El Hilo Del Destino

Capítulo 2

Tengo los ojos completamente cerrados, y las cortinas están igual, por lo cual la luz de la cuidad no entra a mi apartamento. Igualmente había una luz roja muy cerca de mí, tanto que no necesité abrir los ojos para darme cuenta que estaba al lado mío. Al hacerlo, entré en pánico totalmente, ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué tengo ese hilo tan brillante en mi dedo meñique? La respuesta: no lo sabía.

 

Intenté sacármelo, pero se me había vuelto completamente imposible, no podía tocar el hilo, no obstante lo podía sentir y observar. Me levanté de la cama mientras intentaba quitarlo con todas mis fuerzas, pero este no se iba, ni su brillo se extinguía.

 

¿Por qué? Me preguntaba una y otra vez, ¿Cómo era posible? Había visto antes la leyenda del hilo rojo, pero nunca había creído que era real, y según dice la leyenda, nadie podía ver el hilo porque era invisible, pero… ¿Por qué lo estoy viendo yo ahora mismo?

 

Esperé un poco hasta que la calma llegó, miraba una y otra vez ese hilo que tenía en el dedo meñique y nunca se me ocurría la razón de por qué lo podía ver. El deseo que pedí anoche llegó a mi mente provocando que quede boquiabierta «Amor de verdad, si tan solo existiera ese amor muéstramelo de una vez»

 

Quedarme allí pensando o ir a buscar a la persona que sería el amor de mi vida. Una decisión como esa podría cambiarlo todo. No demoré mucho para levantarme e ir a cambiarme para salir.

 

Opté por un jean, una remera blanca y una chaqueta, mientras mis zapatos eran blancos. Luego de vestirme adecuadamente salí del apartamento en busca de una persona que está la posibilidad de que no la conozca.

 

¿Y si llega a ser mi ex? Me preguntaba una y otra vez. «El hilo se puede estirar, enredar y contraer» Cuenta la leyenda, así que esa posibilidad estaba… pero supongo que cuando conoces al amor de tu vida estarías con esa persona en las buenas y en las malas, no le pondrías los cuernos. La idea de que sea ella se esfumó de a poco.

 

¿Entonces quién será? Tal vez una persona que yo conozca pero nunca le presté atención.

 

Dejo de hacerme ese tipo de preguntas para comenzar a caminar por el pasillo por donde iba el hilo, la verdad era bastante extraño todo, el hilo brillaba y era completamente hermoso, pero en aquel momento era solo yo quien lo veía. Al llegar al ascensor, entré y apreté el botón para ir a la planta baja del edificio.

 

Al salir, me encontré con muchas personas caminando por todos lados, la mayoría se encontraba en la calle, pero igualmente el salón principal del hotel estaba igual de repleto. La mayoría estaba vestida de forma formal, mientras yo… bueno, me encontraba vestido para algo más casual.

 

Salgo del hotel y veo hacia donde se mantiene el hilo, está en una dirección recta, y parece no moverse, eso quiere decir que la persona que tiene la otra parte del hilo podría estar durmiendo… tal vez. Comienzo a caminar entre la multitud, todo está iluminado por lo cual agradezco.

 

Las personas atraviesan el hilo y este cada vez que eso pasa se ilumina un poco más por unos segundos, es algo completamente extraño. Suspiro y continúo caminando intentando no prestarle atención a eso.

 

Mi teléfono comienza a vibrar en mi pantalón por lo cual lo agarro y veo de quien se trata. ¿Y ahora qué quiere? Me preguntaba una y otra vez, opté por no aceptar la llamada, ayer me dijo que no quería estar más conmigo y ahora me llama, es un tanto contradictorio todo.

 

Continuo caminando entre la multitud mientras choco con alguna que otra persona sin querer. Tokio es la ciudad que no duerme por las noches, siempre se encuentra iluminada y activa, las personas la mayoría de el tiempo se encuentra caminando por sus calles ya que trabajan por la noche.

 

Mantengo mi mirada firme, por suerte hoy pude dormir una siesta a la tarde porque si no estaría a punto de dormirme en este preciso momento.

 

Cruzo la calle cuando el semáforo se pone en verde y un bostezo sale de mi boca, camino con la multitud en completa calma. Tal vez lo mejor sería ir al subterráneo y tomarme un tren que vaya hasta algún lugar recto, algún lugar en el cual pueda al menos acercarme más a mi destino desconocido.

 

Camino unas siete cuadras hasta llegar a la entrada del metro, bajo las escaleras y me encamino por el pasillo hasta llegar a donde pararía el tren que me tomaría. Mi teléfono volvió a sonar, ¿Y ahora qué? El nombre de mi ex se veía en la pantalla, vaya que era insistente. Atendí y me coloqué el teléfono en el oído.

 

—Takeshi, mi amor, yo te amo —Decía una y otra vez, lo primero que pensé es que me estaba jugando una broma de mal gusto, lo segundo era que estaba borracha. 

 

—¿Has estado bebiendo de más? —Pregunté, su respuesta fue una risa, por lo cual era obvio que sí había tomado de más.



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En el texto hay: amor gay, romance, hilo rojo

Editado: 02.08.2018

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