Aurora.
Por más extraño que parezca, Mail en ningún momento intento tocarme más de lo debido.
Solo me dio unos cuantos besos y ya.
-¿Qué te sucede?
El pecador dejo de mirar a la carrera para colocar sus ojos en los míos.
-¿De qué hablas?
-En otros tiempos me hubieras desnudado, en cuanto salimos de la mansión.
Mail volvió a colocar sus ojos en la carretera.
-Ya abra tiempo para eso, Aurora.
¡¿Qué?! No puedo creer lo que escucho.
Él, el hombre que solo piensa en sexo, rechazando una buena cogida.
Ver para creer...
-¿A dónde me llevas?
-No comas ansias, Aurora. -inquirió con una hermosa sonrisa en sus labios.
-Mail, ¿Qué rayos te sucede?
-Quiero que todo sea diferente. -Mail alternó sus ojos entre la carrera y yo. -Deseo convertirme en un hombre de verdad. No quiero ser un patán que solo piensa en sí mismo y no en los sentimientos de la mujer a la que quiere. De ahora en adelante quiero ser el hombre que mereces, Aurora.
Oh...
-Hablando como lo estás haciendo me está provocando saltar encima de ti y quitarte la ropa.
-¿No que me iba arrastrar por el suelo, para volver a tocarte?
-¡Pamplinas...! Solo dije eso para hacerte enojar. No porque lo sintiera de verdad.
Mi pecador sonrió.
-Has de estar ovulando porque puedo distinguir el deseo sexual.
¿Sería un buen momento para decirte que en una de nuestras arrastradas me hizo un hijo?
No, mejor no.
-Una buena arrastrada no me caería nada mal.
-Yo queriendo ser un mejor hombre para ti, y tú deseando al pecador destroza vaginas.
-¿Pecador destroza vaginas?
Mail se rio con gusto.
-¿Estas celosa ex novicia?
-¡Claro...! Porque tú eres solo mío. ¿O es que se te olvidó que eres mi esposo ante la ley?
-Deberías hacerme recordar que soy tu esposo.
Mail me guiño uno de sus ojos.
Y yo entendí lo que me estaba queriendo decir. Porque para buen entendedor pocas palabras.
Mail aparcó el auto a un lado de la carrera, y coloco sus iris en los míos.
Por lo visto el pecador que me enamoró sigue estando dentro de él.
-Será tu culpa que mi auto control se valla a la misma mierda.
-Tú también lo deseas, así que no te hagas.
-Sí, pero después de mostrarte que soy un hombre nuevo.
-Metete el hombre nuevo por donde no te da el sol. Y trae de vuelta al pecador del que me enamoré.
-Así que es cierto lo que dicen de las mujeres.
-¿Qué dicen?
-Dicen que prefieren a los hombres malos, sucios en la cama y tóxicos, nivel Máximo Torricelli.
En cierta parte tiene la razón... bueno para que mentir si lo que él dice es la pura realidad.
-¿Quién es ese Máximo Torricelli?
-Es mejor que no lo sepas, por tu bien y por el mío también.
De todas formas, lo averiguaré.
-¿No qué ibas a darme algo...?
-¿No qué ibas a resistir la tentación, hasta hacerme ver que habías cambiado?
-¿No que deseabas que trajera de regreso al pecador?
-Sí, porque a mí no me va esa faceta tuya de hombre perfecto y sin pecado. Quiero la faceta de pecador empedernido que me hizo replantear mis pensamientos. -me desabroche el cinturón de seguridad. Y me dispuse a colocarme encima de Mail. -El hombre que logró tentarme con sus juegos de seducción. Quién me hizo sentir una verdadera mujer por primera vez en la vida. Ese es el hombre que quiero en mi vida, y en mi vagina. Mi pecador.
Mail coloco sus manos en mi trasero, donde masajeó con suavidad.
-Me estas tentando, Aurora.
-El hombre que yo conocí nunca hubiera dicho eso.
-Según tú ¿Qué hubiera hecho?
-El hombre del que me enamoré, hubiera tomado lo que es de él.
Los ojos de mi pecador bajaron a mis labios.
-Que conste que lo intente.
-Qué consté que yo te hice recapacitar.
Me lamí los labios y ese fue el detonante para que Mail volviera a ser el tipo del que me enamore.
Mi perverso pecador.
Mail guío sus labios hacia los míos y me dio un beso urgido.
-Necesitaba esto.
-Yo también. -respondí.
Deje un beso en los labios de Mail y él mordió mi labio inferior.
Hoy se va a mover el bote y se inundará la canoa.
¡Sí, señor...!
Que Dios me perdone por mis pensamientos pecaminosos, pero es que me parecen inevitables.
-Tenerte entre mis brazos es un privilegio, Aurora.
-Dices eso porque quieres comerme el coño.
-¿Está funcionado?
-Quizás...
Volví a dejar un beso en sus labios, y en esta ocasión Mail se encargó de hacer el beso más demandante.
Si seguíamos por donde vamos tendremos un full party en el auto. Con gemidos como música y fluidos como éxtasis.
Mail amaso mis nalgas con fuerza y eso logró que un gemido brotara de mi garganta.
-Pecador...
-Te necesito.
Mail volvió a besar mis labios de forma demandante.
Que suba el dj y coloque la pista, porque voy a darlo todo en la pista.
Justo cuando iba a darle rienda suelta al gozo, unos toques en la ventana se encargaron de apagar el fuego que estaba sintiendo.
Desvíe mis ojos hacia la ventana, y lo primero que estos vieron fue a un oficial de policía.
-Maldición. -el pecador maldijo, para después bajar la ventana del auto. -¿Qué desea oficial?
-Presenciar sus cochinadas... -el hombre inquirió sin gracia. -Mentira... solo vengo a dejarle una hermosa multa, la cual incrementará un par de ceros más.
El oficial sonrió levemente.
-No estamos haciendo nada malo.
-Que yo sepa, no se puede tener sexo en el auto. ¿O es que implementaron una nueva ley, y yo no me he enterado de nada?
Antes de responder entrecerré mis ojos mirando al oficial de policía porque se me hacía conocido.
Estoy segura de que lo he visto antes... pero no recuerdo donde.
-Gracias por la multa, oficial.
-Siempre estaré dispuesto a hacer cumplir la ley.
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Editado: 27.03.2025