El Juego del Amor

Capítulo 2: Los Emparejamientos

La noche siguiente, el apartamento de Elara, que normalmente era un remanso de estudio y charlas informales, se había transformado en un hervidero de nerviosismo y expectación. Guirnaldas de luces parpadeaban suavemente, y el aire estaba cargado con el aroma a pizza y la tensión palpable que solo un juego de esta índole podía generar. Los seis amigos estaban sentados en círculo en el suelo, cada uno con una expresión que oscilaba entre la emoción y el pánico. Elara, en el centro, sostenía una pequeña urna de cristal, de la que sobresalían seis sobres sellados.

—"Bien, bien, silencio, por favor," dijo Elara, con una sonrisa traviesa. —"Ha llegado el momento que todos esperábamos. El momento de la verdad. El momento de descubrir quién será su objetivo en este fascinante Juego del Amor."

Valerius, sentado con una aparente calma, sentía un nudo en el estómago. Su mirada se posaba una y otra vez en Elara, deseando con cada fibra de su ser que sus nombres estuvieran juntos en uno de esos sobres. Había ensayado mentalmente mil formas de cortejarla, de hacerla reír, de mostrarle lo que sentía, pero la idea de que pudiera ser emparejado con otra persona lo carcomía. A su lado, Kael se frotaba las manos con entusiasmo, ajeno a la ansiedad de Valerius. Lyra, con los brazos cruzados, intentaba parecer imperturbable, pero sus ojos se movían inquietos, buscando a su pareja secreta entre el grupo. Silas, con el cuaderno de bocetos apretado contra su pecho, rezaba en silencio para que el destino le sonriera y lo uniera a Lyra. Seraphina, como siempre, observaba con una curiosidad casi científica, su rostro impasible.

—"Las reglas son simples," continuó Elara. —"Cada uno sacará un sobre. Dentro, encontrarán el nombre de su objetivo. Recuerden: el objetivo es secreto. Nadie más debe saber quién es el suyo. Y, por supuesto, la primera misión se revelará después de que todos tengan su sobre."

Uno a uno, fueron sacando los sobres. Elara fue la primera, sus dedos ágiles abriendo el suyo. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, indescifrable. Luego Valerius, quien abrió el sobre con una lentitud exasperante. Sus ojos se abrieron ligeramente, y una chispa de sorpresa, o quizás decepción, cruzó su rostro antes de que lograra componerse. Lyra, con un suspiro, rasgó el papel. Su expresión se mantuvo neutra, pero un leve rubor apareció en sus mejillas. Silas, con manos temblorosas, desdobló el suyo. Su mirada se fijó en el nombre, y un suspiro ahogado escapó de sus labios, una mezcla de alivio y pánico. Kael, con un grito de júbilo, agitó su sobre en el aire, aunque sin revelar el nombre. Y finalmente, Seraphina, quien leyó el suyo con una calma imperturbable, como si estuviera leyendo un informe meteorológico.

—"Bien, ahora que todos conocen a su objetivo," dijo Elara, carraspeando. —"Es hora de la primera misión. Para romper el hielo, y para que empiecen a interactuar de una manera... diferente, cada pareja deberá pasar una tarde juntos, haciendo algo que normalmente no harían. Puede ser visitar un museo, ir a un concierto de un género que no les guste, o incluso intentar cocinar una receta exótica. El objetivo es salir de su zona de confort y descubrir algo nuevo el uno del otro. Y, por supuesto, deben documentar su experiencia con una foto, sin revelar quién es su objetivo."

Un murmullo de emoción y nerviosismo recorrió el grupo. La idea de pasar tiempo a solas con su objetivo, bajo el pretexto del juego, era a la vez emocionante y aterradora. Valerius, que había sacado el nombre de Lyra, sintió un pinchazo de frustración. Su mente estaba fija en Elara, y ahora tenía que pasar una tarde con la mejor amiga de ella. ¿Cómo iba a usar esto para acercarse a Elara? Lyra, por su parte, había sacado el nombre de Kael. Una risa nerviosa escapó de sus labios. Kael era divertido, sí, pero también un torbellino de energía que a veces la agotaba. Además, ¿cómo iba a manejar esto con su relación secreta?

Silas, cuyo sobre contenía el nombre de Seraphina, sintió una punzada de decepción. Había anhelado que fuera Lyra, pero la vida, como siempre, tenía otros planes. Seraphina era enigmática, y la idea de pasar una tarde con ella lo intimidaba un poco.

Kael, por otro lado, había sacado el nombre de Elara. Una sonrisa de oreja a oreja se extendió por su rostro. Esto iba a ser divertido. Elara, su objetivo, era un desafío que estaba dispuesto a aceptar. Y Elara, que había sacado el nombre de Valerius, sintió un escalofrío de anticipación. La ironía del destino no pasaba desapercibida. El chico que siempre la había mirado con una intensidad particular, ahora era su objetivo en el juego. Y Seraphina, que había sacado el nombre de Silas, simplemente asintió, su rostro inescrutable.

Las parejas se formaron, aunque solo ellos sabían quién era su verdadero objetivo. Valerius y Lyra acordaron ir a una exposición de arte moderno, un género que a ninguno de los dos les apasionaba, pero que prometía ser un buen telón de fondo para conversaciones incómodas y risas forzadas. Kael y Elara decidieron probar suerte en una clase de cocina exótica, una idea que prometía desastre culinario y mucha diversión. Silas y Seraphina, con una timidez mutua, optaron por una tarde en el observatorio, bajo el pretexto de observar las estrellas, aunque Silas estaba más interesado en observar a Seraphina.

La primera misión estaba en marcha. A medida que la noche avanzaba y los amigos se dispersaban, la emoción inicial se mezclaba con una creciente sensación de incertidumbre. El juego había comenzado, y con él, la difuminación de las líneas entre la amistad y el amor. Lyra, al llegar a su apartamento, sacó su teléfono. Un mensaje de texto ya la esperaba. "¿Todo bien? ¿Quién te tocó?" Era de su pareja secreta, la persona con la que había estado saliendo a escondidas durante meses. Su relación era un delicado equilibrio de pasión y secreto, y el juego amenazaba con desestabilizarlo todo. Lyra suspiró, tecleando una respuesta evasiva. El juego apenas había comenzado, y ya sentía el peso de las mentiras y las expectativas. El Juego del Amor prometía ser mucho más complicado de lo que Elara había imaginado, y mucho más revelador de lo que cualquiera de ellos estaba preparado para afrontar.




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