“Hay un lugar frágil en nosotros, en donde reposa nuestro espíritu, viviendo asechado en la realidad a la que lo sometemos, pero aun así nos domina, observando todo, hasta que descubrimos que hemos vivido manipulados en su realidad, sintiéndonos tan frágil ante todo lo que nos rodea, asechándonos a una realidad que solo él conoce”
Esto es un intento más en aparentar que todo es normal en mi vida. Represento una marca de ignorancia, que busca reconocer algo tan innecesario como mi pasado—Soy un fracaso—una vez más lo repito, sin nada que ofrecer a todo lo que resta. Mi conmoción no ayuda a lo que queda en mí, es un obstáculo, no cambia en ningún sentido mi vida, porque he quedado sumiso ante el.
Me siento tan lejos de una realidad en la que dejado de existir, en la que he dejado de ser yo. Miro por la ventana del bus, con mi cabeza recostada en ese vidrio, miro el recorrido tan rápido, que el camino parece invisible, y aun así me pierdo en él, no suelto los motivos que me arrastraron a este lugar, una parte de mí, que sigue encerrada y anhelante de libertad. Es un miedo confuso, que solo se muestra ante la noche como las estrellas.
— ¿Sigues allí?—la pregunta de Dafne que me trae de vuelta al lugar que he dejado de sentir.
—Nunca el camino hacia mi casa se me hizo tan largo—fue lo que le dije a Dafne, con un tono de voz decadente de ánimos, y con mi cabeza aun reposando en ese vidrio muy poco trasparente y que solo acompaña mi desolación.
— Te noto disperso—Dafne, una vez más demostrando su preocupación, ante mi desinterés para entablar una conversación o de algo más—quizás sean un cumulo de emociones que estas sintiendo…es parte de la superación tomas, debes contar con ello—pude notar su mirada sobre mí, mostrándome algo apático a lo que me decía—Por cierto, no me gusto tu pregunta— termino diciendo.
—Quizás porque no tenías una respuesta—le dije sumido en una apatía que estoy seguro la estaba matando. Miró hacia delante sin ninguna reacción, enojada seguramente. Soy lo peor, era lo único que me pasaba por mi mente.
— ¿Por qué siempre terminas así?—Dijo luego de varios segundos y cuando el bus ya se acercaba a donde me dejaría y yo reaccione diciéndole:
—No es tu culpa…algún día lo entenderás—
—No, si mañana no despiertas—reacciono ya con un evidente tono de voz enojada.
Ella tiene razón, siempre acabamos en el mismo lugar, siempre acabo en el mismo lugar. Debo reconocer que todo esto me ha rebatado la oportunidad de ser lo mejor para ella. Desde afuera veo como ella es ahora la que se nuestra apática, ni una sola mirada para despedirme, tiene toda la razón, toda.
Imaginó un mundo sin mí, y no se encontró ni ella misma. Debo ser lo peor para ella también en este momento, no importa que dirección llevemos, siempre vamos por el mismo camino, trato de buscar un foco, un punto de luz que me guie, que me mantenga aquí en todo esto, pero no llega a iluminar esa parte de mí.
Cuando cruzaba el puente nuevamente siento como caigo en el vacío de mis delirios, me detengo por un momento, y siento como todo a mi alrededor se detuviera, miro a mi izquierda y veo en uno de los barrotes del puente una cabuya amarrada a el, y que se suspende hacia el rio, en ese instante escucho en cada segundo como algo balancearse en ella, siento como el viento congela parte de mi piel y ese espeluznante sonido perturbar toda mi paz. Miro hacia delante y continúo mi camino sin mirar atrás.
Al llegar a mi casa veo un auto estacionado, no imaginaba de quien podría ser, al entrar veo a mi tía Mery sentada en unos de los muebles, con los ojos algo lloroso y sin ningún rastro de alegría por verme, extrañado me acerque y dije:
—Tía ¿Qué haces aquí?—y sin ninguna respuesta de su parte veo a mi madre levantarse de su puesto justo en frente de ella, y me dice:
— ¿Te imaginas porque ella está aquí?—la miro a ambas, algo confundido, quizás tratando de buscar en la mirada de mi tía Mery una respuesta, pero la mirada de mi madre algo enojada cambiaban mi percepción.
— No tenías nada que buscar en ese lugar—reacciona diciendo mi tía Mery ante mi silencio como respuesta, su tono de voz era una mezcla de enojo y de resentimiento, ambos contra mí. Ante esta reacción y por lo que dijo, sé que hablaba de mi visita a mi ti Sara, era evidente en su estado, en eso digo:
— ¿Cómo esta ella?—veo como ambas se miran en medio de la distracción que pudo ocasionar mí pregunta—No puedes tenerla en ese lugar, tanto tiempo—le dije a mi tía Mery y ella me mira diciendo:
—Ella está bien en ese lugar, es lo mejor para ella en estas circunstancias—
— ¿Nunca le has preguntado cómo se siente ella en ese lugar?—la miro y veo como me mira con alguna intensión de darme una respuesta, cuando continúo diciendo—cualquier respuesta que te dio, ninguna es certera—en eso mi madre entra a la conversación diciendo:
—Ese lugar ha sido lo mejor para ella—miro a mi tía Mery y termino diciendo—y para todos—
—Separar a la familia fue la solución de ustedes dos, no de la del resto—le dije a ambas con un tono de ira, sin poder mirarlas a los ojos—mi tía Sara debe avergonzarse de tenerlas a ustedes dos como hermanas…y a todos como familia—agache ni cabeza un poco avergonzado ante la verdad que yo mismo acabo de delatar, reconozco que no hemos sido lo mejor para ella.
Entre el silencio que mi madre y mi tía guardaron a lo que les dije pregunto.
— ¿Por qué la enceraron allí?—levanto mi rostro nuevamente en espera de una respuesta sincera.
—Veras Tomas…no es la primera vez que ella está allí—respondió mi madre con un tono mucho más sincero de lo que esperaba—todo entorno a ella a sido muy difícil para nosotras, para mi madre…y ahora para ti—finalizo diciendo, y veo a mi tía Mery como se seca algunas lágrimas que salen de sus ojos, me quedo en silencio durante un minuto, para luego decirles: