Me alejo de la pared instantáneamente, me asusta saber que hay en esa habitación, y sobre todo el quién estará ahí, si es que no llega un monstruo al lugar. Nos miramos los tres, sabiendo que ese lugar está dedicado a mí. Sabemos que debemos de continuar, pues no podemos descansar al no estar seguros de cuántas trampas hay. Seguimos por el pasillo que va hacia la derecha de los pasillos de picos en silencio. Aunque ya hemos expuesto nuestras historias, a excepción de mi al evitar contar ciertas partes, a veces no sabemos que decirnos. Solo caminamos pensando en cómo romper el silencio. Damos la vuelta cuando el pasillo cambio de rumbo y revisamos las paredes y el suelo, sobre todo por la trampa de los picos. Al no haber ninguna señal de una posible trampa seguimos por el pasillo con más tranquilidad, aunque cuidándonos entre los tres.
A veces me confundo acerca de en qué parte del laberinto estamos, porque no tenemos el mapa y porque todos los pasillos se ven exactamente iguales. Todos los pasillos tienen paredes hechas con láminas de metal brillante y sin ninguna marca o tornillo y con líneas de luz en la parte de abajo y de arriba con un ligero tono azulado. El suelo parece ser simple hormigón gris y aburrido, pero sin suciedad ni nada, y el techo también es de metal, pero menos brilloso y con pequeñas lámparas cada dos metros. Hay mucha diferencia entre los sectores y parecen confirmar mi teoría, parece que el primer sector ya existía desde hace mucho tiempo, mientras que este sector se ve totalmente limpio, en muy buen estado, pero muchísimo más peligroso que el primero. Volvemos a dar otro giro a la derecha, lo que me da a entender que el pasillo de los picos rodea una parte de este pasillo. Es raro que una parte de este sector no tenga una amenaza extrema, pues la única trampa que me he topado en esta parte solo han sido los enormes picos. Mientras recorremos el pasillo alcanzo a escuchar ciertas vibraciones que indican una clara amenaza, lo que me alegra al saber que algo no cuadraba y me asusta al no saber cuál será la amenaza del momento. Damos otro giro y ya sé cuál es el peligro. Al frente de nosotros se encuentra un grupo de podridos con su uniforme en color naranja, lo que me hace pensar que los locos líderes de la empresa utilizaron a criminales como ratas de laboratorio, lo cual es la mejor opción y la menos preocupante. La peor parte es que no están solos, con ellos vienen unas criaturas humanoides de color rojizo, con mucho pelo en la cintura y, lo que más me llama la atención, una cresta de un color más claro. Es como si hubieran combinado a un humano con un simio e infectado con la versión prototipo del virus REBORN.
— No ataquen en la cabeza a los podridos, con los otros mejor no lo intentemos, no sabemos que son o que pueden hacer— murmuro antes de que alguna criatura se dé cuenta de nuestra presencia.
Apunto mi ballesta, listo para disparar, mientras que Allen saca su magnum, y CJ saca su hacha afilada. Al instante uno de esos simios humanoides se da cuenta de nuestra presencia, y con un chillido agudo llama a todos los demás, que se voltean rápidamente hacia nosotros. Y entonces corren hacia nosotros.
Le disparo con mi ballesta a las primeras criaturas que están cerca, pero estas parecen ni sentir nada, lo cual es algo lógico considerando que están hechos para la batalla. Un simio humanoide se acerca para morderme el brazo, y cuando está a punto de hacerlo, me agacho y aprovechando que tengo la ballesta en la mano lo golpeó fuertemente en la mandíbula cuadrada. Después le doy una patada al simio humanoide, que lo renombro gujer por un libro de ciencia ficción que tengo… o tenía. La patada lo hacer caer hacia atrás, chocando contra un podrido y cayendo los dos al suelo. Recargo la ballesta lo más rápido que puedo y disparo a las dos criaturas, dejándolas en el suelo sin vida. Observo rápidamente a mi alrededor y veo que Allen utiliza más la daga que la magnum, seguramente la reserva para ocasiones importante. Mientras CJ rápidamente elimina a varios monstruos con su poderosa hacha y con sus increíbles poderes. Al haber más monstruos empiezo a pelear con el más cercano, que es un podrido. Como su cabeza, o más bien dicho, su cerebro, me enfoco en dañar el torso lo más posible. Saco las flechas del cadáver del gujer y se la encajo en el pecho, matándolo rápidamente. Me aparece la imagen de Hannah la noche del ataque, con la mano de John atravesándola. Trato de alejar esa imagen de mi mente lo más que puedo, pero no…no puedo. Al instante me estremezco y me dan ganas de llorar, aunque no sé por qué. Siento una mano en mi hombro que me saca de aquel pensamiento.
— Axel, ¡abajo, ahora!
Instantáneamente me agacho y entonces Allen dispara hacia un gujer que estaba a punto de quebrarme el cuello con sus movimientos sigilosos y con sus enormes manos. No me queda más que volver a la pelea que esta próxima a acabar. Solo quedan quince criaturas que hay que eliminar. Con la ballesta con pocas flechas tendré que vencer a todas las criaturas con fuerza bruta, algo que solo lograba con mis poderes. Un podrido se me acerca y abre lo que se podría decir que es su boca, y expone sus colmillos que hacen varios círculos concéntricos, al no haber más opción le encajo la flecha en su boca, pero con mi puño tocando sus afilados dientes. Sabiendo el riesgo, saco la flecha para lastimarlo aún más y con la ballesta recargada con la flecha llena de sangre y pegada al pecho de la criatura. le disparo con mucha fuerza. Y algo sorpresivo y asqueroso es que la flecha sale disparada del otro lado del podrido, encajando la flecha en la pared. Miro nuevamente a mi alrededor y descubro que solo quedan ocho. Aunque son pocos, siguen siendo igual de peligrosos y lo único que me conforta es que solo son esos monstruos y nada más. Golpeo a un gujer en la mandíbula y este ni se da cuenta del golpe. Y entonces pasa lo que menos quería en el mundo, la criatura me tira al suelo y con sus manos trata de ahorcarme, lo que es muy fácil por el tamaño de sus manos. Me presiona más fuerte cada vez, notando muy rápido como no me deja respirar. Como cualquier persona empiezo a hacer todo lo posible para liberarme. Le golpeo la cara, le doy una patada en su estómago, e incluso le pico sus ojos amarillos con los dedos, pero todo es inútil. Cuando mi visión se pone borrosa me preocupo mucho más, y lo golpeo en la espalda, deseando que sea su punto débil. Le doy un golpe fuerte en la nuca, y en vez de no notar el golpe, este cae al suelo, inconsciente o, muy probablemente, muerto. Sin importar el cansancio del momento sigo peleando y golpeando a la primera criatura que se me aparezca enfrente. Voy notando como se van sumando más criaturas que aparecen de quien sabe dónde. En cierto punto ya no se me hace difícil eliminar a las criaturas, sobre todo a los gujer al saber que su punto débil es su nuca. Les doy un golpe de la manera más fuerte en su nuca, evitando que me muerdan con sus enormes colmillos. Son fáciles de matar cuando ya agarras el truco.