El Laberinto

Dolor interminable

Allen grita de dolor con mucha intensidad por el efecto del ácido, y no lo culpo. CJ y yo nos miramos preocupados al no saber qué hacer. La parte del pantalón que ha sido tocada por el ácido ya está derretida, y lo más preocupante es la enorme quemadura en la pierna de Allen. No sabemos qué hacer, pues un paso en falso y Allen podría quedarse sin la pierna. No podemos utilizar la tela porque podría derretirse e infectar la herida, o al mojarlo con el agua podría combinarse y empeorar aún más la situación.

— ¿No tenías un kit de primeros auxilios o algo similar? — me pregunta CJ, lo que me hace recordar que si tengo uno en la mochila.

Abro la mochila y de ahí saco el pequeño kit de primeros auxilios, que de manera afortunada tiene un pequeño manual para identificar y curar diversos tipos de heridas, quemaduras y demás. Y mientras reviso que lleva el kit, le doy el manual a CJ.

— Busca como curar la herida, yo veré que tiene y que nos puede servir.

En el kit de primeros auxilios, que parece ser de un solo uso, hay botellas con muchos líquidos y con una etiqueta que marca el producto, y aunque es producido por RedCell, no nos queda más opción que utilizarlo por la gran emergencia que hay. Una botella está marcada como “solución desinfectante”, lo que podría ser útil. Saco las vendas, un sedante especial, unas cuantas gasas y el alcohol que está guardado con un cierre especial.

— Pásame las tijeras, necesitamos cortar la tela alrededor de la quemadura— me avise CJ, y le doy las tijeras, que para mi suerte están en la parte superior—. También necesito alcohol, unas vendas y la solución desinfectante.

Le doy todos los productos y unos cuantos que podrían servir. CJ me pide que corte la tela de los pantalones, mientras que CJ destapa los frascos y alista todo para enjuagar la herida. Allen, que por el dolor extremo se desmaya, está totalmente quieto, haciendo que cortar la tela sea más fácil y dejando el sedante para otra ocasión. Corto la tela cuidando que este lejos de la quemadura, pero que no queden como unos shorts. Corto con la mayor precisión para hacer el mejor corte rectangular, lo que logro con mucha facilidad. Le aviso a CJ cuando ya he terminado de cortar. Y entonces CJ inicia con el proceso de curación. En primer lugar, CJ voltea la pierna de Allen para tirar el ácido al suelo, que no le pasa nada al entrar en contacto con el ácido. Ella vierte la mitad del alcohol directo en la pierna de Allen, y por alguna razón decido voltear para evitar desmayarme, igual que Allen.

— ¿Te da asco ver como enjuago una quemadura, pero no ver como Joseph fue cortado como jamón? — me reclama CJ fijándose totalmente en la quemadura.

— Hay cosas que simplemente no puedo ver— le confieso a CJ, aunque con la vergüenza de saber que no puedo ver una herida, pero si ver como descuartizan a un chico en frente de mi—. Además, la muerte de Joseph no era tan gráfica, los laser cauterizaron el interior de su…cuerpo. Esa quemadura ya está a punto de dejar el hueso expuesto.

— No es así, ni siquiera está cerca. Si la herida mejora solo tendrá el tejido muscular dañado, aunque no tanto para evitar que pueda caminar.

Jamás pensé que tendríamos una charla con términos médicos, pero no es así. Ahora puedo agregar “asistir en la curación de un civil” a mi lista de cosas raras que he hecho, que se ha expandido muy rápido en los últimos dos meses. Cada vez que volteo CJ le enjuaga la quemadura a Allen, avanzando mucho en el proceso cada vez que volteo. Cuando se termina el proceso, CJ me avisa cuando termina y me indica que para el vendado tengo que cargar a Allen, para que la pierna no este flexionada a la hora de vendar la pierna. Cargo a Allen poniendo mis brazos debajo de los suyos y alzándolo, cosa que no es tan difícil, pues Allen es muy ligero al estar muy delgado. Me preocupa que ha durado como media hora desmayado, pues se desmayó por shock y no por el dolor. CJ venda la herida de una manera profesional, justo como vi el día de prevención de desastres en mi antigua escuela. Cuando CJ está a punto de vendarlo completamente, Allen se despierta poco a poco.

— ¿Qué…qué están haciendo? Mi herida está bien— dice Allen semi-consciente y sin saber que está pasando.

— No lo veas, mira las paredes. Cuéntame una historia de Collin. — le respondo, evitando que vea su herida y se vuelva a desmayar.

— Ya está, la herida esta curada y vendada— anuncia CJ, señalando el gran trabajo que ha hecho.

— Supongo que ya podemos continuar— respondo sin ánimos al saber que al voltear el pasillo me podría encontrar con la muerte.

— No te preocupes, amigo —dice Allen, que ya está consciente de lo que pasa—. Recuerda que cuentas con nosotros. Además, no creo que RedCell mate a tus amigos, ellos no lo permitirían y están en un sitio seguro.

— Gracias, chicos— les digo a ambos mientras les doy un abrazo grupal—. Los quiero mucho.

Continuamos con nuestra travesía, y como Allen no puede caminar, yo le ayudo a caminar, apoyándose en mi para salir más rápido de éste lugar peligroso. Recogemos el kit de primeros auxilios, que es más ligero porque usamos la mitad de lo que había, y lo meto en mi mochila. El resto del pasillo parece ser seguro después del enorme ataque de los podridos, los gujer y aquel borbón suicida que ya causó sus estragos. Al final del pasillo nos encontramos con paredes de cristal que hacen el camino mucho más largo al ir de un lado a otro. Propongo romper los cristales, pues pienso que podrían estallar o algo por el estilo. CJ toma su hacha y al golpear el cristal no logra agrietarlo siquiera.



#1573 en Ciencia ficción
#10426 en Otros
#1265 en Aventura

En el texto hay: oscuridad, armas biologicas, laberinto

Editado: 26.03.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.