En un valle rodeado de montañas, lejos de la civilización, vivía el señor Jenkins, un hombre de unos 40 años, con una barba larga y ojos tristes. Su triste historia lo había llevado a vivir en soledad, alejado de la sociedad.
Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó un ruido que provenía de cerca de un árbol. Al acercarse, se encontró con un bebé abandonado. El señor Jenkins pensó en dejarlo allí, pero algo en su interior le impidió hacerlo. A pesar de su odio hacia las personas, que lo había llevado a vivir en soledad, decidió llevárselo a casa.
Con el tiempo, el señor Jenkins se convirtió en el padre del bebé, a quien llamó "Jack". A medida que Jack crecía, el señor Jenkins se dio cuenta de que no podía mantenerlo alejado del mundo para siempre. Sin embargo, su miedo a la sociedad lo llevó a postergar el momento de revelarle la verdad a Jack.
Un día, cuando Jack cumplió 8 años, le preguntó a su padre: "¿Por qué nunca he visto a otra persona?" El señor Jenkins se quedó en silencio, sin saber qué responder