El heredero del pecado. [6 De La Saga Heredero]

Capítulo 46: Sálvese quién pueda.

Aurora.

Eso de que Mail me ignoré me está llevando a la cúspide de la desesperación.

—Mail.

Observé a Mail cambiarse con una lentitud, casi abrumadora.

—Mail.

El pecador se colocó la corbata y se iba a disponer a caminar hacia la puerta, pero antes de que salir lo detuve.

—¿No le darás ni un beso a nuestras hijas? -dije con voz entrecortada, solo para que él se compareciera de mí. Porque solo así puedo lograr lo que quiero.

El príncipe de las tinieblas, giro sobre sus pies y sus ojos se colocaron en mi vientre.

—Son niños... -inquirió para después acercarse a mí. Mail se colocó a la altura de mi vientre y paso sus manos por mi vientre. —Hola, bebés.

—La doctora me dijo que pronto las sentiría moverse.

—Son niños, Aurora.

—Ve haciéndote la idea de que tendrás niñas, unas hermosas niñas que te volverán loco.

Mail rodó sus ojos. Y poco después dejo un beso en mi vientre.

—Deben comportarse bien, porque si no lo hacen su madre me cortara el cuello.

—Deja de ser exagerado.

—¿Dime que es lo que Itzel tiene planeado contra Kirk? ¿Y porque me estas obligado a colocarme traje?

Tras esas palabras se colocó sobre sus pies.

—¿No qué estabas enojado conmigo?

—No cambies el tema, Aurora. Dime de una vez por todas lo que esa loca planea hacer en contra de Kirk.

—Te diré solo si me das un beso.

—No caeré en tus juegos, Aurora.

—Entonces te quedaras sin saber los planes de Itzel.

El pecador entrecerró sus ojos.

—Me tienes hasta la coronilla, Aurora.

—Y tú me tienes loca por arrancarte la ropa.

Mail apartó sus ojos de los míos.

—Dime lo que Itzel, trama...

—No, hasta que me des lo que quiero.

—No te lo daré.

—Entonces de aquí no sales.

Mail enarcó una ceja.

—Aurora, no estoy para juegos.

—Y yo no estoy para recibir faltas de afecto de tu parte. ¿No ves que llevo tus futuras princesas en el vientre? Eres un insensible, Mail. No te condueles de tu sexi mujer, aún en mi estado. ¿Qué te cuesta darme un beso? -el señor tentación rodó sus ojos. —¿O es que ya no me quieres?

—Deja de decir disparates, Aurora.

—Entonces bésame, bésame como si no hubiese mañana.

—Me tienes...

—Enamorado, idiotizado, embobado y vuelto un etcétera todo por mi delicioso cuerpo.

—Le diré a tu madre, sobre tus trucos.

—Pierdes tu tiempo, porque mi madre en vez de regañarme me felicitara por mi gran hazaña. Así que dame el beso y termina con esto de una buena vez por todas.

—Odio caer en tus juegos.

—Se que me amas cariño.

El príncipe de las tinieblas fue acercándose poco a poco hacia mí, pero cuando estuvimos frente a frente, la puerta de la habitación se abrió y la voz de Malena inundo la estancia.

—Aurora, ya es casi la hora de la boda.

—¿Boda?

—Sí, hermano. Itzel llevará a rastras a Kirk al altar. Le pondrá las siete esposas del infierno y echará las siete llaves en el fondo del abismo.

La cara de Mail se convirtió en un verdadero poema cuando proceso la información que Malena le había dado.

—Oh, no. -después de acotar esas palabras el pecador se dirigió hacia la puerta, y salió de la habitación como alma que lleva el mismísimo diablo.

Adiós a mi beso acompaño de toqueteo, y si la suerte estaba conmigo lograría una buena revolcada.

—Malena...

La pecadora se encogió de hombros.

—Lo siento.

—Eso no remediará nada.

Malena no solo había arruinado el acercamiento que Mail y yo íbamos a tener, sino que también le había dado pase libre para que escapara de la habitación.

Genial, todo es genial.

Después de recorrer treinta minutos en auto, Malena aparcó al frente de la iglesia.

—Debo ir por Mail.

—No podrás sola.

—David me dijo que enviará refuerzos.

—Estas loca, pero debo reconocer que Mail está más loco que tú.

—Gracias por el cumplido hermosa. -le guiñe un ojo. —Es una verdadera lástima que no tenga tiempo para alabar tu belleza, Malena. Porque como sabrás tengo que ir a por el pecador padre de mis cinco criaturas.

—El embarazo además de hermosa, te tiene como una verdadera cabra, Aurora.

Lo de como una cabra no me importa, pero lo de hermosa no lo puedo dejar pasar.

Oh, no. Eso sí que no.

—Sabía que tarde o temprano todos reconocerían mi belleza.

—Aurora, el ego...

—Sálvese quien pueda... ¡No te cases Kirk...!

El tonto de Mail se encontraba corriendo de un lado hacia otro, mientras los refuerzos corrían detrás de él.

—Nos quieren atrapar Kirk. No dejes que te coloquen el lazo.

—¡Atrápenlo...! -grite con desesperación.

Ante ese mandato los enviados por David, se pudieron las pilas y atraparon al indeseable de Mail.

Observé a Mail retorcerse, intentando salirse del agarre de los hombres de negro.

Me acerqué a él, y como era de esperar él entrecerró sus ojos.

Podía ver una mezcla de furia en sus ojos, pero no me importó en lo absoluto.

—¿No te dijeron que no debes interrumpir una boda Mail?

—A ti por lo visto no te enseñaron a...

—¿A qué?

—No me jodas, Aurora... -susurró entre dientes.

—Para que veas que no soy tan mala como me pintas, te confesaré la verdad, acerca de nuestros bebés.

La mirada de Mail se suavizó.

—¿Son niños, verdad?

—No, son niñas y te toco por cuatro Mail.

—¿Qué?

—Felicidades, señor de las tinieblas. Tendrá cuatro dolores de cabeza, que te llamen papi.

El pecador se colocó más blanco que la leche.

—¡CUATRO NIÑAS...! -grito con todas sus fuerzas para después desmayarse.

Al parecer la noticia no le cayó muy bien que digamos.

Pero tendrá que resignarse, porque de que tendremos a cuatro niñas, la tendremos.

—Sáquenlo. -ordene y quien parecía el líder de los hombres de negro empezaron a arrastrar al pecador fuera de la iglesia.




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