Mail.
Perdí.
Sin duda alguna perdí a Aurora.
A mi ángel.
Los hombres de David me arrastraron por el lugar sin emplear mucha fuerza, y yo me maldije por permitirlo, pero ¿Qué podía hacer yo? Si estaba bajo el efecto de un sedante.
Sí, el maldito de David Rissi me sedo.
En cuanto los trogloditas abrieron el gran portón, el aire fresco golpeo mi cara con bastante fuerza.
Quizás debería plantearme la idea de…
No.
No puedo permitirme pensar y dar mi brazo a torcer.
Ni muerto abandonó la idea tener a Aurora entre mis brazos.
Los dos hombres que me llevaban a rastras me lanzaron a la calle sin ninguna delicadeza.
De esta vuelta no solo salí sedado, sino que también humillado.
Perdí mi dignidad y la vergüenza.
Pero por ella estoy dispuesto a perder todo lo que estén dispuestos a quitarme.
Me abrí mis brazos en el suelo y por primera vez me permití soltar un grito de frustración.
—¡¿Qué rayos te paso, Mail?!
Escuchar la voz de Dylan me hizo sentir más miserable de lo que ya me sentía.
Porque él me había que terminaría arrastrándome por el suelo por ella.
Y véanlo aquí.
—Ponme la mano en el hombro y dime te lo dije, porque tuviste toda la razón. Termine arrastrándome por Aurora.
Terminé cazado y sin la posibilidad de obtener de ella su cariño, porque perdí la oportunidad que ella me dio.
—Levántate del suelo.
—¿Para qué quieres que me levanté del suelo, Dylan?
—¿No te importa salir mañana en la noticia?
—No me importa protagonizar otro escándalo más. Total, ya he tenido el protagónico de los escándalos demasiadas veces, qué más da otro más.
Escuché a Dylan maldecir después de escucharme decir esas palabras.
—Estoy seguro de que Aurora te quiere. Por eso está haciendo todo lo posible por dañarte.
—Soy un anatema.
—Eso lo sé, pero ¿Que podía hacer si tú estabas renuente aceptar enamorarte nuevamente?
—Debiste de golpearme con un tubo para hacerme entrar en razón.
—Tu ni golpeándote la cabeza con un garrote con púas hubieses entendido.
Antes de que pudiese responder la voz de Aurora se alzó sobre la mía.
Quizás después de todo, nada estaba perdido.
Utilice la poca fuerza que me quedaba para levantarme del pavimento.
E inmediatamente mis ojos se dirigieron hacia Aurora. Quién se encontraba a unos pocos metros de mí, tan hermosa como siempre.
Fui un tonto por no aceptar lo que siento por ella.
—Espero que te quede claro que no volveré a tu lado Mail.
—Aurora.
—Tu muy bien lo dijiste hace un mes, lo poco que tuvimos solo fue diversión. Un momento para perder la cabeza. Nada más.
Escucharla decir esas palabras, hicieron que mis viseras se revolvieran.
¿Eso fue lo que ella sintió cuando yo me negué a darle mi corazón?
—No quiero verte más, Mail.
—Tendrás que tragarte tus palabras porque no me moveré de este lugar hasta que aceptes volver a casa.
—Esa no es mi casa.
—Hiciste esa casa tuya, tan tuya como mía. Porque tu sola presencia en ella ilumina todo lo oscuro.
Los ojos de mi precioso ángel se iluminaron, pero tras varios segundos estos perdieron el brillo.
—Vete. Acepta que ya no quiero verte más.
—No lo voy a aceptar nunca, porque sé que es mentira.
—Mail, pronto caerá la noche, vámonos hombre.
—No iré a ningún lado.
—Hazlo entrar en razón Dylan, porque lo único que obtendrá con ese ataque de rebeldía es que David le coloque una bala en la cabeza.
Dylan se acercó a mí y tomó en su poder uno de mis brazos.
—Vamos, y mañana sigues con tu huelga.
Negué.
No me marcharía de este lugar.
No le voy a dar el gusto a Aurora de ver que no puedo mantener mi palabra.
—Si quieres vete tú, pero yo me quedo.
—Mail, pronto caerá la noche.
—¿Y con eso qué?
—Hará frío. -contesto Aurora. —Deberías irte si no quieres morir de hipotermia.
—Si muero será tu culpa, ex novicia del bien.
El ángel de Aurora rodó sus ojos para después girar sobre sus pies. Y justo antes de que pudiera marcharse habla.
—Dylan si no sobrevivo a esta noche, encárgate de difundir en la prensa que me morí de amor.
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Editado: 27.03.2025