El Hilo Del Destino

Capítulo 10

Mis ojos buscan por cada parte del tren su rostro, sé que nuestro acuerdo era encontrarnos a la noche, pero los nervios se sienten cada vez más y eso hace que tenga la necesidad de verlo. Dios, ¿Cómo es posible de que una persona que ni siquiera conozco se haya vuelto lo principal para mí? Sin duda, no encontraba la respuesta.

En ninguna parte de mi viaje de regreso a casa me lo encontré, sin embargo, con cada paso cerca de mí, persona que veía o sombra que encontraba esperaba encontrarmelo, sin duda muero de ganas que caiga la noche.

Además, podría saber por qué él sabe mi nombre, por qué cada vez que lo veo hace que mi corazón se acelere más de lo normal. Y por qué siento que él está unido al hilo, podría ser... no lo sé.

Mi corazón se acelera al recordar eso, no puede ser. Todo encajaba, la noche en la fiesta, lo vi por primera vez, justo cuando me estaba yendo de allí, y en aquél momento el hilo había desaparecido. Todas las veces que me crucé con su persona el hilo no estaba, todas las veces que me crucé con Kazuo lograba que mi corazón se acelerara, y que yo me sienta bien.

Él... ¿Será? No, ¿O sí? Él podría llegar a ser la persona que tiene la otra parte del hilo, todo encajaba a la perfección, ¿Cómo no me pude haber dando cuentas antes?

Yo y Kazuo estamos unidos por el hilo del destino.

Llego a mi apartamento y cierro la puerta detrás de mí, camino hacia mi habitación y me tiro en la cama, necesitaba esto, necesitaba mi cama. No obstante, además de haber descubierto quién tiene la otra parte del hilo, o a menos una hipótesis de esa persona, hay algo que no me deja pensar con claridad, y es el hecho de sentir que todo está siendo demasiado fácil.

Si bien la nieve llegó a la ciudad, y ya paró, las personas se encuentran confundidas, preguntándose la causa. Yo a diferencia de ellos tengo la sospecha de que tiene que ver con el hilo, que podría estar afectando tanto a mis amigos, como Midori, y en este caso a el clima, pero ¿Cómo parar esto?

Bufo al intentar dormir y no lograrlo, los nervios no me lo permiten, y lamentablemente faltan horas para el encuentro con Kazuo, esto es demasiado estresante.

Busco algo para entretenerme, así que decido agarrar el control del televisor y encenderlo con el mismo, suspiro al ver que lo primero en aparecer es una película de cuál no tengo mínima remota idea, cambio de canal buscando algo mejor y me encuentro con otra, solo que esta ya la había visto, y realmente me encanta.

Me quedo allí, mirando la película y por unos minutos me desaparezco del mundo real y entro en uno de fantasía, aunque en este momento ya no sepa diferenciarlos, porque todo lo que está ocurriendo en mi vida parece ser pura y absulta fantasía. Digo, no es muy normal que de una noche a otra puedas ver un hilo brillante que es vivible para las demás personas de la tierra. O bueno, creo que solo para algunas, quién sabe, tal vez hayan más personas que lo puedan ver.

Decido buscar mi teléfono entre mis cosas y cuando lo encuentro noto algo extraño, mi fondo de pantalla es diferente, antes me encontraba yo mirando por la ventana de mi apartamento, ahora lo único que hay es oscuridad, tal vez sea un problema del celular, quién sabe.

—Que extraño —Digo mirándolo, de la nada mi celular se apaga, y luego se enciende, apareciendo nuevamente la foto en la cual yo miro por la ventana de mi apartamento—. Okey...

Dejo mi teléfono porque realmente se encuentra descontrolado y vuelvo a mirar el televisor, dios, aún faltan unas horas para el encuentro con Kazuo. Me levanto de la cama y me acerco a mi armario, agarrando allí la vestimenta con la que iba a ir.

—¿Formal o informal? —Me pregunté en voz alta.

Bueno... si llego a fracasar lo mejor sería hacerlo con estilo así que... formal. Agarro el traje negro con corbata blanca, y los zapatos negros. Me encamino hacia el baño y suspiro, ya allí me desvisto y enciendo la ducha.

Siento el agua caliente caer por mi cuerpo y una sonrisa aparece en mi rostro. No sabía el por qué de todo lo que había sucedido hasta el momento, si no el cómo, pero sabía que a pesar de todo, Kazuo no lograba salir de mi cabeza, y eso aunque a veces me parecía fastidioso, en aquél momento me gustaba que sucediera.

Me mantengo unos minutos allí, sintiendo el agua recorrer mi piel para luego caer, tocar el suelo, e irse por el drenaje. Es como el hilo, se va, desaparece, pero siempre está allí.

Salgo de la ducha, me seco y me pongo el traje, camino hacia la sala de casa, dios, no queda nada. Unas horas más y me encontraré en persona con Kazuo, los nervios crecen más y más al recordarlo.

Recorro la sala y camino hacia mi habitación, allí abro un cajón y saco uno de los perfumes que tengo, me lo coloco y vuelvo a la sala, en la cuál me miro al espejo. La verdad es que no me veo nada mal, bueno, al menos eso creo yo, me siento seguro de mí mismo en este momento.



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En el texto hay: amor gay, romance, hilo rojo

Editado: 02.08.2018

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