El lado oscuro del amor

Capítulo 1: Aniversario

Kathleen

Preparo la mesa esperando que él llegue, el hombre con el que llevo casada 10 años y con el que tengo dos pequeños que definitivamente son lo único bueno que ha salido de un matrimonio en el que nunca quise estar, pero del cual no me pude escapar, sonrío viendo que todo está listo como a él le gusta y es que si hay algo que no le gusta sé que gritará, dirá cosas horribles y me hará sentir peor de lo que ya estoy, hoy es nuestro aniversario, mis padres se han llevado a los niños y todos esperan que tengamos una bonita noche, ¿qué tan bonita puede ser cuando es un martirio verlo llegar a casa? Sé que en todo matrimonio hay problemas, pero el mío es el problema. La mesa está lista, las velas prendidas, la música suave, solo falta él y cuando el timbre de la puerta suena corro hacia esta sabiendo que no le gusta que le hagan esperar y aunque podríamos tener a alguien que se encargue de estas cosas, ya para eso estoy yo según él.

—Hola Nick —me mira sonriendo y da un paso hacia mí

—¿Esa es forma de recibir a tu esposo? —sonríe —Kathleen por favor

—Lo lamento —bajo la mirada —la cena ya está lista —digo cuando entra en casa —todo está listo y

—Estoy cansado —bufa lanzando sus cosas en el sillón para que yo las recoja y como buena esposa eso hago porque enojarlo es peor, ¿recordará que es nuestro aniversario? —esa música, quítala

—Nick hoy es

—Cállate —él bufa, luego su mirada me recorre por completo y su ceño se frunce —¿por qué estás vestida así? —miro mi ropa, solo es un vestido

—Bueno, yo

—Te ves ridícula —espeta acercándose un poco más —¿acaso no te das cuenta de que no eres una jovencita ya? —se ríe de mí y alzo una ceja, ¿qué edad cree que tengo? —esa ropa corta y ajustada no es para ti, estás gorda —resopla molesto y cierro con fuerza mis ojos tratando de calmarme

—Pensé que te gustaría

—¿Y ese perfume? —bufa alejándose —hueles a puta barata

—Nick

—¿Qué pasa si hubiese traído a uno de mis amigos? —me señala —te hubieran visto así —él se acerca más a mí —con esa ropa tan corta y escotada, ¿que hemos hablado de eso Kathleen? Nadie puede verte así, eres solo mía —una de sus manos va a mi rostro y trato de sonreír.

—Es nuestro aniversario —logro decir con un nudo en la garganta, sus ojos se entrecierran —quería hacerte sentir bien —agrego mirando sus ojos, ni siquiera él lo recordaba y yo de estúpida pensando que si porque creí que si no hacia algo él se iba a enojar mucho.

—Perdón por olvidarme —parece sincero

—No pasa nada —sonrío un poco

—No vuelvas a vestirte así Kathleen —sus manos van a mi cintura —podría verte cualquiera y sabes que si pasa me enojaría —su cabeza va a mi cuello y cierro mis ojos conteniendo las ganas de alejarme, él besa mi cuello —eres mía y aunque te quiero sabes que esa ropa ya no es para ti, tienes dos hijos, tu cuerpo ha cambiado.

—¿Ya no me deseas? —él mira mis ojos —deberíamos divorciarnos —su mano va a mi cuello cuando me escucha y me tenso por completo

—Di otra estupidez como esa y la pasarás mal Kathleen —su mano aprieta un poco —hasta la muerte, ¿lo olvidas? Además —él me suelta —un divorcio te haría mal, perderías a tus hijos que tanto quieres, jamás te dejaría verlos

—También perderías —suelto rápido —si estás donde estás es por mi padre —él aprieta sus puños

—Soy lo que soy porque me lo gané, soy el mejor Juez de esta ciudad y no digas estupideces —se acerca de nuevo a mí —agradece que estoy feliz por lo que has hecho hoy para mí —asiento sabiendo que he cometido un error, enojarlo no es bueno Kathleen, ya conoces a la bestia, no la saques de la cueva

—Lo lamento

—Ve a ducharte, quítate el horrible perfume y espérame desnuda en la cama —él mira hacia todos lados —¿y los críos?

—Con mis padres

—Perfecto —su sonrisa se amplía —te haré el amor toda la noche mi amor —él se aleja y aunque lo dice sonriendo a mí me suena más a amenaza o mejor, a tortura.

Al llegar a la habitación retiro toda la ropa de mi cuerpo, menos mal que no gasté mucho en esto, miro mi reflejo en el espejo, ¿de verdad estoy gorda? Sí, mi cuerpo ha cambiado ¿pero lo ha hecho tanto? Bufo caminando hacia el baño para darme una larga ducha, no le gusta que use perfume, ni lencería fina, según él, una mujer de casa no hace eso ni siquiera con su esposo, según él, una buena mujer siempre está en casa haciendo comida y criando hijos, según él, una mujer no debe trabajar fuera, ni tener amigos y mucho menos dar su opinión frente a otros, ¿qué soy entonces? ¿Un trofeo? ¿Una obra de arte?

—Nick —me alejo cuando entra bajo la ducha, él sonríe

—¿Para qué esperar más? —me pega a su cuerpo sin nada de delicadeza —te demostraré lo mucho que te deseo —su boca se pega a la mía de manera salvaje, ¿esto es el amor? Juro que he tratado de acostumbrarme ¿pero como amas a alguien que te trata como él? Su amor solo duele —quiero otro hijo contigo mi amor —me tenso cuando lo escucho, él ni siquiera se da cuenta y me sigue besando, jamás sabrá que tomo píldoras para no salir embarazada.

Salimos del baño juntos y al instante mi teléfono comienza a sonar, corro hacia este antes de que Nick me agarre y al ver que es una de las empleadas de mi madre tomo la llamada.

—Dime Aliana —miro los ojos de mi esposo que ya parece enfadado

—Señorita, sus padres no pueden enterarse de que la llamé

—Solo dime qué sucede —pido ahora desesperada

—Alis tiene fiebre, bastante alta y —cuelgo la llamada sin darle las gracias, pero ya tendré tiempo para eso

—Debo ir a casa de mis padres

—¿Estás loca? Es de noche, está lloviendo y es nuestro aniversario —evito rodar los ojos, él no se acordaba tan siquiera de eso

—Alis tiene fiebre

—Todos los niños se enferman, nada grave seguro, vamos a la cama mi amor, quiero hacerte mía de nuevo —me alejo de él impidiendo que me toque

—Nick por favor, llévame a la casa de mis padres, nuestra hija está enferma —bufa




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.