Capítulo 2: En peligro

Kathleen

Salgo de la habitación de Alis, la cual se ha quedado dormida, pensando en todos los amigos de Nick, estos al parecer ya se han ido, pero me detengo cerca de su despacho al escuchar voces que provienen de este, miro hacia todos lados y luego sonrío como tonta, ¿quién va a verme si ni siquiera tenemos empleadas que atiendan la enorme casa porque ese es mi trabajo?, a Nick nunca le ha gustado que yo esté aquí sola cerca de su despacho, pero él está dentro con alguien más, con lentitud y en silencio me acerco hasta que me detengo cerca de la puerta y al fin logro escuchar bien lo que dicen y cuando lo hago logro al fin saber que habla con el desconocido que me habló antes, el de ojos grises y traje elegante, muerdo mi labio cuando escucho su voz y me acerco un poco más, no se puede negar que tiene una voz bastante masculina y muy bonita.

—Debe entenderlo señor —dice con voz calmada —necesita de nosotros

—No, no lo hago, no creo en esas estúpidas amenazas —frunzo el ceño sin saber de qué hablan, pero la palabra amenaza nunca es buena.

—No es en vano que queremos protegerlo y lo sabe, la amenaza es real, investigamos y

—Señor Cooper —mi esposo ríe —ya dije que no, no acepto tal cosa, vaya tranquilo a su casa, aquí todos estamos y estaremos bien

—Comete un error señor, pone a su familia en peligro —me tenso cuando escucho sus palabras y mi mente queda en blanco cuando la puerta es abierta y el desconocido sale, al verme él se queda quieto en su sitio, pero cierra la puerta y da un paso hacia mí con total tranquilidad

—Señora —me saluda sonriendo —¿necesita algo? —sus ojos brillan mirándome con una intensidad que me deja sin palabras

—No —trago el nudo que se había formado en mi garganta

—¿Está usted bien? —él se acerca más a mí —soy Jason —su mano se extiende —Jason Cooper —miro su mano sin saber qué hacer

—Kathleen —lo saludo sintiendo una descarga cuando mi mano toca la suya —Kathleen Roldán —él sonríe apretando mi mano cuando iba a retirarla y me pierdo en sus ojos

—Apuesto a que se escucha mejor sin el apellido de su esposo —sus palabras me dejan petrificada, él solo pasa por mi lado y se aleja de mí, aunque no quiero debo voltear a mirarlo, por Dios, respiro hondo sin saber bien las cosas que me han pasado en unos segundos y entro al despacho de mi esposo sin tocar, este me mira alzando una ceja.

—¿Estamos en peligro? —resopla cuando hablo

—Escuchar tras las puertas no es

—de mujeres decentes, lo sé Nick, pero responde, ¿estamos en peligro?

—Claro que no Kathleen —Nick se acomoda en su silla —estamos bien

—¿Y qué quería ese hombre?

—Quiere que tengamos guardaespaldas —ríe —¿puedes creerlo? ¿Yo con hombres por toda mi casa? ¿Hombres cerca de ti? Jamás haría eso

—¿O sea que pones en peligro a tus hijos por tus malditos celos? —me acerco a él —no puedo creerlo

—Yo tampoco —él se levante dando un fuerte golpe en la mesa que me deja paralizada —ten cuidado como me hablas Kathleen —se acerca a mí —nunca te he pegado porque tu padre me mataría, pero odio como me hablas y me haces enojar —su mano toma fuerte mi brazo —cuidado Kath, no quiero hacerte daño

—lo lamento —él sonríe y me suelta, al instante puedo respirar sin dificultad —yo solo estoy preocupada, los niños

—No hay de que preocuparse —bufa —soy un juez —él me da la espalda —es obvio que hay personas que me odian y me amenazan, pero nunca han hecho nada, no pasará nada mi amor

—Está bien

—Confía en mí —me mira y asiento —ahora dime por qué no llegaste a casa anoche, dormiste fuera Kathleen

—Dormí en el hospital —él da un paso hacia mí —Alis tenía mucha fiebre

—¿Si sabes que pienso llamar al hospital para verificar eso verdad? —asiento sabiendo de sobra que lo hará

—Hay cámaras en este, podrás verme entrar y salir —Nick asiente

—Espero que no hayas hablado mucho con el doctor —una de sus manos va a mi rostro

—No lo hice

—Perfecto —él se aleja y comienza a buscar algo entre sus cosas, me duele que ni siquiera pregunte cómo sigue nuestra hija y cuando se acerca a mí con algo en sus manos lo hace sonriendo —tu regalo de aniversario —sonrío tomando la pequeña caja en mis manos, pero con muchas ganas de llorar —Ábrelo amor —eso hago y dentro encuentro un reloj, diez años de matrimonio y siempre me regala el mismo objeto con diferente modelo y color, a pesar de eso sonrío

—Me encanta Nick

—Bien, quiero verlo puesto hoy cuando salgamos a cenar fuera —lo miro

—No puedo Nick —sus manos aprietan fuerte la caja de regalo —Alis sigue enferma

—Kan cuidará de ella

—Son dos niños —él bufa

—Ya deben ir aprendiendo a ser adultos —Nick vuelve a su silla —y ya tomé la decisión —evito resoplar porque sé que no cambiará de opinión.

—Kan quiere comer helado hoy —él ríe burlándose de mis palabras

—Sabes que los dulces no son buenos

—Es solo helado y un día no hará daño —veo como aprieta sus puños porque odia que le lleven la contraria y rápido me acerco a él

—Nick —llevo mis manos a su rostro —haré lo que quieras si dejas que coman un poco de helado —sus ojos brillan

—¿Lo que yo quiera?

—Si —él acerca su boca a la mía y sé que hablamos de sexo

—quiero otro hijo Kathleen —me tenso un poco

—Lo tendremos —miento intentando sonreír

—Bien, lo que yo quiera —sonríe contra mis labios —desnúdate, comenzaremos a buscarlo desde ya —asiento y sin más remedio comienzo a hacer lo que él quiere.

Cuando me coloco el horrible vestido con el cual iré a la reunión a la que Nick quiere llevarme me miro al espejo, cuando dijo que cenaríamos fuera erróneamente pensé que había preparado algo romántico, pero no, solo iremos a una cena con unos amigos de Nick y odio esa cenas, el principal motivo siempre es mi ropa, Nick me viste como una vieja y ni siquiera puedo negarme a llevar la ropa que él quiere, por Dios, parezco su madre con el horrible vestido de color negro, el cual tiene cuello alto, es largo casi hasta los pies y nada ajustado, también lleva mangas largas, en fin, prácticamente la única piel que se verá es la de mi rostro, manos y pies, oh no, los zapatos son cerrados.