El Lago De Las Brujas

Capitulo 9

A la mañana siguiente, y una vez más, acudieron a clase en busca de un rato entretenido, de hecho, David coincidió con Valeria en el pasillo principal, así que pudo contarle una interesante novedad que tenía antes de entrar a clase.

– ¡Valeria! – Gritó él mientras hacia un sprint para cogerla a tiempo –. ¿Sabes qué? – La dio un beso en la mejilla –. Como me he levantado pronto, he estado investigando lo de las bases secretas y… ¡He averiguado en dónde están!

– ¿Qué? ¿Cómo? – Se emocionó ella.

– Los números que había al lado del nombre no eran teléfonos si no coordenadas – respondió él empezando a subir las escaleras.

– ¿Cómo te has dado cuenta de eso?

– Creo que estaba tan dormido que tan solo lo he visto, no sé – reconoció él –. Pero lo importante es que una de las bases está en un pueblo cercano aquí, a un par de horas en autobús.

– ¿Me estás vacilando? – Valeria se paró de golpe para mirarla.

– Parece que por una vez en nuestra vida, la suerte está de nuestro lado… – David la agarró para continuar subiendo los escalones –. He estado pensando que tendremos que ir a visitar la base…

– ¿Qué? ¿Estás seguro de eso? – Dudó ella –. No sabemos si realmente…

– Lo sé, pero… No tenemos otra opción, ¿no? – Pausó –. Si queremos derrotar a quien tu sabes, necesitamos ayuda o algún tipo de formación, ya que apenas sabemos luchar… Aunque lo que más me preocupa es la excusa que tenemos que inventarnos para que nos dejen ir allí…

– Mis padres, no… – Valeria se dio cuenta al instante.

– Exacto – asintió él –. Tiene que ser una mentira que tendremos que preparar bien, tiene que ser perfecta… – Llegaron al segundo piso y continuaron hacia la clase.

– Tiene que ser demasiado perfecta – añadió ella –. Ya conoces a mi madre, no se le escapa ni una… Tendremos que estar preparándolo durante unos días por lo menos…

– Es lo que me preocupa… Que tardemos mucho… Pero si no queda otra opción, pues se hará así… – Entraron en clase justo cuando apareció Jhon por atrás, estaba exhausto por algo desconocido.

– ¡Chicos! ¡Qué hay sorpresa! ¡Qué hay sorpresa! – Gritó Jhon a todos adelantando a ellos dos y dirigiéndose hacia su asiento.

– ¿Qué te has fumado hoy, Jhon? – Le dijo un compañero.

– Ahora vendrá la profe, ella os lo contará… – Jhon se calló de golpe al ver a la tutora entrar rápidamente a la clase.

– Sentaos por favor – comentó mientras se dirigía hacia la mesa principal, haciendo que todos se sentasen en su sitio expectantes por aquella misteriosa sorpresa –. Tengo algo que anunciaros – se puso delante de ellos –. Para compensaros todo lo sucedido en los últimos días… La escuela hará un viaje a San Francisco la próxima semana – comentó, haciendo que los alumnos se emocionasen un poco –. La principal excusa es que se celebrará allí las jornadas de orientación laboral, lo cual os vendrá de perlas para saber a qué os queréis dedicar en el futuro – la emoción que tenían los alumnos se fue rápidamente –. Aunque también os daremos un tiempo libre para que disfrutéis de la ciudad, ya que pocas veces se visita ese sitio – los ojos de los alumnos volvieron a brillar –. Aun estamos detallando los planes, pero creemos que la excursión durará dos días. Para que eso sea posible, tendremos que volar en avión, lo digo por si alguno tiene miedo… Por lo demás, os ruego que se lo vayáis contando a vuestros familiares, ya que es probable que necesitaremos una autorización de ellos – David miró a Valeria de manera indirecta, ya que esa era la excusa ideal que necesitaban para ir a visitar la base secreta, entiendo ella al instante lo que él quería.

– Pensaba que la noticia era el concurso olímpico de la escuela, no una excursión sorpresa – comentó Jhon lo suficientemente alto como para escucharle toda la clase.

– A eso iba a ir ahora, Jhon – soltó la profesora –. Como bien ha desvelado vuestro compañero de clase, la escuela celebrará durante el día de hoy las jornadas olímpicas. Se iba a realizar los próximos días, pero como era posible que coincidiese con la excursión, se ha adelantado al día de hoy – pausó –. Supongo que ya sabréis como va, ¿no? Así que tenéis el día libre – anunció –. Si me necesitáis para algo, estaré aquí – se sentó en la silla y comenzó a sacar una serie de papeles mientras que los alumnos abandonaban la clase eufóricamente.

– ¿Qué se supone que son las jornadas olímpicas? – Le preguntó Valeria en cuanto los dos salieron de la escuela.

– Bueno, por el nombre ya te lo imaginaras, ¿no? Pruebas de atletismo entre diferentes clases – respondió él –. Es voluntario, claro.

– ¿Y en dónde me puedo apuntar? – Soltó ella por sorpresa.

– Pues seguramente estén las inscripciones en el patio, vamos, te acompaño – se dirigió hacia la escalera –. Será mejor que vayamos los primeros, luego se arma un buen jaleo ahí afuera…

– ¿Sabes si hay atletismo?

– Sí, claro. De hecho es la prueba a la que más gente se apunta, ya que se piensan que van a ganar con facilidad y luego llega la carrera de resistencia y… Pinchan – explicó él –. Es muy divertido ver cómo se van retirando uno a uno… – La miró –. No sabía que corrías.




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