Aurora.
El pecador se moría porque las bebés fueran niños.
Todos los días lo veía rogar porque la ecografía se haya equivocado, y que en realidad tuviéramos niños.
Pero lo que el pecador no sabía era que había certificado con tres doctores lo que me habían dicho. Y con las tres había salido lo mismo.
Espero cuatro niñas.
Hoy eran uno de esos días en los que Mail se iba hacer de las suyas y me dejaban en casa más aburrida que una ostra.
Porque según el embarazo me tiene más perezosa y consentida.
—Mami. -alce mi cabeza y mis ojos se encontraron con Mael y David.
—¿Cómo está el príncipe de mi vida?
Mael se lanzó a mis brazos, y me dio un caluroso abrazo.
—Mami, David dijo que me enseñaría a conducir.
—¿Ha sí?
—Sí, y también me dijo que debo proteger a mis hermanas y a Dania, de los monstruos.
—¿Las protegerás?
—Sí, mami. Porque soy un hombre valiente. Y los hombres valientes no deben temerle a nada.
Mis ojos se colocaron en David. Y lo fulmine con la mirada.
—Mael, mi hombre valiente ve a darte un baño y a tomar una siesta.
—Mami, no quiero dormir. -expreso él.
—Ve hacer lo que te dije, Mael Salvatierra Reith.
El pequeño hizo el saludo militar, porque sabe que cuando le digo su nombre completo significa problemas.
Tras unos minutos el pequeño acato por fin mi orden.
—Estas hermosa Aurora.
—Lo sé, David.
Rissi sonrió.
—Ahora confirmó lo que me dijo Román.
—¿Qué te dijo ese cabeza de chorlito?
—Que después del embarazo tu ego había incrementado de una forma extraordinaria.
—Tengo que auto adularme porque si no lo hago terminaré con una depresión de aquí al infierno, porque no es nada fácil gestar cuatro bebés en el vientre.
David asintió.
—¿Cómo van las cosas con Azucena?
Los ojos de David brillaron luego de escucharme mencionar su amada.
El amor. El amor…
—Justamente hoy tenemos una cita. La llevaré a bailar.
—Espero que te diga que sí.
—También lo espero, porque no quiero pasar un día más sin que ella sea mi esposa.
—¿Qué tal con Derek?
—Ese muchacho no quiere dar su brazo a torcer, pero poco a poco lograré que me acepte.
—Está a un solo paso de acostarte porque eso de ligarse en tus asuntos, un hombre que decía odiar con todas sus fuerzas el mundo ilícito está bastante fuerte.
—Que él acepté mi cargo se lo debo a una mujer.
—Cuéntame más, Rissi.
David negó.
Pero me importaba poco que me considerara una vieja chismosa.
—La madre de Dania, es hija de un mafioso.
Oh…
—Por ella mi hijo está involucrado en el mundo ilícito, como lo llamas.
—¿Y la pequeña Dania?
—Viviendo en una burbuja, y convencida de que Mael será su novio.
—Con lo galán que es mi hijo no dudaría que en unos años me presente a Dania como su novia.
—Espero que sí, porque solo a él Derek y yo le entregaríamos a nuestro tesoro Dania.
Sería estupendo que Mael colocará sus ojos en la hermosa Dania.
—Tengo que irme, Aurora.
Asentí.
—Antes de abandonar mi morada quiero pedirte que investigues que diablos está sucediendo con Kurgan. Y que es eso de la nueva ley que está estableciendo en su reino.
—Kurgan está cegado por la ambición, quiere que los trabajadores paguen impuestos hasta por respirar.
—Ese no es el Kurgan que yo conozco.
—Nunca se termina de conocer a las personas, Aurora. Deberías saberlo.
Algo aquí me huele bastante mal, y yo descubriré lo que sucede.
David dejo un beso en el dorso de mi mano y tras adularme se marchó de mi casa.
—¡Aurora…!
Malena compareció ante mis ojos con una gran sonrisa en sus labios.
—¿Qué sucede?
—Me aceptaron. Acortaron el proyecto que cree para el bienestar de los niños.
—Felicidades, Malena.
La pecadora se acercó a mí, y me abrazó con fuerza.
—Por primera vez tengo algo mío.
Me encanta verla motivada, porque Malena regreso completamente destrozada, pero hoy es un verdadero placer verla reír.
¿¡Qué diablos hiciste Kurgan…!?
—Te apoyaré en todo lo que necesites, Malena.
—Eres la mejor cuñada que puedo tener.
Iba a responder, pero el timbre de la puerta nos interrumpió.
—Iré abrir.
Malena se dirigió hacia la puerta y tras abrirla la escuché hablar.
—Si estas buscando a Mail déjame decirte que él ya no tiene ojos para nadie más que para su esposa, así que te puedes largar por donde viniste.
¿Buscando a Mail?
¿Quién es ella?
—¡¿Yo buscar a ese...?! No me hagas reír por favor.
Bueno por lo menos, sé que no tengo que matarla por colocar sus ojos en mi hombre.
—¿Entonces qué deseas?
—Necesito ver a la verduga de Mail. Por favor.
—¿Quién la busca?
Por más que intente escuchar de quién se trataba no puede hacerlo.
Observé a Malena abrir sus ojos como platos para después repasarla con la mirada.
—No puedo creerlo. -inquirió Malena y esas palabras me causaron curiosidad.
—Malena. ¿Quién es?
Vi a Malena asentir y eso fue suficiente para que la curiosidad invadiera mi cuerpo.
—¡Malena...!
—Pasa, antes de que la reina envié a sus hombres por mi delicioso cuerpo.
Malena se abrió paso para dejar entrar a la mujer a la sala de nuestro hogar.
La escaneé de arriba hacia abajo y maldije al no encontrar defecto en ella.
Se ve a leguas que es una mujer de armas tomar.
—¿Quién eres tú? -pregunte mientras la miraba fijamente.
—Es raro verla porque según su futuro esposo usted estaba postrada en una cama quejándose de los malestares de su embarazo.
Mataré a Mail. Juro que lo mataré.
—¿Quién rayos eres tú?
—Soy Itzel Salvatierra y he venido a que me ayude a devolverle la pésima broma que me han hecho, su prometido y mi esposo, Kirk.
Ante esa confesión sentí mis celos desaparecer, me levanté del sofá y me acerqué a ella. Le extendí una mis manos y la tomo sin dudar.
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Editado: 27.03.2025