El Laberinto

La prueba

Una vez que fijamos a donde tenemos que llegar, nos dirigimos a lo que podría ser una trampa. Al final, el imponente pasillo no era peligroso en absoluto, cuando salimos simplemente se cierra, como si tuviera puertas especiales que usan en los supermercados. Caminamos hacia donde estábamos acampando, aunque parando en la pared de los dardos, que sigue destruida y con los engranajes expuestos. Esta vez giramos hacia un pasillo que está al lado del espacio en donde estamos, y otra vez nos espera otra esquina que parece estar más sucia y más destrozada que las demás partes y que da a un pasillo igual de grande que daba acceso al mapa. A pesar de que en el otro pasillo no había trampas no me tranquilizo. Y antes de poder avanzar, tomo una fruta a medio comer y en descomposición y la aviento hacia el imponente pasillo, sólo para procurar que no hay trampas mortales o una roca gigante lista para aplastarnos. Creo que debería de pensar en rocas gigantes, no es como si estuviéramos en un videojuego por más loca que sea la situación.

Al principio no pasa nada, parece no haber ningún peligro. Pero tras un zumbido en las paredes, un montón de lanzas salen de las paredes, dejando poco espacio para pasar a donde debería estar la preciada palanca. Las lanzas no serían tan peligrosas si no estuvieran llenas de picos.

— ¿Quién es el primero? —pregunta Allen muy confundido y evitando ser el primero—. Porque definitivamente yo no lo seré. Axel, hazlo tú

— ¿Y yo por qué? No viste que casi muero por un dardo enorme.

— En primer lugar, tú fuiste el que pensó que ir por tu cuenta era buena idea; y en segunda, era un pequeño dardo con sedante, no una flecha con veneno.

— ¡Fue la misma equivocación que cometiste con la primera trampa!

— ¡Yo iré! Son unos llorones —dice CJ muy enfadada.

— ¡No es cierto! —decimos yo y Allen al mismo tiempo. Y creo que CJ tiene razón.

CJ nos calla con señas y se mete debajo de las lanzas, teniendo el suficiente espacio para que todos pasemos. Detrás de ella se mete Allen, dejándome totalmente solo. Lo que parecería bueno, pero en este caso no lo es. Me agacho y empiezo a meterme en el pequeño espacio entre el suelo y las lanzas. Veo a CJ y a Allen más lejos que yo y, sobre todo, veo una luz blanca en el fondo. Cuido lo más que pueda no levantarme mucho para evitar los picos que hay en todas las lanzas. De cierto modo, parece que estamos haciendo entrenamiento militar. A medio camino decido parar un momento con el objetivo de rascarme los brazos llenos de suciedad. Enserio parece que nadie se molestó en limpiar este lugar, de seguro es porque cualquier error cuesta la vida. Después del pequeño descanso, continúo avanzando lo más agachado que puedo y a lo lejos veo que CJ y Allen ya han llegado al otro lado y me están esperando. Solo falta poco para llegar. Y cuando ya estoy lo suficientemente apartado de las lanzas me levanto poco a poco. Me toma unos segundos poder pararme por el tiempo en el que estuve agachado. Miro a los otros que están callados y muy impactados. Al levantar la mirada, hacia lo que está enfrente entiendo el porqué de sus expresiones.

 

 

 

Al levantar la mirada descubro que tan sádico puede llegar a ser RedCell. El pasillo más chico que está al frente nuestro está iluminado con la luz blanca que había visto y está decorado… con huesos e intestinos humanos. El largo pasillo tiene los huesos e intestinos bien distribuidos para cubrir todo el pasillo, lo cual me dan ganas de vomitar, aunque no sé si es por el asco o por las emociones encontradas. Todo parece ser real y no simple decoración, desde afuera del pasillo se ve que son reales, pero no quiero saber de quienes son.

Nos miramos todos para saber quién entra, pues en la grabación el idiota de Noah explicaba que cada sector estaba diseñado para cada uno de nosotros. No sabemos si dos de nosotros podríamos morir si entramos al pasillo mortal. Como es posible que yo sea el primero al que harán sufrir, camino hacia adelante, pero antes de poder pisar el pasillo mortal, una trampa de oso se activa, atrapando mi pierna derecha, haciéndome gritar.

— ¡Me lleva! Maldita trampa

— ¿Te está lastimando demasiado? —pregunta CJ, haciéndome ver que, realmente no me duele, solo me incapacita.

— De hecho… no, solo me tiene atrapado. Creo que no tiene los picos que suele tener la trampa de osos.

— ¿Entonces no hay tanto peligro? —pregunta Allen, con una mirada curiosa.

— No es peligrosa como tal, pero si vienen un puñado de monstruos es muy letal.

CJ y Allen avanzan y afortunada… o muy, muy desafortunadamente, CJ resulta ser la “representante” de este sector. Lo que significa que esos huesos e intestinos son de su hermano, aunque deseo que sea de un conocido y no de su familia o algo por el estilo. Allen y yo nos quedamos esperando mientras CJ entra por el pasillo mortal, donde abre una puerta a la derecha. Abre la puerta y pasa, cerrando la puerta y dejándonos solos.

— Los huesos son de…

— No lo digas —me interrumpe Allen—. No quiero pensar en eso.

— No tenemos mucho que hacer, además duraremos mucho tiempo aquí. Supongo que tendremos que esperar a CJ.

Se hace un silencio incomodo esperando a que CJ salga, lo que no pasa en mucho tiempo. No hablamos por la tensión y con tanto silencio logro escuchar la voz de CJ. Allen y yo nos miramos para saber de qué se trata, pues solo se escucha su voz distorsionada y no de lo que está hablando.



#1889 en Ciencia ficción
#12543 en Otros
#1559 en Aventura

En el texto hay: oscuridad, armas biologicas, laberinto

Editado: 26.03.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.