Creo que esta será el verdadero castigo de RedCell. No me queda más que tratar de no morir, claro, es más fácil decirlo que hacerlo. El pasillo es gigantesco, como de unos 15 metros, y aunque no se ve tan amenazador un pasillo enorme de metal, que sea propiedad de RedCell es lo que lo hace tan peligroso.
— No se confíen de más, siendo de RedCell ha de tener una trampa que ni juntos podamos descubrir —les aconsejo con la intención de evitar un accidente letal, no saben lo capaces que son esos demonios de hacernos sufrir con algo que nos hiera más que un cuchillo por mera diversión—. Hay que ser cuidadosos.
— ¿Cómo sabes? —CJ me interroga confundida por mi advertencia.
— Tengo...un historial con RedCell.
Las paredes metálicas dan un efecto de jamás terminar y por suerte logro ver el final del pasillo, avanzamos lentamente por el pasillo, pisando el césped sintético del suelo. Parece estar abandonado desde unos veinte años; pues, aunque está iluminado, las paredes están muy sucias y rotas en algunas zonas, sobre todo en los paneles superiores. Allen, muy asustado, se para a medio camino y nos jala para que discutamos.
— Si este laberinto tiene trampas para bobos supongo que deberíamos planear una estrategia, yo no quiero morir de una manera tan estúpida.
— Tiene razón —CJ confirma la teoría de Allen, ella es la única del grupo que esta calmada—. Si no tenemos nuestros poderes para evitar las trampas, deberíamos pensar en un protocolo. Propongo que utilicemos la basura que hay en este laberinto para detectar trampas, como lanzar las rocas que hay regadas para ver si no hay detectores laser o algo así.
— Cierto, aquí hay suficiente para activar mil trampas o más, se le olvidó limpiar —dice Allen, aunque ninguno piensa en el peligro obvio.
— Odio arruinar su plan, pero tengan en cuenta que pueden lanzar sus criaturas, y créanme que no pararan con golpes de rocas o cayendo en sus propias trampas.
— ¿Axel, hermano, podrías ser más optimista? Es obvio que RedCell nos pondrá todas las trampas del mundo. Además, piensa en cómo podrías ayudar en vez de quejarte o ignorar nuestra existencia.
— Bueno, hagan su plan, pero no me culpen si algo sale mal —hubiera dicho más, pero decido parar, necesito despejar mi mente por un instante.
Seguimos el camino por el pasillo, mientras escucho engranajes girando debajo de nosotros. Tengo muy bien grabado el mal presentimiento de que en cualquier minuto podríamos morir aquí, sin que nadie sepa de nosotros y de nuestro paradero. Me adelanto lo suficiente para alcanzar a ver la vuelta que dará el pasillo, y para ver la cara de disgusto de Allen, sé que me fui algo grosero con Allen, pero siendo realistas, su plan y el de CJ no es tan bueno a mi parecer, toman únicamente a las trampas sacadas de Indiana Jones, si somos optimistas y no sacan más armas laser o imágenes que te matan al verlas, debo averiguar la forma de administrar bien mis recursos, podría hacer armas con la madera, láminas de metal a punto de oxidarse y rocas tiradas por ahí, una de mis playeras podría servir para unir todo, como las armas de la prehistoria.
Si en algo estaba correcto es en quién iba a ser el primero en activar una trampa, detrás de mí, Allen ha pisado una evidente placa de metal en el suelo, viendo en cámara lenta los hoyos que se van formado en el suelo. Gracias a dios reaccionan y los jalo antes de que un montón de lanzas envenenadas, por sus puntas deformadas de tono verde oscuro, salgan del suelo a toda velocidad; era lo que necesitaba, a alguien que me vaya a matar por idioteces.
— Bien hecho, gran líder, activaste una trampa —le recrimino su estúpida acción que de milagro no nos ha matado a nadie hasta el momento.
— Oye fue un solo accidente, a cualquiera le pasa —me reclama como si yo tuviese la culpa.
— Claro, cualquier persona activa una trampa para quedar como banderilla en un laberinto con trampas tan claras a kilómetros.
— Chicos, no ha acabado —nos advierte CJ señalando hacia la puerta de dónde hemos venido.
El suelo empieza a destruirse, mostrando enormes sierras que ascienden de quien sabe dónde empezando por la puerta, destrozando al instante las lanzas en el suelo. Me levanto rápidamente sin saber y doy la vuelta por el pasillo, dándome cuenta que hay otra vuelta. Corro sin pensarlo, pero se dificulta aún más cuando empiezan a llover dardos como si no hubiese un mañana. Si no muero por esta trampa, Allen se llevará una paliza enorme. Veo como en el techo hay ciertas barras de metal cuadradas que servirían mucho para sujetarme, no llegan los dardos a esa altura y no hay sierras eléctricas en el techo. Tomo impulso y… salto a las barras, me subo a estas y compruebo que tienen el suficiente espacio para avanzar inclinado por el reducido espacio. Escucho como Allen dice que soy un traidor y mentiroso, y cuando está lo suficientemente asustado, llamo su atención golpeando una de las barras.
— Aquí es seguro, salten hacia aquí si quieren vivir.
La primera en saltar es CJ, con un salto casi perfecto, digno de un gimnasta; y a diferencia mía, que apenas puedo moverme, CJ parece tener todo el espacio posible. Después Allen salta, o hace un intento de hacerlo y solo logra subir cuando le ayudo dándole la mano para sostenerse. Le lanzo una mirada de “te lo dije” y el me responde con una mirada asesina. Vemos como el suelo se destroza en muchos pedazos y dejando una nube de polvo y tierra a su paso. Como no sabemos si todo el camino se destruirá, avanzamos por los andamios viendo el deprimente terreno bajo nuestro, un suelo con sierras giratorias y un montón de dardos pegados en la pared. Pasamos por los andamios lo que parecen horas, pero no puedo quejarme (es eso o morirme en pedazos o envenenado con los dardos).