silencio era absoluto. Ni siquiera el viento se atrevía a pasar por la calle olvidada. Kibane yacía en el suelo, su cuerpo inmóvil, su mirada perdida en un punto invisible entre las sombras. El mundo giraba, indiferente. Pero dentro de él, algo se había detenido para siempre.
Ya no sentía ni dolor. Ni rabia. Ni siquiera miedo. Sentia...vacío. Un abismo se abría lentamente bajo sus pies, y cada segundo que pasaba lo hundía más en su interior. Él no sabía si odiaba más al monstruo... o a sí mismo.No supo cuando tiempo se quedó ahí, pero cuando alfin se levantó, no fue kibane quien se puso de pie. Fue una sombra.
Pronto kibane decidió caminar por las calles del pueblo, y como era de esperarse muchos solo le jusgaban, y le aborrecían, kibane estaba totalmente perdido en sus pensamientos, que cada uno, recorría la tragedia una y otra vez, kibane pensaba y se reprochaba a su mismo como fue tan ingemuo, con su bolsa de pan en mano.
Mientras tanto, hayamaru lo busca, pensando si habrá escuchado lo de la anterior noche, y dudando de sus propias acciones al traer a kibane a su casa con una promesa vacía. Pronto hayamaru encontró a kibane vagando por las calles descalzo y con la mirada perdida. Hayamaru decidió hablarle, Pero no respondía a su llamado, así que decidió ir con el.
-¿Kibane? ¿Estás bien?- dice hayamaru preocupado
Kibane, con el brillo de sus ojos perdido, y sumido en sus pensamientos, no capta las palabras de hayamaru y solo lo observa fríamente.
-¿Kibane? ¡¿Que te paso en tus brazos?!- dice hayamaru exclamando mientras toma los brazos de kibane con delicadeza
Kibane, yase con sus brazos golpeados y sangrados, con poca fuerza en sus piernas, no lo soporta y se desmaya nuevamente.
Después de mucho tiempo, kibane despierta acostado en una cama mientras la madre de hayamaru sana sus heridas de sus manos y piernas.
-Se lo que te paso, y lo siento- dice la madre de hayamaru con un tono un poco cálido, pareciese realmente saberlo.
-mi nombre es Misaki. No pude presentarme formalmente la última vez, kibane- dice Misaki con un tono tranquilo
-"¿Flor.. hermosa que florece..?"- dice kibane con frialdad.
Misaki sonríe un poco y asiente con la cabeza. -Ujum, mi madre me lo puso justo antes de morir, yo no tuve un nombre desde que nací, como tú, yo tuve mi nombre hasta los 10 años- dice Misaki pensativa
-¿Por qué?- dice kibane confundído
-Mi madre seguía esperando a mi padre, para que el me pusiera mi nombre, Pero... Sin embargo.. por otro lado, cuando regreso, llegó para asesinar a mi madre, la asesino frente a mis ojos con una lanza, ella en sus últimas palabras me dijo.. "te... Llamaras.. Misaki" dijo mi madre mientras era devorada por mi padre.
Kibane no tuvo palabras, ya que es una historia demaciado parecida a la de el, y aún le intriga que hizo después.
-¿Sabes que hize después? Me puse a entrenar lo más que pude, aprendí como usar magia hasta nivel medio. Por qué me sentía tan débil y me echaba en cara el "si hubiera sido más fuerte en ese entonces, hubiera podido salvar a mamá de papá" Bueno, esto no se trata de contarte mi historia, lo que se trata es que yo trato de decirte que no piernas ánimos, y debes ser fuerte, entrena tanto como puedas.
-¿Y de que sirve?- dice kibane con frialdad y desinteresado.
-Aun eres un niño después de todo, eso te ayudará para entrar.. a un lugar en el que hay muchos soldados que matan a los yokai, para hacer justicia a sus seres asecinados por ellos, y poder evitar que a más gente le suceda lo mismo.
Kibane se interesa en ese lugar -¿Cómo puedo entrar?- dice kibane interesado
-Aun no tienes la edad suficiente kibane, es a los 15 años, y tú aún tienes 7, te faltan 8 años más para poder entrar, cada año, reúnen en un lugar en específico a todos los que quieren ser, los entrenan y según como los entrenadores vean sus capacidades entrarán. Sin embargo hay excepciones en las que los altos rangos los reclutan personalmente.
-¿Por qué? ¿Cómo saben si son capaces de entrar?- dice kibane curioso
-Hmm por qué probablemente ellos mismos ya vieron su potencial con sus propios ojos. ¡Oh! E olvidado contarte algo, hay personas que no quieren entrar a ese lugar, por qué como ahí hay reglas que seguir, ellos no les gusta seguirlas y deciden hacer justicia a sus familiares, aseciando a los yokai por su cuanta o en grupos.
-Hace rato habías mencionado "magia" ¿Que es eso?- dice kibane curioso
-¿No lo sabes?- dice Misaki sorprendida
-No, no lo sé- dice kibane
-La magia es la energía invisible que vive en el mundo y en el corazón de las personas.Es un poder que puede hacer cosas increíbles, como crear fuego con las manos, volar por los cielos o curar heridas con una luz cálida- dice Misaki
-¡Quiero aprenderla! ¿Cómo lo hago?- dice kibane emocionado
-Tengo uno que otro libro que habla sobre ella y te muestra unas técnicas para saber algunos hechizos, solo hasta nivel medio y casi arcano
-¿Me los prestas?- dice kibane emocionado
-claro..pero ¿Estás bien?- dice Misaki observando el cuerpo herido de kibane
Kibane observa su propio cuerpo lastimado y pos unos segundos duda pero rápidamente de restablece -claro, estoy bien, ahora quiero entrenar para poder entrar en ese lugar tan magnífico del que me cuentas.
-¡Mamaaa! Ya traje las vendas que me pediste- Dice hayamaru con unas cuantas vendas en sus manos
-¿Vendas?, ¿Para que?- dice kibane
-Son para vendarte las heridas de tus brazos y piernas, además de tu cintura también.- dice Misaki con tono cálido
Después de un rato Misaki termina de vendar a kibane, y kibane ahora casi no se nota nada de el más que su rostro, está totalmente vendado.
-¿Es necesario estar así de vendado?- dice kibane acostumbrándose a su cuerpo vendado
-Si, bueno..también sirve para forzar un poco tu cuerpo, esto te fortalece para que en un futuro cuando te las quites te sientas ligero, te ayudará en las peleas futuras, además tengo un traje cómodo para entrenar, Pero te advierto que tiene peso en los zapatos.