“A veces siento que me alejo de una realidad acercándome al borde de mi vida y mientras más cerca estoy más pierdo el control, sintiendo que algo me lo arrebata; lo aleja de mis manos y se apodera de él”
El despertar de un nuevo día siempre me da nuevas energías y me entusiasman mucho, sobre todo hoy al ser el último día de entrenamiento de mi equipo de beisbol, último día de clases, el descanso que tanto necesito. Ha sido una temporada dura a lo mejor y siempre es bueno descansar a pesar de todo, además creo que después de hoy nos tocara viajar a casa de la abuela, a casi un día entero de aquí, es importante estar con ella en sus últimos días según mi madre. Pero hay algo que me entristece y es que yo no podre jugar como quisiera por el fuerte golpe de mi cabeza en el equipo, me limitaran a solo lanzar y agarrar la pelota.
Cuando estoy listo bajo al desayuno, me siento y veo que mi madre está leyendo el periódico de hoy, y al notar su concentración leyendo le pregunto:
— ¿Qué lees?—
—Lo del suicidio de ayer en el puente, Angélica Grimmer, así se llamaba la chica, al parecer estaba dada por perdida, luego de tres meses de intensa búsqueda. Su familia relata no haber conocido nada de su paradero durante esos meses, incluso haber perdido las esperanzas y hasta la dieron por muerta, se desconoce la razón del suicidio y más de su desaparición, es triste, mira una de sus últimas fotos—me quiso mostrar, pero me pare sin poder verla ya que escuche el bus pararse en frente.
Al subirme en bus un ambiente festivo que traían mis compañeros, me sorprendió, inmediatamente me alegre y me uní a la celebración, los últimos días de clase son únicos cada año sin duda, pero no te miento al decir que mientras que pasamos sobre el puente un escalofríos intenso arropo mi cuerpo, creo que fue solo a mí.
Como lo creí, mi entrenador al verme la herida me prohibió jugar, —no corres ni un metro hoy Tom— fue lo que me dijo, no me esperaba otra cosa, y como el día estaba muy poco soleado, me mando a las orillas del estadio junto a las gradas a recoger las pelotas que lanzaban mis otros compañeros, eso si no me lo esperaba, un poco vergonzoso pero al menos es algo. Allí conocí a Henry, un compañero de clase que nunca dejan jugar por ser un poco “torpe” al acercarme me dice que si me uniere a su club, me rio y le respondo:
—No es solo por hoy—
—Así me dijeron a mí y mírame, ¿no crees que es divertido? Esto de recoger pelotas, y toda esta cuestión— dijo.
Sonrío, lo miro y le digo— si lo creo—
Justo en ese instante un lanzamiento largo mando a la pelota directo a la orilla de las gradas. Al darnos cuenta Henry me dice:
— ¡Esa es grande! Mira lleva tu nombre, te toca recogerla—
— ¡¿Qué?! Esta de tu lado de la cancha es tuya—le reproche.
—Si pero lleva tu nombre, así que es tuya— dijo asegurándome como si fuera cierto.
Con que tonto, pensé. Al recoger la pelota noto que una chica estaba sentada casi pegada al orilla dentro de las gradas, con una mirada fija y sin nada de movimiento.
— ¡Oye! No puedes estar allí, ¿con quién vienes? ¿Quién te dejo entrar? — le pregunte gritando un poco.
Pero extrañamente no hiso reflejo alguno a ninguna de mis preguntas. Me doy la vuelta creyendo que alguien la había traído, al dar el primer paso escucho claramente que dice— Una fatal vida para un final glorioso—me detengo, volteo otra vez, la miro y se encontraba ya parada justo al borde de la cancha, detrás del terreno, veo que mira fijamente al suelo, alza su mirada perdida y me dice— ¿No lo crees Tom? — termina alzando su mira perdida al cielo y quede fijamente mirando hacia arriba. Un poco asustado me dirijo rápidamente a donde Henry y le pregunto:
— ¿Sabes quién es esa chica que esta allá sentada? — Y le señale justo donde la había visto.
Pero no había nadie—olvídalo— le dije al notarlo.
Quede un poco desconcertado quizás, sabía que era producto de mis alucinaciones o paranoia a lo mejor, pero quien era ella es la incógnita, de repente todo quedo en silencio, y el destello de la gran pantalla del estadio me obliga a mirar hacia ella y leo una frase que dice” La gloria es de nuestra muerte más hermosa” rápidamente le quito la mirada, y miro de nuevo y veo que realmente dice “La gloria es de nuestro triunfo más valioso” que es el lema de nuestra equipo. Sin saber cómo, caí nuevamente en mi delirio más descontrolado. No te he contado que días después de la muerte de mi padre, comencé a verlo muy a los lejos, tanto así que se convirtió en una costumbre, lloraba mucho por eso, no podía soltar el dolor que me embargaba, o dejarlo ir como decía mi madre. Junto al psicólogo quien lo catalogo como un delirio emocional y sentimental, controlamos todo eso en los últimos años, ha sido duro, pero esta vez no se trata de él, es más, no si se trata de alguien vivo. La imaginación es capaz de arrastrarnos a la frustración de nuestro pasado, o a lo que más tememos, es una perturbación que se inclina siempre a un lado oscuro de la historia, hacia una penumbra de emociones y sentimientos.
Al termino del juego vivimos el momento de una despida festiva por parte de todos y para todos, la alegría es sin duda una remedio para la tristeza, lo borra todo, lo festeja todo, crea momentos únicos, que parten hacia nuevas historias de amor, de felicidad, de vida para nuevos mundos, con un conductor importante como lo es el futuro dentro de un camino llamado destino.
Un día para nunca olvidar, es precisamente hoy, y como siempre, cuando ya todos realiza la desgarradora despedida, me gusta regresar a casa caminando, es un ritual para mí, siempre es bueno recordar lo que vives allí, y te prepara para lo que vendrá, es el toque de una sinfonía con melodías similares a tu vida, difícil de explicar. Cuando parto a mi casa. Dafne, mi mejor amiga (se puede decir) me alcanza y dice acompañarme en el camino, ya que es el mismo que conduce a mi casa, me alegre al tener una compañía amena para este momento. En medio de una conversación sale acotación el teme de mi visita al psicólogo la otra vez, al preguntarme: