El heredero del pecado. [6 De La Saga Heredero]

Capítulo 42: Verdad.

Aurora.

Una vez el avión aterrizó en la pista, Mail se levantó de su asiento.

—No que no deseabas salir del castillo.

—Me moría por volver a casa contigo, pero tu padre me mantenía retenido en su jaula de oro, llamado palacio.

—¿Es eso o es que no hemos hecho nada de nada?

Mail rodó sus ojos.

—Para tu información ya quemé la etapa donde solo pensaba en follar.

—¿Estás seguro, pecador? -pregunte mientras sonreía.

—Eh, sí.

El pecador disimuló su nerviosismo rascándose la cabeza.

Y para su salvación Román compareció ante nosotros.

—Es horade bajar, par de tórtolos.

Le di una gran sonrisa a mi hermano.

—Eres expertos en joder momento, Román.

—Mama me lo dice a menudo hermana, así que eso no es nada nuevo para mí.

Rodé mis ojos y me dispuse a tomar a el bizcocho de mi hijo en mis brazos.

Mael sonrió mostrando sus encías rosadas y coloco si cabeza en mi pecho.

Él es lo más hermoso que mis ojos han visto en mil años luz.

—Deja tu enamoramiento, porque Mael no va a ser tuyo toda la vida, hermana.

—Hanna y Hasley, no van a ser tus princesas para toda la vida, Román. Así que es mejor que vallas armado el plan de mando porque esas bellezas tendrán a más de uno babeando por ellas.

Esas palabras bastaron para que mi hermano cambiara drásticamente de humor.

—El que ose colocar sus ojos o manos en mis hijas tendrá que esconderse en la capa más profunda de la tierra, porque no descansaré hasta exterminarlo.

—Suerte con ello, porque esas muñecas serán imparables.

—Reina, no me toques las pelotas.

—Te las toco, y juego con ellas hermano.

El ángel de la muerte maldijo por lo bajo antes de alejarse totalmente cabreado.

—Lo hiciste enojar, ex novicia.

—Yo solo dije la verdad, él fue quién se enojó solito.

Le pecador negó.

—Espero que no tengamos niñas porque fácilmente tu hermano puedo ser yo.

—Sácate esa idea de la cabeza, porque tú y yo tendremos hijas. Y ellas serán unas perfectas damas.

—Por lo menos serán rescatadas. Bueno, ahora tengo un peso menos sobre mis hombros.

—Serán damas, pero el pecador. O es que pensabas que no te tocaría un karma pecador.

Mail perdió el color de su rostro.

—Aurora, no juegues conmigo. Por favor.

—Nunca en mi vida he hablado tan enserio, Mail.

—Me va a dar algo si llegó a tener damas del pecado.

—Bien dicen que de tal palo esta la astilla mi amor.

Tras esas palabras pasé de Mail y me dirigí hacia la salida del avión.

—Aurora, no te voy a tocar. Montaré una guardia, porque no tendré damas del pecado.

Me encogí de hombros ante esas palabras.

Lo que él no sabe es que solo basta un pequeño chorro de su rico semen para que mi ovulo fecunde a sus futuros dolores de cabeza.

Para mi será un placer llevarle la contraria al pecador.

Disfrutaré al máximo poner a prueba su aguante.

—Veremos quién gana esta contienda pecadora.

Mael soltó una gran carcajada.

—Tentare a papá, mi amor. Lo haré tragarse sus palabras.

Recibí otra carcajada de parte de mi hijo.

—¿Te gusta que torture a papá, bebé?

Ante esa pregunta Mael movió su cabeza como si entendiera mi pregunta.

—Entonces volveré loco al pecador, Mael. Le cobraré todo lo que hizo cuando me conoció.

Me acerqué a la puerta de desembarque del avión y empecé a descender. Cuando estaba a mitad de camino David se colocó a los pies de la escalera.

—Aurora.

—Te dije que la iba a encontrar.

Cuando me faltaba un escalón para descender del avión David extendió una de sus manos hacia mí. La tome y él me ayudó a colocar mis pies sobre tierra firme.

—Azucena, está donde menos piensas David.

—¿Dónde?

—¿Te suena el convento luz y vida? -ante esas palabras los ojos de David se abrieron como platos. —Sí, ella estuvo cerca de ti todo este tiempo.

—Yo…

—En su momento te prometí que la iba a encontrar y lo he hecho, Rissi.

—¿Y sí no me quiere ver?

—No que eres el amo de la noche, bien puedes secuestrarla y no dejarla hasta que te escuche.

David negó.

—Nunca la forzaría a nada, Aurora.

Rodé mis ojos.

—Si no la secuestras tú lo hare yo. -dictamine.

—Ya no eres la misma.

—Sigo siendo Aurora, salvo que he realizado algunas actualizaciones, entre ellas el carácter, porque en esta vida se necesita tener un carácter de mierda si quieres controlar a un pecador y a otro en ascenso.

—Tienes un punto.

Asentí.

—Claro que lo tengo Rissi, ¿Por quién me tomas?

—Se me olvidaba que Reina Aurora Reith Da Sousa, siempre tiene la razón.

—Claro que sí, así que vamos porque tengo una boda la cual planear.

—¿Boda?

—Sí, me caso hoy con Mail. Y estas más que invitado, Rissi.

David sonrió.

—A tu padre le va a dar un patatús cuando se enteré de la locura que vas a hacerlo.

—Si no le dio cuando se enteró que voy a tener un bebé, no le va a dar ahora.

—Aurora, estas jugando con fuego.

—Con lo que me gusta quemarme.

David negó.

Y antes de poder decir algo más Román descendió del avión con cara de pocos amigos.

—¿Y a éste que le pasa?

—Problemas en el paraíso.

—Que se cuide porque esos problemas en el paraíso son una total perdición. Porque si no te mueres de un infarto, te mata la esposa.

—Deja de estar desacreditando a las mujeres, Rissi.

—Por la verdad murió Cristo, Aurora.

—Deja al señor en paz, David Rissi.

—Esa es la verdad. Y nada más que la verdad.

—Conocerás la verdadera verdad, sino haces silencio.

—Y yo que pensaba que era tu favorito.

—No tengo favoritos, Rissi.

David negó.

—Tienes tres favoritos, por el momento.

—Haber ilumíname, David.

—En el primer puesto está Mael, después está Mail y de último está el palito del gusto de Mail Salvatierra.




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