El hombre de los mil pedazos Pt1

Un sabor directo

UN SABOR DIRECTO

¿Recuerdan cuando les conté de cuando ayudé a Marcos con sus fotos? después de ese dia, amaneci con una rara marca en la clavícula que solo yo puedo ver al parecer, por alguna razon tenia el numero 998, descubri que solo yo la puedo ver despues de lo que sucedió la otra noche cuando salí con Marco y Eva.

Nunca he sido alguien que salga mucho a fiestas, aunque siempre he tenido mi filosofía de vida donde no deberían quedarse con las ganas de vivir alguna experiencia, salir a fiestas o lugares no es mi actividad favorita pero no quita el hecho de que las disfrute. Volviendo un poco al tema, el día martes, durante nuestra practica de Psicologia, Marcos y Eva me comentaron que tuviéramos una actividad juntos, ya que desde hace mucho no teníamos una salida asi despues de un inconveniente que sucedió entre nosotros. Solo los escuchaba esperando que no llegaran a ningún punto, normalmente no me toman mucho en cuenta debido a que casi no me gusta salir o mis ideas de diversión son muy diferentes a las de ellos. Después de un largo rato, los deje de escuchar, había asumido que no habían llegado a nada, por fin iba a poder disfrutar mi noche de series, café y palomitas. Lastima que ese sentimiento duró muy poco, ya que unos minutos después de haber acabado la práctica, me acorralaron como si fuera ganado y supe que mi gran descanso se había cancelado.

-Tienes 3 opciones -Me dijo Eva con un tono risueño con su mirada fija- Sabemos que no eres de las personas que les guste salir pero, no nos importa en lo más mínimo, eres muy aburrido, sal a divertirte con nosotros.

-Algo innecesario ese comentario Eva pero el punto no es ese -mencionó Marco- Sabemos que te gustan mucho las tramas de psicópatas, por lo tanto podemos ir a ver la nueva película de You.

Les hice un gesto con el rostro de incomodidad, ya que para eso podía verla tranquilamente en mi cama.

-Nada te parece -dijo Eva- La otra opción es que vayamos a la nueva terraza que abrieron aquí cerca, Quinta Imperial se llama.

-Creo que se equivocan de amigo -les dije con un tono sarcástico-

-Buenoooo... -me respondió Eva volteando los ojos- Podemos ir al nuevo café que está cerca del centro, tiene música en vivo, libros, café, películas, puede gustarte aunque sea un poco.

-Que diferencia de plan eh -les conteste riéndome- ¿Que estamos esperando?, agarra las llaves Marco y vámonos. Para lo siguiente que va a suceder cabe aclarar que el carro es de Marco, por lo tanto yo no podía elegir la ruta.

-Me avisan cuando lleguemos a la cafetería, tengo mucho sueño, tengo muchas ganas de escuchar jazz en vivo -mencione de forma alegre, después de un pequeño bostezo.

Fueron pasando las horas y aparte de el gran acumulo de sueño, también se sumaba la gran cantidad de ruido a mi alrededor, algo desconcertado, desperté y no entendía a dónde nos dirigimos, decidí cerrar mis ojos de nuevo, hasta que alguno de los dos me hablara, error mio.

De una forma muy emergente empezó a sonar una alarma de carro muy cerca mio, asustado desperté con los ojos más abiertos que cualquier otra cosa en el mundo.

-Que carajo -Dije con un tono asustado, al no saber ni siquiera donde me encontraba.

Voltee a ver a los lados y no estaban ni Eva, ni Marco, me encontraba en un estacionamiento a mi parecer, solo miraba carros a mi alrededor y una especie de terreno muy obscuro. Ignorando de lado que estaba en un lugar que ni siquiera conocía nada acerca de por ahí, tampoco había nada ni nadie que me pudiera decir donde me encontraba, afortunadamente el carro se encontraba abierto, aparte de sentir un que se empanizan mis ojos de tanta tierra que había, el volumen de la música que se escuchaba era anormal, escuchaba mucho del genero urbano y movido. Empecé a caminar a lo que parecía una entrada, había un guardia de seguridad, o bueno, el intento de uno. Fue ahí donde me quedo claro donde estabamos, para mi era muy sospechoso que hubiera dos opciones buenas y una mala, la película de Joe, ni siquiera está en cartelera ya Marco no le gustan para nada los lugares de música en vivo, una vez asimile eso, supe que me encontraba en el estacionamiento de la nueva quinta, la gran “Quinta Imperial”. Como les dije, a mi no me repugnan las fiestas, solo no son de mis cosas favoritas en cuanto a entretenerme, aunque, como digo yo, nunca hay que negarse a algo, sobre todo a una nueva experiencia, ya que nunca sabemos cómo puede acabar algo.

Decidido, fui caminando, con una cara de muerto a más no poder, parecía un zombie recién revivido.

-Su boleto por favor -Exclamó el guardia que tenía yo enfrente.

Después de haber escuchado eso, saque uno de mis últimos billetes, costó 200$ pesos por probablemente hacer alguna estupidez que iba a recordar toda mi vida. Entre y lo primero que note, fue que había el quíntuple de personas que hay en una fiesta, si les soy sincero esto no es mi tipo.

-Heeey! Andrés -Gritó Eva- ¿A donde vas aguafiestas?

Sin tener otra opción me acerque, empezaron a explicarme que, como yo suponía, si estábamos en la inauguración en la Quinta Imperial, solo querían buscar una excusa para poder sacarme de mi madriguera, cosa que no me dio gracia. En el momento si me senti algo enojado con Eva y Marco pero tengo que agradecer fuertemente ese sentimiento por lo siguiente que paso.

Me dirigía hacia la barra de bocadillos dispuesto a callar mi enojo con una buena cantidad de chucherías que había ahí, pese a que era una fiesta de chavos, había una gran variedad de alimentos, aunque elegí alimentar a mi niño interior y decidí servirme un plato de cereal de bolitas de chocolate, mi favorito y, antes de que piensen mal, era un estilo de buffet, había chucherías, carne, fruta, pan y demás. El cereal de bolitas de chocolate es mi favorito desde pequeño, así que si mi noche no iba a ser la mejor de todas, al menos debía disfrutar lo que podía, así que me serví una buena cantidad, total, esos 200 pesos tenían que servir de algo.



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En el texto hay: emociones, problemas, romance

Editado: 26.12.2025

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