Aurora
Después de un agradable paseo en auto hacia la comisaría, los uniformados detuvieron el auto al frente del lugar, y tras bajarse abrieron la puerta del vehículo y nos ayudaron a bajar.
Ingresamos al lugar y al nosotros entrar se hizo un silencio incómodo.
Y tras recorrer el lugar observé porque había ocurrido eso.
David Rissi, era el responsable de tal silencio.
Sabía que él no me iba a dejar en la cárcel.
Él se acercó a mí.
—Aurora, ¿Por qué cometiste tal locura?
—Tuve que actuar porque te marchaste sin dejarme un número de teléfono para poder comunicarme contigo. Así que ante la desesperación cometí el hecho.
—¿Para qué querías contactarme?
Antes de hablar, coloque mis ojos en los oficiales.
—Llévenlos a las celdas. -ordenó quien parecía ser el jefe de policía.
—Corrección comando… a la celda. Porque mi esposo y yo estaremos en la misma celda.
El hombre enarcó una de sus cejas.
—Creo que el que tiene la autoridad aquí soy yo. No usted, así que cierre la boca y deje de estar mandando como si fuera la reina del lugar.
Antes de que pudiera decir algo mi pecador salió en mi defensa.
—Mucho cuidado… señor porque no sabe.
—¡Cállese…! -grito el hombre a gran voz mientras se acerca a nosotros. —Quiten de mi vista a este par de lacras y colóquenlos en la celda más sucia y mal oliente que encuentren, porque nadie me desautoriza. Aquí yo soy la ley, y lo que yo diga se cumplirá al pie de la letra…
Giré mi cabeza hacia David, y me sorprendí al ver como miraba al hombre.
Un segundo después un hombre le tocó el brazo, y se dispuso a susurrarle varias palabras en el oído.
Cuando le hombre término David asintió, para después colocar sus ojos en mí.
Algo ha de estar tramando.
Los oficiales se disponían a cumplir con la orden que había dado la ley en persona cuando el teléfono del jefe de policías sonó. Le hombre no dudo ni un segundo en tomar la llamada, pero al cabo de algunos minutos su rostro perdió el color.
Esto me huele a una Azaña hecha por David.
—Sí, señor. -luego de decir esas palabras la ley en persona colgó el teléfono.
Y tras hacerlo se acercó hacia nosotros.
—Señor Rissi, le pidió disculpas por tratar tan mal a su distinguida hija.
¿Hija? ¿De qué está hablando?
—Quiero que le den lo que ella pide… y más les vale no le toquen ni un pelo a mi hija, porque no voy ni a la esquina para…
El hombre interrumpió a David. —No se preocupe señor, no tiene que tomar retribuciones.
Coloque mis ojos en Mail, y este trago saliva.
David Rissi, es mucho más poderoso de lo que pensaba.
Los dos uniformados que nos trajeron a la cárcel nos guiaron a la celda y una vez allí nos retiraron las esposas.
—Mucho cuidado con lo que hacen.
—No se preocupe oficial, porque nosotros no somos exhibicionista para tener sexo en plena cárcel. ¿O es que le gustaría vernos en acción?
El pobre hombre se colocó como un tomate. Para después girar sobre sus pies y marcharse lo más rápido que pudo de la cárcel.
—¿Qué le hiciste a la Aurora, que no rompía un plato?
—Rompió toda la vajilla. Por tú culpa.
El príncipe de las tinieblas se llevó una de sus manos al pecho.
—¿Disculpa?
—Aceptada.
Mail enarco una de sus cejas y antes de que dijera algo, me acerqué a él.
—No me vas a preguntar, ¿Por qué hice tal locura?
—¿Por qué hiciste tal locura?
Antes de que pudiera responder, la voz de David se antepuso.
—Eso me gustaría saber.
Mail y yo colocamos nuestros ojos en él.
—Cometí el agravio para poder salvar a Mail, porque estoy segura de que solo tú puedes lograr que no valla a la cárcel.
David desvío sus iris hacia Mail, y le brindó una mirada fulminante.
—¿Qué hizo está vez el señorito?
—Sí gusta se puede largar por donde vino.
—¿¡Estás loco Mail Salvatierra…!? ¿Qué parte de que él es nuestro boleto de salvación no has entendido?
—No sabes lo mucho que me gustaría girar sobre mis pies y dejarte a tu suerte, pero no, lo haré por ella, te salvas por Aurora.
Mail hizo una mueca de fastidio, y se alejó de nosotros.
Entrecerré mis ojos observándolo, y las ganas de darle unas Buenas nalgadas se apoderaron de mí.
—Es como un niño rebelde…
—Sí, lo malo es que tú te encargarás de criarlo. Pobre de ti, Aurora. Pobre de ti.
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Editado: 15.01.2025