Julio, un hombre soltero que vivía en su campo a las afueras de un pueblo, en su pocas hectáreas tenia chanchos. Gallinas, caballos, ovejas y algunas vacas. Su campo era un lugar muy tranquilo, ya que el mismo había podido combatir las alimañas que se comían sus animales, pero una fría noche de invierno se levantó de su cama por un ruido raro proveniente del gallinero, Julio se paró, se vistió, agarro su escopeta y un farol a kerosén, abrió la puerta y salió a investigar que pasaba, cuando llego a la puerta del gallinero esta estaba rota en pedazos como si la hubieran roto a golpes, notó que le faltaban varias gallinas y encontró mucho plumerío, entre las plumas, descubrió una cabeza de las gallina que faltaban.
al día siguiente después de arreglar la puerta del gallinero, ensillo su fiel caballo alazán y salió a recorrer el campo como todos los días, cuando fue a ver las vacas con sus terneros, encontró una vaca muerta y su ternero enterrado más adelante, Julio sabía que los pumas enterraban algunas de sus presas para comérselas más tarde y supo que fue uno de ellos quien había matado a la vaca con su ternero, y también a sus gallinas la noche anterior, entonces le hizo una trampa con un anzuelo y carne, lo espero pacientemente, pero el "puma" nunca apareció. Los días pasaron y no hubo señales del animal, pero a la mañana del mes próximo como siempre fue a alimentar a las gallinas y a los chanchos. Pero el padrillo estaba muy mal herido casi moribundo, tenía horribles zarpazos en el lomo y mordidas en múltiples zonas del cuerpo, y además encontró un lechón descuartizado.
Ya cansado de la situación recurre a echar veneno por todo el campo, pero solo encontraba muertos animales pequeños como zorros, gatos montes, algún peludo o comadreja, pero nada tan grande como para herir de tal manera que le produzca la muerte a un chancho de 220 kg.
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Editado: 31.01.2022