Jason
Mis párpados pesan, pero no quiero cerrar mis ojos, sé que estamos en peligro, pero tengo miedo de lo que puede pasarle a ella si quedo inconsciente, estoy frente a la puerta con mi arma en la mano, si alguien entra, no haré preguntas, pienso disparar sin pensar en nada, bueno, sí, en Kathleen, la cual se mueve con agilidad a pesar de que su pie le duele y ya se ha inflamado, pero ella busca por toda la cabaña algo con que coser mi herida, está asustada y es entendible, seguro nunca había visto a nadie herido, cuando se acerca a mí con todo lo necesario y se agacha a mi lado mira mi herida, sus ojos brillan por las lágrimas que retiene y luego de dar un suspiro acerca sus manos, pero tomo una de ellas y sus ojos impactan en los míos.
—Lo más probable es que por el dolor quede inconsciente —asiente un poco pálida —si eso pasa, toma mi arma y
—Ya me lo dijiste
—Y te lo estoy repitiendo —sonrío, ella asiente y ¿por qué demonios incluso asustada me parece hermosa?
—Jason
—Tú puedes, confío en ti hermosa —una lágrima escapa de sus ojos, rápido la seca y comienza a desinfectar la aguja, me quedo mirándola a ella mientras cose y aunque no quiero perderme, mis ojos comienzan a cerrarse
—Jason —siento sus manos en mi rostro pero todo queda en absoluta oscuridad.
Me muevo incómodo y entonces recuerdo todo, rápido abro mis ojos y al hacerlo veo a Kathleen de pie frente a la puerta apuntando a esta con su arma, miro mi herida, está vendada y no parece estar sangrando, me pongo de pie con esfuerzo y voy hacia ella, la cual se tomó muy en serio eso de vigilar la puerta porque ni siquiera me ha visto.
—Debes poner el dedo en el gatillo —susurro, rápido voltea y su sonrisa aparece —joder —gruño cuando se lanza a mis brazos
—Perdón —ríe nerviosa alejándose de mí —lo siento, tenía miedo, pensé que tú —se calla, mis manos van a su rostro
—Y debes quitar el seguro —ella mira el arma
—Nunca he usado una —sonrío —lo siento
—Te enseñaré algún día —Kathleen mira mis ojos
—Tienes fiebre —comenta mirándome aún con miedo —deberíamos salir de aquí, salir del bosque y
—No, si nos buscan pueden estar ahí fuera y es casi de noche —suspiro
—Pero necesitas ayuda
—Mis hombres vendrán a por nosotros Kath
—¿Cómo estás tan seguro? —sonrío mirando con atención sus hermosos ojos
—Porque los conozco y confío en ellos, tengo el mejor equipo —me acerco más a ella —Kath, gracias, estaría muerto de no ser por ti
—Puedo decir lo mismo —río
—Entonces estamos a mano —acaricio sus mejillas con cuidado —porque me has salvado hoy la vida —sonríe —¿ves que si puedes? Eres inteligente, eres hermosa y nunca dudes de lo que puedes hacer porque si te lo propones puedes hacer cualquier cosa
—Jason
—Solo mírame —como un imán me acerco a sus labios atraído a estos —tienes a este hombre dispuesto a dar su vida por ti, me tienes a tus pies Kathleen, y eso con solo una mirada —mis labios rozan los suyos esperando una respuesta de su parte, al ver que no se aleja la beso sintiendo al instante como mi corazón late de prisa, bastante acelerado, jamás había sentido cosas tan intensas y hasta ahora me reía de esos que decían sentir mariposas en el estómago, Kathleen me besa de forma tímida y con suavidad, a pesar de eso, el beso es magnífico, es como una maldita droga y yo soy un maldito adicto, ahora más, porque no quiero dejar de besarla, no pretendo dejar de hacerlo y una vez que cruzo los límites, ya no quiero dejar de hacerlo.
★★★
Nick
En silencio llego a la casa, estoy cansado, bastante agotado y solo quiero comer algo, pero al entrar solo escucho silencio, con sigilo camino hacia la cocina esperando encontrar un banquete, pero no hay nada de eso y aprieto mis puños con rabia, ella me va a escuchar, sabe que me gusta tener la comida lista al llegar así como la bañera, sabe que hoy la uso y que me relajo ahí al menos dos días a la semana, hoy es uno de esos días, con rapidez camino por la casa y entro a la habitación, maldigo al no verla ahí, ¿en dónde carajos está? Sabe que no puede salir de casa sin decirme y sabe que tampoco puede pasearse por los alrededores de esta ahora que hay hombres por toda la casa, de verdad que a veces pienso que le gusta enfadarme. Mi teléfono suena y bufo al no reconocer el número.
—Diga —contesto mirando en el baño, pero tampoco hay nadie ahí
—¿Señor Roldán?
—Hable
—Soy la maestra de sus hijos —asiento como si pudiese verme —la señora no ha venido a recogerlos y son los únicos niños que quedan en la escuela —miro el reloj, Kathleen va a pasarla muy mal hoy
—Por qué no llama a su madre? —escucho silencio
—No toma la llamada, si usted pudiera venir
—Iré ahora —cuelgo rápido dejando a la mujer con la palabra en la boca y maldigo a Kathleen, ese es su trabajo, es la madre, es quien debe buscarlos, odio estar dentro de un auto en donde también están dos niños que no dejan de hablar, paso las manos por mi rostro y salgo de ahí.
—Señor Roldán —uno de los hombres de Jason se acerca a mí —creemos que Jason puede estar en peligro —frunzo el ceño
—¿Creen?
—Él salió temprano a llevar a su esposa y a los gemelos a la escuela, luego de eso
—¿Mi esposa está con él? —asiente y enseguida el miedo se apodera de mí
—Su teléfono no tiene señal y localizamos su auto en la carretera, al parecer se internaron en el bosque, el auto tenía algunos disparos —siento que mis piernas se debilitan al oír eso
—Hay que ir a por ellos ya —camino rápido hacia la salida
—Los vamos a ir a buscar ahora pero usted
—También iré
—Señor
—Iré —mascullo mirándolo con rabia —es mi esposa quien está en peligro quizás y no pienso dejar que le pase algo, esa mujer es mi vida maldita sea —casi corro hacia el auto, escucho como dan órdenes y cuando dos hombres suben a mi auto arranco a toda velocidad, otros dos nos siguen en otro auto, pero solo pienso en Kathleen, la amenaza de aquella nota iba dirigida a mi familia, me quitarían lo que más quiero y eso es Kathleen, me quitaría la vida si ella no está conmigo, eso es un hecho. Detengo el auto donde me indican y se puede ver el auto de Cooper ahí, bajo rápido, ellos caminan hacia el bosque y los sigo sacando el arma que había cogido de mi auto antes, aprieto con fuerza esta en mi mano mientras nos adentramos entre los árboles, nunca he disparado contra nadie, pero no dudaré en hacerlo para que ella esté a salvo.