Pero no murió, sería anticlimático, que clase de historia acabaría a la mitad, quien sería yo si no te dijera que Arturo sigue vivo.
Arturo dormido en ese callejón paso pocas horas, y una jovencilla de 2 años más que el lo vio, vio lo que parecía un vagabundo, pero al enfocar la vista noto, noto a “Penique el cobrador” la jovencilla tuvo un contratiempo con el hace rato, pues fue una de las tantas deudas cobradas con violencia, al principio al verlo en esa situación tan desagradable pensó en dejarlo morir, dejarlo a su suerte y que en unos días los perros se lo comieran y las ratas lo roerán, pensó dejarlo ahí para que días después su cadáver putrefacto apestara y todos se dieran cuenta que había un muerto en el callejón.
Por otro lado pensó salvarlo y torturaron ella misma, en ese ataque a su casa perdió todo, los cobradores fueron agresivos y Arturo el más malo, cuando la joven intento cerrar la puerta en su casa, Arturo la pateo y tiro al suelo, solo para arrastrarla de ambas manos y encadenarla a una cañería, a este punto Arturo era una basura y sin embargo la joven tuvo otra idea.
Salvarlo para que este pidiera perdón y se arrepintiera de sus pasados actos, tal vez recibiera una compensación monetaria o algo parecido, así que como pudo arrastro a Arturo a una choza apartada unos 20 minutos de la ciudad en un lúgubre bosque.
Lo cuido y lavo mientras Arturo despertaba del coma, lo mantuvo vivo como pudo gracias a un doctor que le inyecto suero y vitaminas vía intravenosa, lo llevo a cirugía pues tenia varias costillas rotas y ahora también una excelente cicatriz que le atravesaba el ojo derecho.
Pasaron 3 semanas y al fin Arturo despertó, La chica lo mantuvo vivo y Arturo destanteado del tiempo y adolorido se levantó solo para ver a la chica revisa papeles sentada en una silla frente a una mesa pequeña de forma redonda.
-Arturo se paro sobre el sillón en el que se encontraba acostado y preguntó con temor- ¿Dayana?
-La misma y en persona escoria- Respondió la joven Dayana- ¿Algo que decir?
-Si, ¿Qué hago aquí?
-Nada, no hacías nada, llevas en coma tres semanas, te encontré casi muerto y me tente el corazón trayéndonos aquí, aunque hubiera preferido dejarte morir pero mi madre no me enseñó eso
-Puf- Exclamó Arturo con dolor y monotonía- Supongo, que gracias y perdón, perdón por lo que hice
-Nada, no lo arreglas todo con un perdón- Dijo Dayana quien le aventó los papeles a la cara, papeles que eran cuentas de hospital, pagos de agua y drenaje pendientes, medicamentos a pagar, renta y impuestos, Dayana debía demasiado y Arturo vio la cuenta con terror
-¿Esto es… lo que debes?-Dijo preocupado
-Si, y en mayor parte es debido a tu culpa, tuve que pagar múltiples cirugías, y varios medicamentos, cuando me di cuenta todo estaba yendo por parte de prestamos del gobierno, ahora no tengo ni de comer, ni como pagar tus estúpidas cirugías, el funeral hubiera salido más barato- Acabo todo con un suspiro y subió a su habitación
Arturo se sentía culpable, ahora una antigua deudora lo estaba cuidando, deudora que había humillado, por culpa suya Luna y su abuelo estaban muertos, por culpa suya ya no tenía nada, ni siquiera algo que perder, ni nada que ganar.
La vida de Arturo estaba pendiendo de un hilo y fue en todo ese ajetreado movimiento cuando descubrió su tercer amor.