El hijo de Kakattsu. De Yuzabit al Templo Sagrado

Me engañaron

— Es para evitar que los vidrios que rompen las balas me hagan daño — gritó la mujer para hacerse oír en el ruido del tiroteo.

— ¿Tienes tu dinero?

— En realidad son diamantes y cosas de oro, es más fácil de llevar y ocultar si nos asaltan.

— Entiendo, tranquila, te cubriré, vamos.

La tomó en brazos y volaron en el mar de balas que les llovían, pero que no les hicieron ningún daño. Cuando llegaron al lugar en el campo el hombrecito estaba contento por verlos volver sanos y con los sacos llenos de joyas. Esa noche ellos mandaron al hombre de piel verde para que buscará agua, como quería volver luego con sus amigos, uso sus poderes, los que casi nunca usaba por miedo que ellos lo vieran como un monstruo, ya que todavía estaba preocupado que si sabían que él era capaz de hacer cosas así le temieran, se devolvió casi enseguida, cuando llegaba escuchó algo que lo dejó como estatua.

— Que idiota, nos ayudó a robar esa joyería sin darse cuenta — el enano tomó un brazalete y una corona, y se las probó.

— Solo es inocente tío ¿Por qué no le decimos la verdad? Creo que nos entendería.

— Estas loca, pasas mucho tiempo con él, recuerda a tu madre, quieres que te pase a ti lo mismo que a ella.

— No.

— Además, ya no lo necesitamos, tenemos lo necesario para hacer realidad nuestro sueño, tendremos una casa y podremos vivir tranquilos el resto de nuestra vida.

Ninguno de los humanos se dio cuenta de la sombra que estaba escuchándolos, hasta que "amigo" se acercó al fuego.

— ¿Por qué me mintieron? Ahora soy un ladrón.

— ¿De qué te quejas? Te dimos abrigo, te hemos cuidados, te enseñamos nuestras costumbres, considera esto nuestra paga — le respondió Kulla molesto.

— Me hicieron robar.

— A nuestro ritmo nunca hubiéramos juntado esta fortuna en toda nuestra vida, ahora si quieres irte puedes hacerlo, ya no te necesitamos ¿Verdad Encal?

La jovencita solo bajo la vista para no encontrarse con la del hijo de Kakattsu.

— ¿Por qué me hicieron esto? — repitió sin poder aceptarlo — yo pensé que me decían la verdad, me engañaron — reiteró entre choqueado y molesto.

— Deja de quejarte, ya sabes cómo vivir en este mundo, no sé de dónde vienes, pero no creo que sea mejor que esto, todos tienen que luchar para sobrevivir y solo el más fuerte lo logra. Yo era como tú cuando joven, creía en la gente, íbamos con mi hermanita dando felicidad a los demás con nuestro acto, pero el mundo es oscuro y retorcido — empezó a llorar de rabia y dolor  — con mi porte no pude salvarla, unos tipos abusaron de ella, la pobre luego de eso perdió la razón, esos animales... cuando se fueron la ayude, pero ya no volvió a hablar, cada día se apagaba un poco más, luego que nació mi sobrina vivió solo unas horas más y murió, los médicos no supieron de que, yo sí, ella no quería seguir viviendo luego de lo que le pasó. Yo quede solo con una bebé recién nacida, nadie me ayudaba, me trataron como a un perro, quisieron quitarme a mi niña porque decían que no podía cuidarla, tuve que entrar al hospital y llevármela, en ese momento juré que haría lo que fuera necesario para que ella no viviera lo mismo que su madre. Desde ahora nunca nadie más nos volverá a tratar como personas de segunda clase, nosotros seremos los que manden, nadie volverá a dañarnos... — se limpió la cara, para volver a su actitud hosca — aprende esta lección amigo — dijo irónicamente — demonio, humano o lo que seas, quien es poderoso y tiene dinero es quien puede mandar sobre los demás, y vivir como quieran.

— Eres un maldito embustero — el hombre verde lo tomó del pecho.

— Al menos yo te trate bien, o crees que esos de los pueblos que robamos serían más amables con un monstruo como tú, mátame si quieres — miró a su sobrina — todo el dinero que hemos recaudado lo tengo en una cuenta a tu nombre mi niña, nadie te hará daño, corre, llévate las joyas, yo distraeré a este animal — tomó una pistola y empezó a dispararle al gigante en la cara — CORRE.

"Amigo", molestó, lo tiró contra el carromato, por suerte para el hombrecito suave, a pesar de eso de su boca salió un poco de sangre.

— CORRE ELCAL, SALVATE — alcanzó a decir antes de caer desmayado.

— NO, TIO — ella se puso frente al enano, y empezó a golpear al hombre gigante en el pecho — NO LE HAGAS NADA, MONSTRUO, ERES UN ANIMAL, CON RAZÓN TODOS TE TIENEN MIEDO, SI VAS A MATAR A ALGUIEN QUE SEA A MI, EL HIZO TODO POR PARA QUE YO TUVIERA UN MEJOR FUTURO.

El hijo de Kakattsu se dio vuelta y voló lejos, a un desierto donde se quedó por semanas, sin tomar agua. Ya no quería tener contacto con nadie, se siente sin ganas de vivir, quería olvidarse de todo, se sintió cómodo al lado de los dos, tenía una tranquilidad y alegría muy grande, pero ellos se burlaron de él.

Por suerte, cuando ya estaba casi inconsciente, a pasos de la muerte, un ser alto, con el cuerpo totalmente cubierta con vendas, de ojos oscuros, se le acercó, lo tomó lo mejor que pudo, le dio agua y se lo llevó a una cueva cercana.

Cuando el hombre verde despertó en un primer momento pensó que estaba muerto, pero el dolor de su cuerpo y su sed le dio a entender que todavía estaba vivo. Sintió a una persona cerca.

— Que bien que ya estas despierto ¿Cómo te sientes amigo? — preguntó el humano.

Al escuchar esa última palabra, el hombre verde se enfureció tanto que tomó al otro del pecho.

— No me digas así... — dijo fuera de sí.

— Tranquilo, está bien, no te diré así, descansa.

Fue tanto el esfuerzo que hizo que cayó de nuevo en la inconsciencia. Por fin en la noche con el aire fresco despertó de nuevo, encontró al hombre cubierto de vendas a su lado, sentado en el piso dormitando, a sus pies estaba todo lo que utilizó para bajarle la fiebre que tuvo, el hijo de Kakattsu se trató de incorporar.

— ¿Qué haces? Debes mantenerte acostado.



#6069 en Fanfic

En el texto hay: esperanza, amistad, dolor

Editado: 24.04.2020

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