El Mensajero

"Una nueva compañera"

Londres, 4 de septiembre, 2023.
8:00 am, Dean’s Yard.

Sentado en una de los pasos de escalera, de frente a la calle que rodea todo Dean’s Yard, Ben espera a un amigo para juntos entrar a las clases de la mañana en la prestigiosa y elitista Westminster School.
Entretenido jugando con su consola de Nintendo, algo hace que se estremezca al sentir, como una sombra le tapa del sol. Ben mira hacia arriba para ver a otro muchacho parado frente a él.
— Llegaste — dijo un sonriente Ben.
Delante del joven, parado está otro estudiante del colegio. De al parecer un metro y ochenta y cinco centímetros. Su uniforme bien arreglado, consistiendo en camisa blanca de cuello, una corbata oscura y sobre ella un saco negro a juego con el pantalón. El chico bien peinado con un corte degradado hacia los costados lo miraba casi inexpresivo y ojeroso con sus ojos verdes.
— Muévete — dijo casi sin ganas — No quiero llegar tarde.
Ben se levantó del escalón de un salto haciendo que su camisa blanca se saliera, agarró su saco que estaba sobre su mochila junto a él y se paró en frente del chico. Ahí resaltó la diferencia de altura entre ambos, con Ben llegando al metro noventa. El pelo rizado que recuerda al color de un león cayéndole con un estilo de mop-top, igual al de los Beatles, si alguno de ellos hubiese tenido el pelo rizado por supuesto y sus ojos marrones con un tono claro daban todo un conjunto de adolescente con ganas de divertirse. Al contrario de la fría figura que se paraba junto a él.
— No te impacientes Sean — decía Ben mientras sacudía el saco para ponérselo.
— Arréglate la camisa primero — señaló Sean.
Ben reía por lo bajo al darse cuenta
— La altura — seguía riendo — no les dije a mis padres que compraran un nuevo uniforme para solo un año.
Ambos comenzaron a caminar hacia la entrada del patio interior del colegio cuando Sean detuvo su paso.
— ¿Que sucede? — preguntó extrañado Ben.
— Benjamin Walker — dijo Sean soltando un suspiro a continuación — Se te olvidó la mochila en las escaleras.
Ben corrió el camino de regreso a donde su pobre mochila yacía esperando por él, para luego alcanzar a su amigo quien continuó caminando sin él hacia el patio.

Ya el reloj marcaba las ocho y cuarto de la mañana. Sean y Ben se adentraban en el hall del colegio donde chicos de varias edades hacían su camino hacia sus aulas.
— Se me olvidó decirte, tenemos que esperarla también — dijo Ben aguantando por un hombro a Sean.
— ¿Todavía no ha llegado?
— Su vuelo salía anoche, debe estar en el aeropuerto o de camino — explicaba Ben — No he podido hablar con ella desde ayer.
Corriendo por las puertas de la entrada y llegando hasta ellos, agitada y un poco sudada una chica hacia su presentación.
— Miyako! — exclamó sorprendido Ben.
La chica trataba de recuperar su respiración poco a poco mientras se apoyaba en Ben. Una vez que su corazón acelerado iba volviendo a su ritmo acostumbrado la chica levantó la cabeza para poder mirar a Ben.
— Llegas tarde — interrumpió Sean.
— Lo siento — decía Miyako evitando los ojos de Sean — el taxi, el aeropuerto, el vuelo.
Ben tomó por los hombros a la pequeña Miyako y la miró a los ojos color miel, con una sonrisa.
— Vamos, vamos — decía riendo — Ya sabes cómo es Sean, lo bueno es que ya estás aquí.
Miyako es una estudiante del mismo año que Sean y Ben. Se mudó a Londres desde Japón hace ya varios años cuando su padre, un hombre de negocios tomó la decisión de llevar a Londres su oficina principal de negocios. Todos los veranos viaja a Japón para visitar a sus demás familiares y vuelve a Londres para comenzar el curso escolar. Akamine Miyako es una chica pequeña, delgada y de constitución frágil. Su pelo es negro y liso; siempre llevando cerquillo y una coleta baja.
— Ya estamos todos, vamos a clases — pronunció enérgico Ben mientras ponía rumbo a los salones de clases.
Miyako estaba más tranquila y conversaba visiblemente más animada con Ben.
— Chicos… El aula queda por allá — Sean señaló a la dirección contraria hacia donde sus amigos se dirigían.

Todos ya sentados en el aula a las ocho y media en punto. El profesor hace presencia inmediatamente que el timbre que da comienzo a la primera clase suena a través del colegio. Pero esta vez no venía solo, a su lado caminaba una chica, al parecer estudiante del colegio pero nadie alcanzaba a reconocerla.
El profesor se detuvo justo en medio de la pizarra y a su lado la muchacha que lo acompañaba.
— Buenos días a todos estudiantes — dijo dando un breve saludo con su mano derecha — En este nuevo curso se nos une una nueva estudiante — explicaba pausadamente — Se que les resultará extraño a muchos, pero es una incorporación gracias a la beca de Artes Plásticas que da nuestra institución. Sin más, dejo que la nueva estudiante se presente.
Le hizo señas a la chica para que procediera a la presentación.
— Buenos días a todos, mi nombre es Abigail Graham, espero poder llevarme bien con todos en este año, muchas gracias por la cálida bienvenida.
— Si ya ha terminado, por favor puede sentarse donde desee — señaló el profesor
El aula está formada por mesas continuas formando arcos en torno a la pizarra del profesor y formando escalones hasta el fondo del salón. Abigail tomó uno de los pasillos que iban ascendiendo entre las mesas para que los estudiantes pudiesen acceder los sitios. Detuvo su paso en el tercer arco con respecto al profesor y se sentó después de recorrer una zona despejada de estudiantes.
— Hola — dijo Abby al compañero que tenía a su lado.
Ben se reclinó hacia atrás en su silla para poder mirar lo que iba a suceder.
— Ufff — pensó Ben — Pésima elección para comenzar el día — terminó murmurando siendo audible solo para Miyako quien también se inclinó hacia atrás al escuchar esto.
Miyako palideció un poco al ver por qué Ben había dicho esto, porque junto a ella estaba Sean y junto a Sean la nueva estudiante con una gran sonrisa en la cara. Pésima elección pensó también Miyako cuando calculó las posibilidades.
— He dicho hola, ¿no me has escuchado? — preguntó en tono molesta Abby a la indiferencia de su compañero — Estoy tratando de ser sociable.
— Disculpa, yo estoy tratando de prestar atención a clases — sentenció Sean con el tono cansino que lo caracterizaba y dando el rostro más inexpresivo que tenía.




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