El Lago De Las Brujas

Capitulo 16

 David tuvo que reconocer que el encuentro de sus abuelos con sus padres fue de lo más extraño que había visto en mucho tiempo, pero como estaba tan cansado, se fue a su cama rápidamente y habló por el grupo que tenían los cuatro, concentrando una reunión mañana a primera hora para desayuna y así poder hablar de lo ocurrido hoy.

 

Tras levantarse con el tiempo justo, bajó de su habitación y se encontró con que sus padres no estaban, cosa que no le sorprendió en absoluto, ya que siempre hacían eso, así que tras enterarse por parte de sus abuelos de que salieron a primera hora para comprar no se qué cosas, David se despidió de ellos y se fue al centro del pueblo. Dónde llegó justo a tiempo, ya que en cuanto entró por la puerta, se estaban sentando Jhon y Matilda, así que saludó a la camarera que se cruzó y se fue con ellos, agarrando primero la mano a Valeria.

– Aun no me creo lo que pasó ayer – susurró Matilda intentando digerir todos los hechos –. Pareció todo tan irreal, que aun no lo…

– Hola, chicos – la camarera apareció rápidamente, ya que había poca gente aun en el bar, por lo que les atendió rápidamente –. Contadme, ¿qué queréis?

Cada uno fue diciendo lo que iban a consumir, tomando la camarera cada detalle en su cabeza, marchándose hacia la barra en cuanto acabaron de hablar los cuatro.

– ¿Tú padres te han dicho algo? – Le preguntó Valeria.

– No he hablado con ellos desde ayer, de hecho, cuando me he levantado no estaban ni en casa, así que a saber qué es lo que están planeando.

– ¿Siempre han sido así? – Quiso saber su amigo.

– Sí – asintió David –. Parece que las costumbres nunca van a cambiar.

– Sé que son tus padres – habló ahora Matilda –. ¿Pero de verdad podemos confiar en ellos? No es por cuestionarlos ni nada del estilo.

– No pasa nada, Matilda. Yo también me hacia la misma pregunta cuando era pequeño… – Reconoció David –. Pero a medida que va pasando el tiempo, te vas dado cuenta de que son su forma de ser y de que siempre quieren lo mejor para ti, así que sí, podemos confiar en ellos a pesar de como son.

– Tú los conoces más que nosotros, así que… ¿Tienes alguna idea de lo que están planeando? – Le preguntó Jhon.

– Sinceramente – le miró a la cara –. No tengo ni la más idea, la verdad. Porque siempre te puedes esperar cualquier cosa por parte de ellos, así que es mejor no hacerse una idea de lo que están planeando, ya que son capaces de hacer cualquier cosa, literalmente.

– Dijo algo de pedir refuerzos, ¿no? – Soltó Valeria, que le miró de reojo.

– Tienen compañeros que están dispuestos a ayudarles – respondió David –.  No sé quiénes son, pero es lo que me comentan a veces cuando conseguimos hablar, así que es de esperar que venga gente a ayudarnos, lo cual es un plus para nosotros.

– O no – le interrumpió Jhon –. ¿Y si nos apartan del camino porque somos unos inexpertos?

– Eso…

– Os traigo las bebidas, chicos – la camarera trajo una bandeja con las bebidas que habían pedido cada uno –. Ahora os traigo la comida – se fue por donde vino.

– Tendré que hablar con mis padres para ver cuáles son sus planes, pero no me extrañaría nada que nos alejasen de todo esto – reconoció David mirando su café –. Son tan protectores que harían lo que sea con tal de que no participemos – pausó –. O no, quien sabe, porque como ya os estoy diciendo, puede pasar cualquier cosa.

– ¿Creéis qué la madre está planeando algo? – Susurró Matilda.

– Obvió – soltó Jhon sin dudarlo –. Nos hemos encargado de sus hijas, así que ahora estará pensando en la venganza perfecta.

– Esperemos que no use el pueblo como rehén… – Susurró David.

– Ahora mismo todo es posible, ya que la madre hará cualquiera cosa por sus hijas – admitió Jhon –. Así que esperemos que tus padres estén listos para lo que se viene.

– Yo supongo que sí – admitió él –. Estáis hablando sobre unos cazadores que se han encargado de los casos más raros del mundo, así que fijo que son capaces de derrotar a una bruja – pausó –. O eso esperemos.

– Me suponía que estabais aquí – Sophia apareció de la nada y se fue directamente hacia ellos, empujando a David para que ella se sentase a su lado –. ¿Se puede saber qué está pasando en esta ciudad? – Preguntó –. Acabó de ver a unos cuantos cazadores llegar al pueblo y a otros irse.

– Los que se fueron debieron de ser el equipo de Adam – admitió Jhon.

– Y los que han llegado probablemente serán los refuerzos de mi padre – agregó David.

– ¡Un momento! – Matilda se dio cuenta de algo –. ¿Cómo es qué tú sabes sobre los cazadores? – Se percató –. ¿Acaso eres…

– No podemos decir lo que es – comentó David corriendo –. Por su bien y para protegerla – añadió –. Pero digamos que… – La miró –. Es un ser sobrenatural, si.

– Y vosotros por las pintas que tenis sois cazadores, ¿verdad?– Esperó a que ellos dos asintiesen para continuar hablando –. Y ahora que has desvelado mi secreto, ¿podéis decirme qué es lo que está ocurriendo en este maldito pueblo? – Masculló ella –. Terremotos, tigres, explosiones… Y ahora cazadores – refunfuñó –. ¿En donde os habéis metido?




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