El lado oscuro del amor

Capítulo 13: ¿Qué quieres?

Kathleen

Miro el lugar en el que estoy en silencio, es un restaurante bastante caro y bonito, sé que solo personas con mucho dinero vienen aquí, quizás debería de estar feliz, es la primera vez que Nick me trae a un lugar solo para cenar y no porque tenga una reunión de negocios o con amigos, pero no estoy feliz, estoy preocupada, dejó encerrados a los gemelos y eso me preocupa aunque Jason está con ellos, sin embargo, no es lo mismo, me gustaría a mi estar ahí, quizás debí aceptar estar con Nick, pero la idea de que solo me bese me provoca mucho asco, desde ese día en que no le importaron mis heridas ni como me sentía no puedo ni imaginar tener relaciones con él, respiro hondo y le miro cuando coloca una de sus manos sobre la mía.

—Me gustaría que habláramos —retiro mi mano lentamente y con disimulo —sé que estás enfadada Kathleen, pero estamos aquí, olvidemos los problemas

—¿Con problemas te refieres a tus hijos? —él suspira no feliz con mi pregunta

—No empecemos Kathleen, solo quiero una cena en paz por favor

—No quiero discutir tampoco Nick, solo me gustaría saber por qué quisiste ser padre —él mira mis ojos —no pareces quererlos, nunca te gusta salir con ellos, te cansas, te alteras cuando están cerca, nunca has sido un padre para los gemelos.

—Solo los educo Kathleen

—No hace falta hacer muchas de las cosas que haces para educarlos, necesitan amor —respira hondo

—Los quiero ¿vale? Ahora podemos hablar de cualquier otra cosa por favor? —masculla mirando mis ojos y asiento porque no quiero discutir, me siento demasiado cansada como para hacerlo y aún siento mi estómago revuelto, no sé qué demonios comí pero al parecer no me sentó muy bien.

—¿Ya saben que van a consumir? —un chico bastante agradable nos mira, ni siquiera le miro para no hacer enojar a Nick

—Elegiré yo —asiento a lo que Nick dice —mi esposa no habla francés —ríe, yo solo miro la carta que sí, parece estar en ese idioma —en realidad no habla ningún idioma, malamente el español —él ríe burlándose de mi mientras solo aprieto los dientes para no decir nada, había tardado para soltar uno de sus comentarios hirientes.

—Iré al baño —lo miro cuando el camarero se va —¿puedo hacerlo? —él sonríe

—Tienes dos minutos amor —solo me pongo de pie y camino hacia el baño con paso rápido, al llegar ahí saco mi teléfono y le marco a Jason, pero este no responde y maldigo en voz alta, vuelvo a marcarle y entonces él responde.

—¿Hermosa ya te cansaste de tu marido? —sonrío con su pregunta

—¿Cómo están los niños?

—¿No vas a responder mi pregunta? ¿Cuándo tendré oportunidad contigo? No sé tú, pero yo te echo de menos —ruedo los ojos recostándome al lavado

—Jason

—Tus hijos están bien, ahora mismo abrí la puerta, no preguntes como, pero estoy con ellos en la habitación y vamos a echar una partida de ajedrez

—Le ganaré mamá —escucho a Kan y río

—Yo le ganaré —dice Alis y escucho como Jason masculla algo que no entiendo

—He tenido que salir de la habitación —dice este —y creo que sí que me ganarán, nunca he jugado ajedrez —río

—Estoy segura de que serás un buen rival

—¿Crees que también sea buen rival para Nick? —pongo mis ojos en blanco, pero es imposible no reír, cuelgo el teléfono dejándolo con la palabra en la boca y salgo del baño, al menos ahora podré cenar en paz sabiendo que mis pequeños están bien.

Luego de más de dos horas en la calle al fin llegamos a la casa, Nick está en silencio y sé que ahora tendrá trabajo que hacer por lo que amago para irme a las habitaciones, solo que él toma mi brazo deteniendo mis pasos y lo miro.

—Puedes ver a Alis —deja en mi mano la llave de la habitación —ya ella no está castigada —sonrío ampliamente —y puedes dormirlos, estaré horas aquí en el despacho.

—Gracias Nick —él solo asiente y me suelta, lo veo caminar hacia el despacho y me encojo de hombros sin saber por qué tiene un buen gesto, feliz corro hacia la habitación en la que están mis pequeños, deseando verlos, hablar con ellos y hacerles un cuento como les gusta para dormir.

Preparo el desayuno escuchando a mis hijos jugar fuera y suelto un suspiro pesado, a pesar de dormir bien toda la noche sigo sintiéndome cansada, estoy agradecida con Jason, pero ayer no pude decirle y sigo sintiendo curiosidad por lo que va a pedirme.

—10 años casada con él es mucho tiempo —su voz tras de mí me hace querer voltear, pero sus manos en mi cintura me lo impiden por completo y me tenso con miedo.

—¿Podría soltarme?

—Dime Kathleen —susurra rozando mi oreja haciendo que todo mi cuerpo se estremezca —¿es el único hombre con el que has estado? —la respiración se me atasca por su cercanía

—¿No cree que su pregunta cruza los límites? —sus manos bajan y estoy tan congelada en mi sitio que no puedo moverme, aunque congelada no es la palabra cuando estoy hirviendo, Jason ríe cerca de mi oído provocando cosas en mí que no sabía que podía sentir.

—¿Me pondrás límites? —sonríe ahora rozando mi cuello —responde mi pregunta

—Me casé a los 16, yo —me callo cuando una de sus manos acaricia el lado interno de mi muslo y sigo tensa por las libertades que se está tomando

—Así que solo has estado con él —ríe ahora besando mi cuello

—Jason —gimo echando la cabeza hacia atrás cerrando mis ojos

—¿No quieres conocer a un hombre de verdad? Juro que si aceptas, haré que tu cuerpo tenga todos los orgasmos que la vida te debe.

—Es la casa de mi esposo —abro los ojos sabiendo que está mal y que cualquiera puede vernos —y mis hijos juegan fuera —intento alejarme y él solo me deja con una sonrisa en sus labios y mi respiración echa un desastre.

—Kathleen, Kathleen —él suspira sin dejar de mirarme —me haces querer hacer locuras.

—No vuelva a hacerlo —le señalo pudiendo al fin hablar

—Hermosa esas cosas no puedo evitarlas —sonríe sentándose sobre la mesa y toma una manzana en su mano —no respondiste ayer mi pregunta, ¿soy un buen rival o no?




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