El lado oscuro del amor

Capítulo 7: Soy el mejor

Jason

Miro hacia abajo y solo veo las rosas del jardín de Kathleen, respiro hondo, he hecho saltos en paracaídas y sin este también, ahora solo estoy en una segunda planta, no tiene que ser tan difícil y no lo pensaría si no hubiera plantas con espinas debajo, mascullo una maldición y camino despacio hacia el lado sobre el virilito hasta que llego a una ventana, miro hacia adentro y sonrío viendo a los gemelos jugar con la comida mientras ríen, doy dos suaves toques en la ventana de cristal y ellos miran hacia donde estoy rápido, Alis es la primera en salir de su desconcierto y corre hacia mí, pero a la pequeña se le hace casi imposible abrir la ventana por lo que su hermano la ayuda y al fin entro a la habitación de ellos, una habitación que no diría nunca que es de dos niños si ellos no estuvieran aquí.

—Gracias, chicos, les debo una —sonrío y camino hacia la puerta

—¿Qué hacías fuera? —mis pasos se detienen

—¿En dónde estabas? —cuestiona Kan y volteo

—Yo —carraspeo un poco —vigilaba desde las alturas, viendo que no hubiera nadie cerca de la casa —los gemelos se miran entre ellos

—¿Estabas en la habitación de mamá? —pregunta Alis que se sienta

—Bueno, yo

—A papá no le gusta que nadie entre ahí —ríe Kan —ni siquiera nosotros —bufa —jamás nos ha dejado dormir en su cama —él se sienta al lado de su hermana, ambos me siguen mirando.

—Debo irme pequeños, gracias otra vez —me giro para al fin irme

—¿Juegas con nosotros? —cierro con fuerza mis ojos al escuchar a Kan dándome cuenta de que solo quieren atención —papá está enojado, no es bueno que salgamos de la habitación.

—Pero aquí nos aburrimos —suspira Alis, me doy la vuelta y los miro, mi teléfono suena y veo que es mi padre quien llama, pero cuelgo la llamada y le sonrío a los críos.

—¿A qué quieren jugar? —ambos sonríen ampliamente cuando me escuchan y rápido comienzan a buscar juguetes, los cuales para mi sorpresa estaban bien guardados y acomodados, miro la habitación con más calma, está pintada de blanco y tiene dos camas pequeñas, no hay fotos en las paredes, no hay pinturas para niños y no hay un solo desorden aunque sí que hay libros que estoy seguro de que niños de su edad no mirarían, hay un tablero de ajedrez y un pequeño piano también.

—¿A quién le gusta el ajedrez? —miro las fichas

—A papá —murmura Kan y claro, era de esperarlo —a veces viene y nos hace jugar —tenso mi mandíbula

—¿Y el piano?

—A papá —responde la niña —dice que quiere que yo lo toque bien y que sea una gran pianista que lo haga sentir orgulloso —asiento

—¿Y sabes tocarlo?

—Tengo un profesor desde los cuatro años —ella sonríe pero no parece feliz

—¿Y te gusta Alis? —la niña niega

—Me gusta bailar y cantar, pero papá dice que eso no es para personas decentes —su voz se apaga con tristeza y debo morder el interior de mi mejilla para no decir una palabrota y tampoco para ofender a Nick, después de todo, es el padre de ellos, no puedo poner a unos niños pequeños en contra de su padre por muy despreciable que este sea.

—Vamos a jugar —sonrío caminando hacia ellos y los juguetes.

Luego de horas jugando con ellos al fin me dejan poner de pie para irme, están contentos y eso me hace feliz, camino hacia la puerta y abro esta, con cuidado y en silencio la cierro para que nadie escuche, pero al girarme, Kathleen está frente a mí con un pote de helado en sus manos mirándome estupefacta.

—¿Qué hacías ahí? —sobo el puente de mi nariz mirando el helado

—Pensé que Nick no dejaba que

—Lo compré a escondidas, espero eso no se lo digan a Nick

—¿De qué hablas? —ella bufa

—Solo ustedes están en casa Jason, solo ustedes pudieron decirle a Nick que salgo de la casa cuando no está y que hablo con los guardias —asiento, tiene razón

—Me encargaré de eso, no te preocupes —paso por su lado

—¿Qué hacías en la habitación de mis hijos? —me detengo y la miro

—Jugaba con ellos, tuve que salir por la ventana cuando Nick entró a tu habitación —sus mejillas se ponen rojas y sonrío

—Nick dice que eres gay —sonrío alzando una ceja

—¿Y lo crees? —me acerco a ella —¿o debo demostrarte qué tanto me gustan las mujeres?

—Mantente alejado de mi Jason, no quiero problemas —ella entra rápido a la habitación de los niños y suspiro, no le causaré problemas, ¿por qué piensa eso? Ya tiene problemas al estar casada con alguien como Nick.

Observo a todos los hombres que trabajan conmigo para proteger al juez, camino de un lado al otro mirando a cada uno de ellos y respiro hondo hasta que me detengo.

—¿Quién de ustedes ha hablado con el juez sobre su esposa? —cuestiono mirando el suelo

—No sabía que no debíamos hablar de ella con él —levanto la mirada y miro a Garret, hago una señal para que los otros se vayan, él bufa viendo a sus compañeros alejarse hacia sus lugares, me acerco y miro sus ojos.

—Trabajan para mí, no para él, ¿qué pasó? ¿Se reían juntos de su esposa mientras hablaban?

—El sujeto cae bien —sonríe —me ofreció un trago y hablamos Jason —suspiro

—Estás despedido Garret

—¿Por hablar de una mujer con su esposo? —me mira incrédulo y niego

—Por beber cuando trabajas, recoge y vete ya —camino hacia la casa escuchando como maldice.

—¿Pidió verme? —cuestiono entrando al despacho del juez, este me mira retirando sus gafas de su rostro

—Despidió a uno de sus hombres por hablar conmigo

—Y supongo que debo despedir a otro más —él sonríe

—Estaba en el patio, lo escuché todo —asiento —¿por qué?

—Son mis hombres, no deben distraerse, ni beber, menos hablar mal de otros, ni siquiera de su esposa señor

—No me gustó lo que hiciste hoy Cooper —él se pone de pie —estaba con mi esposa y usted me interrumpió, no me gustó eso

—Y me importa una mierda que no le gustara —sus ojos se abren como platos

—Puedo hacer que le cambien por otro y que deje este trabajo




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