Pasaron días, semanas , 2 meses de aquella situación, y Luna y Arturo se habían vuelto buenos amigos, las gemelas no molestaban más a luna, tal vez por las amenazas aunque también tal vez por luna era amiga de Arturo y es que, más rumores se corrieron, ahora Arturo no sólo era el “apacigua leones” no, ahora también era el “penique” pues contaba con dos caras, una amable que la daba en clases y cuando hablaba a los alumnos y otra mala y arrogante cuando se enfrentaba a los demás, no preguntaba cual era la situación en sus hogares, no, Arturo atacaba directo, a la raíz destruía el problema desde lo más profundo, pensó en cobrar para que el protegiera a quienes pagaran, pero la avaricia ya no le surtía el mismo efecto y ahora buscaba ganarse el dinero, joyas y lujos de forma honrada sin mentiras o estafas de por medio.
-Luna-Le dijo un día mientras caminaban codo a codo y luna lo agarraba por el brazo- ¿En verdad soy tu amigo? ¿O es que solo estas a mi lado por que nadie te molestara así?- Luna lo miro con extrañeza, Arturo no hablaba mucho con ella pero cuando lo hacía era con risas, le contaba una historia, o le preguntaba que como iba su día, le decía que no le gustó su almuerzo, o le contaba como era su día, pero jamás le había preguntado si en verdad lo consideraba su amigo.-Luna respondió
-Si, aunque la vez que me quitaste el collar me hizo odiarte un poco, te e conocido un rato y creo que eres una buena persona, a punto de descarriarse pero te mantienes firme en un ideal, no se cual sea ese ideal pero creo que son buenos ideales, sin duda eres mi amigo y recuerdo, que no te hable por una semana entera y en esa semana que yo no era tu amiga las dos gemelas no me volvieron a molestar, no te preocupes no te uso como dragón guardián- Se paro frente a Arturo de un salto y con una esbozante sonrisa le dijo- Eres mi mejor amigo- Arturo se tranquilizo, aunque no mucho, pues recuerda que les dijo a las gemelas que Luna se juntaba con el, pensó ¿y si talvez, por eso no la molestaron? No lo sabía con certeza pero si sabía que después de esa semana en la que Luna no le habló el fue el que se acercó a ella y no al revés por ende supuso que lo que Luna le dijo era verdad , si lo usará como dragón guardián ella hubiera sido la que se le hubiera acercado y no alreves.
-Bueno, supongo que es verdad- Dijo Arturo con una tranquila voz- Lo siento por dudar
-Si, no te preocupes supongo es normal, y es que inspiras miedo creo yo que todos te quisieran como amigo solo por ello pero yo te quiero como amigo por que me caes de una muy buena forma ven vamos tenemos que alcanzar almuerzo-Dijo Luna y lo llevo corriendo agarrado de la mano, lo llevo a donde el almuerzo se suele comprar cuando el dinero ciertamente no llega a alcanzar, un puesto ambulante.
Compraron su almuerzo y ese día Arturo, encontró a su segundo amor, a Luna, se dio cuenta de una cosa, su amistad era verdadera no sólo un mal chiste, sabía que Luna no hablaría mal de él a sus espaldas y con la misma certeza que eso sabía, sabía que Luna estaría ahí para el cuando el lo necesitará.
Aunque el segundo amor no fue como tal Luna, fue más bien el sentimiento de pertenencia, pertenecía a algo, no muy grande pero si muy especial, pertenecía a una amistad una amistad inquebrantable una amistad que con los años y el paso del tiempo no se oxida, no, no lo hace, no lo hace por que ni el tiempo puede parar esas amistades, es de esas amistades que sabes con fe que si hay otra vida seguirás con esa persona, lo sabes por que te diste cuenta de ello, lo sabes por que lo sientes, lo sabes por que lo has visto, amistades, amistades que no se deben dejar, amistades que por más difícil que se pongan y por más cuelguen de un hilo que poco a poco se incendia hay que hallar la forma en que el fuego se pueda apagar.
“Una amistad inquebrantable vale mil veces, que una familia que te suele odiar”