Aurora.
Por un juego de seducción mal elaborado ahora esto de piernas abiertas contra la pared mientras que el pecador hace lo que le da la gana con mi vagina.
Todo por tentar al mismo diablo.
—Estás tan mojada que se me antoja comerte el coño novicia. Eres pura tentación para mí, hija del averno.
Mal empezó a mover más rápido sus dedos dentro de mí, y por más que traté de resistirme el muy desgraciado logró que de mi garganta salieron un poderoso gemido.
En este momento me siento sucia, por dejar que él hiciera conmigo lo que le diera la gana, pero que más podía hacer cuando ya intenté todo por alejarme de él, pero el señor de las tinieblas se mantenía renuente a dejarme marchar.
Sentí mi vientre tensarse y una sensación bastante extraña, pero que ya sentí antes. Creo que a esa sensación Mail la llamo orgasmo.
Él aumentó el ritmo de sus dedos y yo tuve que acerar mis ojos mientras la sensación recorría todo mi cuerpo.
Pronto sentí mis piernas desfallecer y los espasmos golpear levemente mi cuerpo.
—El próximo orgasmo será cuando por mi ganso.
—¿Después que logres lo que quieres me dejarás en paz de una buena vez por todas?
—Quizás, pero no te aseguro nada. Porque si eres buena cogiendo tendré que matar las perras ganas de follarte la mayor parte de mi tiempo antes dejarte marchar.
Tras esas palabras él alejó sus manos de mi vagina y maniobro para colocarme al frente de él.
Cuando nuestros ojos se encontraron observé sus iris totalmente dilatados.
El pecador se llevó los dedos con los que me había tocado a los labios y tras saborearlos de una forma bastante extraña sonrió.
—Sabes riquísimo.
Tragué saliva mientras lo observaba fijamente.
—No quiero que mi primera vez sea en un baño.
—Exiges mucho. Pero es verdad. Te llevaré a mi habitación, pero mucho cuidado con lo que haces porque cabreado te puedo dar un castigo no tan doloroso como follarte.
—Cállate y acabemos de una buena vez con esto.
El pecador sonrió, mientras me miraba.
—¿Estás deseosa de probar lo que tengo para darte?
—Estoy loca porque no te guste mi comportamiento en la cama para que me dejes marchar de una buena vez.
—Si no me gusta, te daré clases de como follar. Pero de que repetimos, repetimos.
Tras esas palabras él acercó sus labios a los míos, y empezó con un beso dulce, pero poco a poco fue subiendo la intensidad.
Le seguí el paso como pude y dos segundos después logré tomarle la técnica a esto de besar.
Para mi sorpresa el pecador emitió un fuerte gemido entre el beso y se atrevió a colocar una de sus manos en mi nuca para hacer el beso más apasionado.
Él me besabas con hambre, como si con cada beso me estuviera devorando con cada beso.
Sorpresivamente respondí con la misma intensidad con la que él me besaba.
Esto cometiendo pecado señor.
Perdóname porque he pecado padre.
Cuando nuestros pulmones amenazaron con quedarse sin aire, nos separamos, pero mantuvimos nuestras frentes unidas.
—Si como besas coges, creo que está será la mejor follada que tenga en mi vida.
Antes de que pudiera decir algo el pecado acomodó mi vestido y me tomó entre sus brazos.
—No soy de esos hombres que andan por la vida desvirgando a jovencitas, pero te aseguro que haré de tu primera vez algo especial.
—¿Por qué ahora te interesa que mi primera vez sea especial?
—Porque tengo que dejar la vara bien alta para cuando quieras volver a coger con otro que no sea yo.
—No volveré a coger jamás.
—Me alaga que quieras que sea el único en tu vida. Ahora más que nunca haré de tu primera vez algo inolvidable para que nunca olvides al semental que te quitó la pureza, novicia de mierda.
—Como siquiera recordar al estúpido que no descansó hasta hacerme caer en el pecado.
El señor pecador se acercó a la puerta y la abrió con sumo cuidado.
Es ahora de levar a cabo mi plan.
Pensaron que iba a permitir que él me tomará así por así. Pues se jodieron porque daré mucha batalla antes de que él introduzca su ganso en mí.
Él salió conmigo en brazos del baño y se apresuró a caminar hacia las escaleras.
Pobre de él porque con el escándalo que estoy por armar no le quedará de otra que abandonar la idea de desvirgarme.
Podré ser una novicia, pero también puedo tener aunque sea un poco de mal en mí. Al fin de cuentas somos hijos del pecado.
Antes de que subiera el primer escalón de las escaleras, me preparé mentalmente para el show digno de circo que presentaré a continuación.
Sonreí con malicia cuándo él colocó sus pies en el primer escalón e inmediatamente los gritos empezaron a salir de mi boca.
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Editado: 15.01.2025