La noticia de lo ocurrido ayer en el cine se expandió como la pólvora por todo aquel estado, lo que provocó que la policía tomase medidas extremas para controlar la situación, ya que en un principio se pensó en la posibilidad de que alguien tenía algo en contra de la escuela, así que se cancelaron las clases de nuevo durante toda esa semana.
Para David le parecía guay, ya que tenía así la oportunidad de seguir investigando todo aquello, de hecho, su intención era la de ir al parking del cine para ver si quedaba algo de ayer, pero sus abuelos le negaron salir de casa con el fin de que descansase. Ni con Valeria podía ir, así que se metió en su habitación y empezó a leer de nuevo uno de los libros hasta que su abuela le interrumpió al rato.
– David, acaba de llamar el director de la escuela – la abuela entró en la habitación y David escondió el libro bajó la almohada –. Al parecer la policía va a ir casa por casa para haceros una serie de preguntas sobre lo sucedido ayer – pausó –. Dicen que el tema es un poco delicado y que han decidido tomar estas medidas para intentar resolver todo lo antes posible.
– Pero… Si ayer dijeron que era una fuga de agua – David se reclinó en la cama.
– Al parecer lo amañaron todo – sentenció la abuela girándose hacia la puerta para regresar de nuevo hacia abajo –. Así que no te puedes mover de esta casa hasta que te hayan hecho las preguntas, para que lo sepas… – Cerró la puerta y desapareció de golpe.
– ¡Mierda! – Soltó y a continuación cogió el móvil para escribir a Valeria, viendo que el grupo de Whatsapp de la clase estaba que ardía, así que empezó a leerlo detenidamente –. Los policías son un creídos… – Leyó en voz baja de una de las chicas –. Nos han tratado súper mal y encima me han puesto un detector en la sien – siguió leyendo entretenidamente –. Aunque era un detector bastante raro, me lo han puesto al principio del todo, han comprobado alguna cosa sin que respondiese a nada y al instante me lo han quitado…
David dejó el móvil en la cama tras leer eso y se fue a la ventana para razonar lo que había leído. Observando cómo el mismo coche 4x4 que vio ayer, cruzaba la calle a toda pastilla en dirección al centro de la ciudad, entendiendo al instante que era lo que ocurría, así que cogió el móvil de nuevo, aunque esta vez para llamar a Valeria.
– ¿David? – Escuchó por parte de ella –. ¿Has leído el grupo?
– Por eso te llamaba. Creo que no son policías los que van a las casas a hacer preguntas, si no cazadores… – Soltó él.
– ¿De qué estás hablando? ¿Cómo has llegado a esa conclusión?
– El aparato que están poniendo a la gente… No es un detector de mentiras, es un detector de seres sobrenaturales.
– ¿Qué? – Soltó de manera preocupada.
– Lo leí hace poco en uno de los libros de mi padre, espera… – David se fue hacia la mesilla para abrir el cajón y sacar de ahí el libro que había escrito su padre sobre las armas. Lo dejó encima de la mesa y con una mano fue pasando páginas hasta que llegó a la sección que quería –. ¿Ves? – Señaló a la imagen y se dio cuenta de que ella no lo podía leer –. Es un aparato electrónico muy común entre los cazadores de monstruos. Y básicamente permite detectar si la persona es sobrenatural o no, aunque el aparato no puede averiguar qué tipo de especie es… – Leyó de uno de los párrafos.
– Estoy jod… Dime que tienes algún plan, por favor – rogó ella.
– No me ha dado tiempo a pensarlo…
– ¿Pone algo en ese libro de si se puede mentir a ese detector?
– No – negó él –. Tan solo pone que es fiable a un 95%, pero no pone nada acerca de si se le puede mentir o no…
– Ósea que mi suerte está en ese 5%, ¿no? Maravilloso… – pausó –. ¡Mierda, mierda, mierda! La única opción que tengo es huir…
– ¿¡Qué!? ¡No! No hagas eso…
– Tengo que contárselo a mis padres, David… Porque como vengan esos cazadores a casa… Se va a liar una buena…
– Dame una hora, tan solo una hora – soltó él de manera decidida –. Intentaré buscar una solución, lo prometo.
– David, yo…
– Por favor, solo te pido que confíes en mí durante una hora más – rogó él.
– Está bien, esperare una hora más… Pero solo una, ¿vale?
– ¡Te quiero! – Soltó rápidamente y a continuación colgó el teléfono sin previo aviso para ponerse a buscar algo en los libros que tenia.
La única ventaja que tenía en ese momento, era que ya se había leído prácticamente casi todos los libros que tenía en su posesión, y la única desventaja, era que no le sonaba de nada que hubiese leído algo acerca de como evadir un detector, por lo que continuó su lectura de manera rápida y evitando saltarse algo. Llegando a la última página del libro de su padre con la fe por los suelos, ya que no encontró nada. Entonces, y cuando estuvo a punto de derrumbarse, se le ocurrió la idea de seguir leyendo el libro de monstruos con la esperanza de que apareciese algo ahí, teniendo la suerte de que así fue.
– Monstruo de las algas… – Leyó el titulo y a continuación echó un vistazo a la fotografía, viendo una silueta de un hombre que estaba cubierto por completo de gigantes algas –. Vive principalmente en pantanos, aunque se han encontrado especies en los ríos de las montañas, donde se dice que las algas se conservan mejor – continuó leyendo tras la imagen –. Hay una gran variedad de hombres algas, se dice que son… – Se lo saltó al no interesarle aquello –. Recientemente se ha descubierto que cerca de los sitios en los que viven, crecen unas algas especiales que al consumirlas ocultan el verdadero ser de una persona. También se han hallado…– Se paró de golpe al leer eso –. ¡Espera, qué! – Lo leyó de nuevo –. Ocultan el verdadero ser de alguien… ¡Eso es! Ocultaría su ser loba… – Dejó el libro en la mesa y sacó rápidamente el mapa para extenderlo, encontrando tan solo un símbolo de un alga en todo el mapa. Estaba justo encima de una especie de laguna que producía el rio de la montaña –. ¡Sí! – Cerró el mapa y se dispuso a llamar a Valeria de nuevo.
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Editado: 09.07.2023