El jardín del caballero

Capitulo 11-No compras el amor de la sencillez con dinero

Arturo con todo el dinero ahorrado había ya comprado los pendientes y se encaminó a donde Luna comía sola en una banca del patio de receso. 
-Luna, se que te lastime-Dijo Arturo con palpable paz- Pero a pasado un año y, creí que nos volveríamos a hablar en ese lapso de tiempo, me di cuenta tal vez tarde de que no sería así, pero… me gustaría pedirte perdón 
Luna estaba enojada, aún más, ahora más que nunca, un año, un año había pasado desde que dejaron su amistad de lado y solo llegaba a pedirle disculpas como si nada, Luna pensaba que hubiera sido mejor que Arturo no dijera nada y olvidar la amistad que un día tuvieron. 
Pero le contesto a Arturo tranquilamente 
-y ¿Qué? ¿solo eso? Perdón y ya esta, te bastaría con eso, pensé que te acercarías en un punto, dejaste pasar tanto tiempo Y solo vienes y me dices perdón, como si el tiempo lo hubiera borrado, como si no me hubieras dejado sola un año. 
-Arturo rápidamente comprendió, era cierto como había sido tonto, hubiera sido fácil pedir perdón antes decirle que todo había sido un malentendido pero se quedo callado y en un año no hubo palabra de Arturo hacia Luna, no, no había habido nada, nada de nada ni siquiera un hola, ni siquiera una mirada, simplemente nada, a sabiendas de que Luna estaba más que enojada Arturo saco rápidamente los pendientes de perlas y se los mostró a Luna con las palabras- Son para ti, ¿Te gustan- Arturo esperaba una reacción extremadamente positiva, esperaba que Luna saltará de emoción, y lo abrazara, esperaba que Luna llorara y que dijera que siempre espero que Arturo llegaría con un regalo caro para ella. 
Que tonto que era Arturo, no lo comprendió al instante por que cuando vio los ojos de Luna, casi pudo ver el mismo infierno, como si llamas ardientes se reflejarán en sus ojos, y Luna por supuesto que estaba enojada si pudiera describir su enojo de una manera no literal, podía cocer un pavo recién cazado a lado de Luna el enojo de Luna era ardiente cual horno de fundición. 
-¿unos pendientes de perlas?-Dijo Luna enojada casi gritando- Es patético- continuo- un año, escúchame bien Arturo un maldito año en el que me abandonaste, a sabiendas que yo no tenía amigos, a sabiendas que yo… yo te amaba-Luna rompió a llorar y se fue corriendo en la rabieta, no tomó los pendientes solo corrió. 
Arturo de una cosa pronto cuenta se dio, sabía que Luna lo amaba y el la amaba a ella pero pensó, pensó estúpidamente que podría comprarla con un regalo caro, pero como es que compras algo ¿Qué ya es tuyo? Arturo no sabía que no debía comprar el amor de Luna pues su amor ya era de el. 
 

 



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En el texto hay: castillos, muerte, dragones

Editado: 11.03.2024

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