“Historias pasadas, cruzándose con vidas del presente, que caminan hacia lugares donde sus propios demonios no van, respirando ahogadas en medios de locuras escondidas, descubren un deseo confuso que los arrastra hacia la muerte que le devuelve su vida, imaginando que aun respira transita a lo más hondo de su distinta realidad, quebrantando su creencia y alejándola hacia un silencio eterno”
—He tenido mejores pesadillas—dije parado en una ventana mirando al lago, ya en punto del amanecer, con confusas emociones, no todo parece tan distinto, me cuestionaba.
—La algarabía de lo eterno no parce tan emocionante—continúe diciéndole a la anciana que me acompañaba allí, parada junto a mí.
—He escuchado de peores finales, pero este no es el tuyo, debes…alegrarte por eso—me dijo.
—Alegría…creo que algunas emociones no son inmortales—le dije.
—Como lamento tu percepción del más allá, aunque no es lindo, me han dicho que muchas cosas se transforman en algo mejor. Pero ven siéntate, cuéntame más de ti, ¿Por qué la huella de una pérdida te arrastro hasta aquí?—pregunto.
Y nos sentamos, yo frente a ella para responder:
—Mi madre decía que tenía que superarlo, a lo mejor hice un mal trabajo, hubiese querido morir en ese accidente también, pero creo que sin saberlo igualmente lo hice—dije con lágrimas en mis ojos.
—Tu madre tenía razón, nadie más que ella ha vivido el dolor de la pérdida como tú, ella también perdió a su padre, perdió a su esposo, a un hermano, a su madre, y ahora puede perderte a ti—me dijo.
No pude contener más mis lágrimas, y luego dije:
—No sabía que mi madre tenía un hermano—
—Sucedió hace mucho, Gina siempre fue una mujer muy aguerrida, luego de la tragedia de su esposo, Eric, fue capaz de salir adelante con sus dos hijas y la pequeña, Sara, nos hicimos muy amigas a partir de allí, fui la principal testigo de su inmenso dolor, cada vez era más difícil para ella ver en sus hijas el rostro de su padre, padre que nunca conocerían, entonces creí que para consolar su dolor y su perdida debía convertirme en ese puente entre ella y su esposo, entre lo mortal y lo eterno, ella sabía de mi don, constantemente me lo pedía hasta que acepte. Entonces fue cuando nos sentamos en el muelle sobre el lago, para hacer contacto, pero no fue tan fácil, siempre las ánimas vienen hacia mí, yo nunca voy hacia ellas, era la primera vez, lo intentamos una, otra y otra vez, son innumerables los intentos. Pasaron unos meses y ella perdió la esperanza, pero nunca acepto la muerte de su esposo, no sabes la impotencia que sentía yo, de no ayudar a mi amiga. Pero luego del sufrimiento llego la alegría, Gina encontró nuevamente el amor, en buen hombre, leñador del pueblo, creímos que todo había cambiado y para bien, las niñas estaban contentas, poco a poco se fue convirtiendo en la luz del día para ellas, y para Gina sin duda, tanto así que se casaron un año después de haberse conocido, tan enamorados, pero en una noche Gina llego a mi casa asustada, creyendo que su difunto esposo se manifestó atreves de Sara, ella lloraba como nunca, templaba del terror, me aseguro que Eric le había dicho que mataría a Eduar y a ella a lo que él llamo traición, costo mucho calmarla, pero la convencí de que solo era una ilusión, y se fue. Al día siguiente llego con un pequeño libro como un diario que se había encontrado unos días atrás, dijo que al parecer era de ritos y sortilegios, lo toque y tenía una textura muy áspera, le pregunte de donde lo había obtenido y me dijo que Eduar le había regalo un collar con el mismo símbolo del libro, creyó que era para ella también, al abrirlo se dio cuenta de lo que era, le dije que eso era brujería y que no me gustaba nada de eso, pero ella me convenció de que este si era el momento de hablar con su difunto esposo y que con ese libro lo podíamos hacer, la verdad no dije que no, ese mismo día al anochecer fuimos una vez más al muelle sobre el lago, juntas, nos sentamos, ella me tomo de las dos manos, y comenzó a leer una de las paginas, no sabía que decía, pero era una experta ya, allí supe que me mintió, al terminar su plegaria me pidió que hablara con Eric, me pregunto que si lo escuchaba, pero cuando iba a responderle no, ella se levantó, miro atrás y dijo verlo parado frente a ella, quede confundida no entendía nada, pero sobre todo no sentía nada, escuchaba como ella hablaba con él, minutos después ella me abraza llorando diciendo que tuvo su perdón y que ahora si podrá descansar en paz, preferí quedarme callada al notar su alegría—decía cuando la interrumpí para decir.
—Ahora puedo entender algunas cosas, ¿pero qué tiene que ver esto con el hermano de mi madre?—pregunte.
—Tiempo después de esa noche Gina sale embarazada, fue una alegría para todos, la vida de Gina y la de su familia tomaron de nuevo su rumbo perdido. Al nacer Enzo, como lo llamo, cambio la vida de las niñas, yo podía contagiarme de su regocijo, pero a los dos meses en plena madrugada Gina llega dando gritos llorando a mi puerta, decía que Eduar estaba poseído, y que partía todo en su cuarto, íbanos hasta allá pero a la mitad del camino Gina comienza gritar cuando vio a Eduar salir de la casa con el niño en brazos, ella se desesperó tanto como yo, corrió a él para quitárselo, pero de un fuerte golpe la noqueo y quedo tirada allí en el piso. Yo estaba aturdida, como me hubiese gustado hacer algo más, entre el llanto de las niñas dentro de la casa y el fuerte viento, escuchaba los pasos de Eduar como hacia el lago, pero no escuchaba el llanto del bebe, allí supuse que ya estaba muerto, trataba de acercarme entonces escuche el fuerte golpe del hacha a un pedazo de tronco, quede inmóvil, al minuto escucho el chapoteo del agua como de algo lanzarse a él, ahí caí de rodillas, no era necesario ver para saber lo que sucedía, pero fue justo allí cuando escuche la voz de Eric llamarme por mi nombre: