Aurora.
Abrí mis ojos y al ver los rayos del sol colarse por mi ventana, me apresuré en colocarme sobre mis pies.
Aun en pijama me apresuré a caminar hacia la puerta, tomé el pomo entre mis manos y lo gire lentamente.
La puerta se abrió y yo salí de la habitación. Para dirigirme a la de Mail, la cual se encontraba a varias puertas de la mía.
Decir que tenía el corazón a millón era poco, pero por ningún motivo permitiré que el miedo me gané.
No señor, no ahora.
Cuando estuve al frente de su puerta, emití varios toques y tras varios segundos la puerta fue abierta por Gabriela.
—Señora, yo…
—No tienes que disculparte hija porque bien merecido lo tiene.
Escuchar esas palabras fue como sentir la liberación de mi alma.
—¿Cómo está?
—Ahora mismo está en el cielo con los ángeles, no te preocupes.
—¿Qué tan grave fue el daño?
Gabriela me dejo pasar a la habitación, y cuando mis ojos se colocaron en el pecador sentí una especie de nervios recorrer mi cuerpo.
—Le rompiste la nariz, hija.
—Sé que fui demasiado lejos, perdón.
—Soy la madre de Mail y estoy consciente que él quiere hacer las cosas a la fuerza, así que no sientas culpa porque él fue que se lo buscó.
Gabriela tomó una de mis manos entré las suyas.
—Aurora, quisiera decirte…
—No, Gabriela en este momento, no quiero saber nada.
—Pero lo que estoy por confesarte puede cambiar tu vida.
—No quiero saber nada. Por favor espere a que yo la busque. Espere a que termine el mes que estaré con ustedes.
La mujer enterneció su mirada.
—Tus ojos no mienten Aurora, tus ojos brillan con una intensidad arrolladora.
—Yo…
—Caíste en las garras del pecado, al descubrir que estabas enamorada de él.
Aparté mis ojos de los de ella, porque no soportaba la vergüenza que estoy sintiendo en este momento.
—No tienes que avergonzarte por estar enamorada.
—El problema no es que me avergüence por estar enamorada, el problema es de quien me enamore, Gabriela.
La madre del pecador se atrevió a sonreír.
—Tienes un excelente punto de vista hija. Iré a darme una ducha y a descansar un poco, ¿Puedes por favor vigilar a Mail en lo que lo hago?
—Sí, claro. Valla tranquila.
—Iré tranquila porque mi futura nuera se quedará al cuidado de mi pecador.
—Gabriela por favor que quede entre nosotras.
—Mantendré total discreción hija, no te preocupes. -ella me guiñó uno de sus ojos y ante eso no me quedo más que sonrojarme explosivamente.
Me lleva Jesús… ahora no podré hacer nada sin tener a Gabriela haciéndome sonrojar.
Cuando observé que Gabriela salió de la habitación, dirigí mis pasos hacia la cama. Cuando estuve al frente de la cama King size, me atreví a tomar asiento al borde de esta. Y extendí mis manos hacia el rostro del señor tentación.
Toque su piel levemente y me pareció la gloria pura.
—¿Por qué eres tan hermoso pero al mismo tiempo tan pecador?
Ante esas palabras Mail emitió un leve quejido para después colocarse de espaldas hacia mí.
—Tan hermoso, pero tan perverso a la vez.
Después de inquirir esas palabras lo observé por un largo rato, y poco a poco el sueño fue tomando posesión de mi cuerpo nuevamente.
No volveré a desvelarme tomando, aunque se tratase del más delicioso vino que pueda conseguir en la cava.
Sin pensar en las consecuencias que podría traer acostarme en la cama del pecador, terminé de acomodarme lo más lejos que pude de él.
Cerré mis ojos y dejé que el sueño poco a poco se adueñara de mí.
No sé estaba pasando a mi alrededor porque había perdido el sentido del horario por completo.
Pero luego de varios segundos retomé el sentido.
Y al abrir mis ojos me encontré con Gabriela y Malena. Observándome con los ojos brillantes.
—Se ven tan lindos juntos.
Por un segundo fruncí mi entrecejo, pero poco después todo tuvo sentido al ver que estaba prácticamente encima de Mail, mientras esté me abrazaba con fuerza por la cintura.
Estoy atrapada, atrapada entre las garras del pecador.
—Yo… he…
—Te entendemos cariño, no te preocupes.
¿Qué no me preocupe? Ja, como si yo fuera hacerle caso.
Trate de deshacer el agarre de Mail, pero este se hizo más fuerte. Así que no me quedo de otra que moverme bruscamente para despertarlo porque si él no quería por las buenas, tendrá que hacerlo por las malas.
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Editado: 15.01.2025