El Lago De Las Brujas

Capitulo 14

Al final decidieron que irían al campamento después de las clases del día siguiente, ya que necesitaban descansar y coger fuerzas, pero lo que ninguno tenía previsto, era encontrarse con los cazadores a la salida del colegio.

– ¿Pero qué demonios hacen aquí? – Se sorprendió David poniéndose en alerta, fijándose en que uno de ellos llevaba un aparato extraño con una especie de antena que se estaba moviendo de un lado a otro.

– ¡Venid por aquí, corred! – Jhon apareció de golpe y agarró a los dos por los brazos, llevándolos lejos de la entrada del colegio.

– ¿Se puede saber qué haces? – Masculló David al soltarse por fin.

– Ese aparato que veis ahí – Jhon señaló a la antena –. Es un detector de sobrenaturales – pausó –. Es de último modelo, nunca pensé en que lo llegasen a tener… No les hace falta hacer nada, tan solo esperar a que el aparato muestre algún tipo de sonido.

– ¿Me estás vacilando? – David observó como los cazadores se iban directamente a por un chico que llevaba una mochila marrón –. ¿Le han pillado? – Los tres miraron como los cazadores le rodeaban y a continuación se lo llevaron hacia el coche, donde al parecer empezaron una especie de interrogatorio –. Tenemos que salvarle, puede que esté en problemas…

– Ni se os ocurra hacer eso – Matilda apareció de repente tras ellos –. No es solo aquí – agregó –. Han montando puestos como esos por todo el pueblo, hay que hacer un laberinto para esquivarlos – suspiró –. Parece ser que van a por todas…

– ¿No es demasiado llamativo? – Pensó Valeria.

– Depende de si está metido el gobernador o no… –  Soltó Jhon –. Aunque sinceramente, me sorprende un despliegue tan… Potente. Es como si supiesen que se está cociendo algo en este pueblo… – Pausó –. Sí que es cierto que son un poco sospechosos…

– ¿Y bien? ¿Qué hacemos ahora? – Preguntó David –. ¿Continuamos con el plan?

– Deberíamos de ir a la base a por las armas…

– ¿Armas? – Se sorprendió David –. Pensé que…

– Olvídate de hacer eso – le dijo Matilda casi al instante –. Han puesto un control justo delante de la tienda… Y otro delante de tú casa – miró a David –. Es como si lo supieran o como si intuyesen algo...

– ¿Entonces qué hacemos? No podemos quedarnos quietos sin hacer nada, porque cuanto más tardemos, más probabilidades hay de que nos pillen – comentó Jhon observando que los cazadores se iban a llevar en el coche al alumno –. Mierda…

– No podemos hacer nada por él – le detuvo Matilda –. Y respecto a lo otro… Pues tendremos que ir tal y como estamos y con lo que tenemos encima – sentenció.

– Mierda… Va a ser más difícil de lo esperado… – Susurró Jhon –. ¿Estáis listos? – Miró a Valeria y a David.

– ¡No! – Soltó David con miedo –. Digo… Sí – pausó –. Uno nunca está listo para una batalla así… – Añadió.

– Tu sabes en dónde están los puestos – Jhon miró a Matilda –. Serás la que nos guie.

– Pues el campamento no es que esté lejos, la verdad… – Masculló ella.

– ¿No sería mejor dejar las mochilas primero? – Propuso Valeria –. Llevaríamos mucho peso extra a la espalda que nos haría ser más lentos.

– Tienes razón – admitió Jhon –. Será mejor que primero lo dejemos en algún lugar… Si nuestra base está vigilada y la casa de David también… ¿La de ella tenía algún puesto cerca? – Miró a Matilda.

– Solo a la entrada del distrito, de hecho se puede esquivar fácilmente… Acompañadme – Matilda se giró y empezó así su recorrido laberintico por el pueblo con el fan de esquivarles, aunque para sorpresa de ella, los puestos eran movibles, así que tenían que ir improvisando sobre la marcha a medida que se iban encontrando con uno, llegando finalmente a la casa de Valeria –. Estos tipos saben lo que hacen – masculló ella dejando la mochila tras la valla, ya que cada segundo contaba y no podían permitirse ir al interior de la casa –. Hay que alejarse de todo esto lo antes posible…

– Lo más rápido seria ir por mitad del bosque – agregó Jhon.

– Lo sé, pero tardaríamos más a fin de cuentas, ya que dudo que el terreno esté en buen estado… Así que no, seguiremos con lo que estábamos haciendo ahora, vamos – Matilda lideró de nuevo la marcha hacia la guardería abandonada, llegando por fin al lugar tras una intensa batalla contra los puestos de los cazadores, obligándoles incluso a darse la vuelta dos veces justo al final del camino –. Por fin… – Soltó ella en cuanto divisaron el destartalado edificio –. Será mejor no quedarse aquí, estamos a vista de cualquiera – admitió.

– ¿El campamento estaba detrás, verdad? – Soltó Jhon –. Me acuerdo de cuando lo inspeccionábamos de pequeño… – Ahora el que iba primero fue él, rodeando por fuera la guardería y llegando así a la parte trasera de lugar, donde había un caminito de tierra que se adentraba al bosque –. Que yo recuerde no estaba ni a cinco minutos…

– Estad atentos – les advirtió Matilda –. Si de verdad la bruja está ahí... Debemos de ser rápidos y eficaces, ¿vale? – Miró a todos –. Si vemos que se nos complica y que no podemos, huimos, ¿entendido?

A Jhon no le gustó escuchar aquella palabra, pero asintieron al razonar que era lo mejor para sus vidas si se encontraban en peligro.




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