Cuenta una leyenda, que todos nacemos con un hilo rojo, invisible al ojo humano, atado a la persona que amaremos por siempre, sin importar el tiempo, el lugar o la circunstancia, el hilo se puede estirar, contraer o enredar, pero jamás romperse.
Takeshi es un chico de ciudad, luego de que su novia terminara con él, decide encerrarse en su apartamento de hotel por la noche. Su habitación tiene un gran ventanal que le permite la vista a una parte de la ciudad y el hermoso mar. Sin darse cuenta de las consecuencias, pide el deseo de poder encontrar el amor de verdad, sin saber que una estrella fugaz pasaría y le concedería dicho deseo.
Desde aquél momento la vida de Takeshi cambia, él podrá ver el hilo rojo que lo une a otra persona desconocida por la noche, así que emprenderá un viaje en busca de dicha persona, pero cuando sale el sol el hilo desaparece, y cada vez que se acerca más y más a esa persona el hilo va desapareciendo aunque esté la luz de la luna en el cielo.
Kazuo de un día para otro comienza a tener ideas sobre pinturas, y las lleva a cabo por las noches ya que por el día tiene que estudiar. Pinta el rostro de un chico que no conoce en distintas situaciones, no sabe su nombre, sólo lo siente completamente familiar, cómo si lo conociera de otro lugar. Tarde o temprano todo se saldrá de control cuando siente la necesidad de hacer un dibujo nuevo cada vez en un tiempo más corto, aunque el cansancio quiera vencerlo.