El Jefe de mi Esposo

Capítulo 2

Rompimiento.

—Permítanme levantar esta copa para mi encantadora Sarah. Si no fuera por ella… —La Sra. Cross se detuvo un momento para cerrar los ojos y concentrarse. Había tomado más copas de las que se permitía habitualmente—. No habría podido celebrar este día sin su ayuda, ya que han pasado tres años desde su último pastel de cumpleaños… mi encantador y ocupado chico… Te quiero, Adam… Te quiero mucho, cariño —en este punto, ella ya estaba arrastrando las palabras hasta el final.

—¡Aww! Gracias, Carol. No te preocupes… siempre serás parte de este día —Sarah respondió y los ojos de Adam se dirigieron a ella antes de mirar su mano que vino a sostenerse sobre la mesa.

Él se preguntó por qué ella haría lo mismo…

 ¿Por qué no respetaba sus límites? Y, por si fuera poco, pudo oír a Karen susurrando.

—¿Te ha propuesto matrimonio? Quiero decir que ya está más que asentado. Ahora es el momento perfecto. Prométeme que me lo dirás el momento en que te lo proponga —Y, el momento en que Sarah soltó una risita fue como un golpe en sus entrañas.

Al volver a casa, Sarah pudo notar la tensión en su mandíbula. Por supuesto, ella sabía que a él no le gustaban las fiestas, pero era su cumpleaños, ¿no? Y, ¿quién no va a estar contento después de ver a su madre después de meses?

—Umm... ¿No quieres saber lo que te he comprado? —Una sonrisa de satisfacción siguió a su pregunta y él puso los ojos en blanco—… Vamos, Adam… veremos quién se ríe después de ver mi regalo —Diciendo esto Sarah se dio la vuelta y sacó una caja cuadrada envuelta en color rosa—. Déjame enseñarte

Sus manos se concentraron en quitar el envoltorio antes de abrir la caja y mostrársela… Entonces su sonrisa se encogió antes de entrecerrar los ojos.

Un costoso reloj Patek Philippe le miraba fijamente.

—¿Esto es real? —Preguntó y ella asintió con vehemencia.

—Sí… —Sarah curvó la boca cuando lo encontró tirando de su coche hacia un lado. ¿Iba a besarla?

—¿Cómo? ¿Es...? ¿Por qué? —Preguntó agitado.

—¿Por lo que crees que estaba trabajando horas extras y haciendo un trabajo? ¡Por supuesto!, para hacer esta fiesta para ti y comprarte este hermoso regalo… Ahora, póntelo… —ella apretó la boca excitada y finalmente soltó una risita cuando lo encontró apartando los ojos del reloj.

—¡Sarah! Vamos a terminar… —Ella literalmente saltó dado lo fuerte que fueron las palabras, pero luego se confundió.

—¿Qué? ¿Adam?

—Ya no me veo con un estúpido como tú. Ya es suficiente… —el hombre golpeó el volante haciendo que sus ojos parpadearan.

—Adam… ¿Qué pasa? Yo…

—¿Quién gastaría sus seis meses de valor en una estúpida fiesta de cumpleaños y un reloj? ¡Tú...! ¡Tú eres! ¡No lo puedo creer!

—¿Qué estás diciendo? Pensé… pensé que debía trabajar para conseguirte algo que fuera digno de ti… Adam… Adam, dime… que no estás hablando en serio —Ella puso su mano en la muñeca de él y trató de tirar de su mano cuando él apartó su toque.

—Eres tan ciega… A partir de este momento, vamos a terminar con esto. No significas nada para mí ahora.

—Adam… estás bromeando, ¿verdad? No puedes dejarme por esto. No puedo… no puedo estar sin ti… tú… Estás bromeando, ¿verdad?

—Realmente no eres para mí, Sarah. Eres una idiota. Y, solo un idiota querría pasar su vida contigo —Sus palabras la cortaron profundamente.

Parecía serio. Todo esto estaba sucediendo realmente.

—¿Qué? —ella susurró sin entender realmente de dónde venía todo esto.

 ¿Qué había hecho?

—¡Sal de mi coche, ahora! —Ella parpadeó un momento antes de mirar a la puerta. Pero luego inhalando fuertemente lo miró de nuevo.

—Adam… yo… vivo contigo…

—¡Fuera! —Esta vez sus manos quitaron el seguro, y ella salió.

Su labio inferior tembló violentamente antes de morderlo para tratar de mantener sus emociones bajo control.

—Vivir conmigo no significa que deba llevarte en mi coche… ve a casa y coge tus cosas ahora —le gritó Adam mientras ella únicamente parpadeaba mirándole mientras él se alejaba.

Y ahora que recordó que había dejado su bolso en el auto, tuvo que caminar hasta su apartamento… sola.

Suspiró aliviada cuando no encontró contraseña cambiada, sin embargo, al entrar se le hundió el corazón. Casi todas sus cosas estaban tiradas y en un segundo salió Adam sacando más de sus vaqueros.

—Recógelos… realmente tienes poco tiempo —Pero sus pies nada más le siguieron.

—Adam… ¿Qué? Sé que no te gusta perder el tiempo o… Adam… ¡Sabes que te quiero! Te quiero tanto… —Dijo todo el tiempo entrando en la habitación sólo para jadear un poco cuando su pecho era todo lo que podía ver.

—¡Te dije que no tengo tiempo para el amor! Tengo objetivos, Sarah. Y, una chica que literalmente puede usar sus seis meses de valor para un regalo… no califica para mi

Ella se preguntó por qué tenía que hacer esto. Era tan estúpido. Ella lo hizo todo por él.




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