.
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Editado: 15.01.2025