El Lago De Las Brujas

Capitulo 7

Después de los acontecimientos de ayer y tras leer en el grupo de Whatsapp que ya habían acabado con los interrogatorios a todo el mundo, David esperó con mucha curiosidad lo siguiente que harían los cazadores, pero no supieron nada en lo que quedó del resto del día, así que regresó a su casa y esperó al día siguiente. Momento, en el que nada más despertarse, se asomó a la ventana como cualquier otro día, dándose la casualidad, de ver el 4x4 de los cazadores marcharse de allí corriendo.

– ¡Ha funcionado! – Soltó él eufóricamente –. Tengo que avisar a Valeria – se fue hacia la mesilla para coger el móvil, pero no le dio tiempo a eso cuando apareció por la calle un coche de propaganda electoral –. ¿Pero qué? – Miró detenidamente el vehículo, dándose cuenta de que llevaba publicidad del actual gobernador.

– “Se convoca una reunión a las 10 en el salón de actos de la escuela para informaros sobre los hechos ocurridos últimamente” – soltó el vehículo a través de los altavoces –. “Se ruega por favor que asistan todas las personas afectadas, gracias por su colaboración.” – el coche desapareció por la calle contigua repitiendo el mismo mensaje.

David se fue, ahora sí, hacia la mesilla y cogió el móvil para escribir a Valeria, aunque tampoco lo pudo hacer, ya que su abuela apareció de golpe.

– ¿Lo has escuchado? – Le preguntó ella directamente.

– Si, abuela. Está lo suficientemente alto como para no escucharlo – bajó el móvil para mirarla.

– ¿Por qué no vas y nos cuentas luego lo que han dicho? Nosotros tenemos la revisión médica y no podemos ir – le recordó su abuela.

– Es verdad – con tantas cosas en la cabeza, se le había olvidado por completo –. Claro que iré – asintió él –. Bajo a desayunar y me voy para el colegio – se guardó el móvil en el bolsillo y acompañó a su abuela piso abajo.

 

En cuanto llegó David a la escuela, se dio cuenta de que había mucha gente en la entrada, más de la que el salón de actos podía permitirse, ya que al parecer, fueron personas de todo el pueblo. Así que tras ver a Valeria de entre la multitud y sacarla de allí, se dieron la vuelta a la escuela para entrar por atrás, encontrándose con Jhon y Matilda, que al parecer habían tenido la misma idea que él.

– ¿Os vais a colar, verdad? – Fue lo que dijo Jhon al verlos.

– ¿Has visto la cantidad de gente qué hay? – Soltó él –. Quiero ver como se pegan por sentarse – admitió.

– ¿Qué crees qué habrá pasado? – Jhon abrió la puerta y a continuación entraron los cuatro en la escuela.

– No lo sé… ¿A vosotros también os hicieron las preguntas de siempre, no? – David accedió al pasillo con la mirada puesta hacia delante –. Aquel cacharro que nos pusieron… Pude averiguar que era un detector de mentiras, ¿en serio llegaron a ese nivel? – Masculló.

– Parecían un poco tontos – soltó Matilda –. Yo también quiero ser policía para no hacer nada – agregó.

– Tontos y creídos – comentó Valeria de repente –. Se creen superiores a los demás… – Los cuatro accedieron al pasillo y se pararon de golpe al ver una marabunta de gente colapsar la entrada del salón de actos, lo que significaba que habían llegado tarde.

 – Nos tocará estar de pie… – Masculló Jhon apoyándose en la pared, ya que tenía claro que no se iba a meter entre la gente.

– ¿Habrán atrapado al qué lo hizo? – Preguntó David observando a la gente en busca de alguien que conociera –. ¿O estará libre e intentará otra vez algo? – Intentó parecer interesado en el tema, ya que sabía de sobra quien había sido.

– Yo supongo que le habrán atrapado, porque si no… ¿El por qué de esta reunión? – Respondió Jhon con la mirada fija en el suelo.

– ¡Eh, vosotros cuatro! – La profesora apareció de entre la multitud y se dirigió hacia ellos –. ¿Por qué no nos ayudáis a distribuir el flujo de gente? No queremos que esto colapse…

– Haber hecho esto en el pabellón municipal y no en la escuela – le recriminó Jhon.

– Menos quejaros y más ayudar, venga, ¡vamos! – Les gritó y a continuación se giró hacia la multitud para dirigirlos.

– Lo que más me llama la atención… Es quien querría hacer algo a la escuela… – Comentó David –. Sobretodo… Cuando nos han intentado… Ahogar – sentenció.

– Debe ser alguien que está mal de la cabeza o algo así – respondió Matilda –. Tendría alguna enfermedad mental o algo… ¿Creéis que dirán quien era?

– ¡Pero bueno! ¡Queréis moveros y ayudarnos! – Les gritó la profesora de nuevo.

– Está bien, está bien… Ya vamos – refunfuñó Jhon haciendo un esfuerzo para moverse de ahí –. Y Matilda… – La miró a ella –. ¿Tú qué crees? ¿Qué van a decir el nombre de quien ha intentado matarnos? – Pausó –. Si nos lo dijesen… Se liaría una bastante buena, ¿no crees? Sobre todo por los padres… Que irían como locos a por la familia del responsable… – La profesora apareció tras él y le agarró de la oreja para moverlos de ahí –. ¡Ay, ay, ay! Ya vamos, ya vamos…

– Jhon tiene razón – agregó David –. Si se dijese quien ha sido… Habría más problemas aun… Y creo que el colegio ya tiene suficientes inconvenientes como para gestionar otra… – Susurró mirando al suelo.




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