El monstruo en su cabeza

Capítulo 4.

El señor Jones solicitó a Chloe unos minutos más después de terminada la clase, caminé con paso de tortuga hasta la puerta de salida esperando escuchar algo de su conversación, pero los dos parecieron adivinar mis intenciones porque permanecieron en silencio hasta que salí del salón.

Realmente quería saber que sucedió con ella, quien fue el o la imbécil que la golpeó, porque ya eso era cruzar los límites de las bromas.

La siguiente clase era Matemáticas, el señor Castro, preguntó por Chloe pero justo en ese momento ella apareció, él tampoco pudo ocultar la sorpresa al ver el rostro de Chloe.

—¿Todo bien?—preguntó directamente, todos volteamos a verla.

Obviamente nadie en la clase anterior había notado los golpes. Los susurros viajaron como una ráfaga de viento, ella parecía querer derretirse pero no bajo su mirada.

—Sí, todo genial, ayer tuve un accidente en mi casa—respondió con voz tranquila, pero el profesor frunció el ceño.

—No me digas que la casa rodante perdió el freno de emergencia—susurró una de las chicas, todos comenzaron a reír.

—¿Tienes experiencia con eso?—preguntó Chloe con sarcasmo—¿no me digas que la casa rodante donde vivías con tu mamita también perdió el freno de emergencia?

Todos volteamos a ver a Johana. Sabíamos que al inicio ella y su mamá no vivían en las mejores condiciones, y fue por su padrastro que ellas ahora están en un nivel económico muy bueno, la cuestión era, ¿Cómo lo sabía Chloe?

—Tú no sabes nada de mí, maldita loser—dijo Johana entre dientes.

—Y tú tampoco de mi—respondió Chloe, olvidando por completo la presencia del profesor—al menos yo no ando por los pasillos creyéndome la última coca cola del desierto, cuando no soy más que una arrastrada que por un golpe de suerte tiene algo donde caer muerta.

Las palabras fueron duras, y casi escuchamos como la respiración de Johana se cortó, esta se puso de pie y pensé que se le iba a tirar encima a Chloe.

—Chloe a la dirección—dijo el profesor, entre sorprendido, decepcionado y ¿contento? Era difícil de adivinar su estado.

Chloe no hizo, ni dijo nada, dio la vuelta sobre sus talones y camino hacia la puerta. Johana recuperó su postura y sonrió triunfal al ver que era Chloe la que iba a la dirección y no ella, sabía que eso no quedaría así y probablemente Chloe cavó su tumba más profundamente, pero una voz gritaba en mi cabeza que no iba a permitir que llegarán muy lejos, aunque también eso significará que me hundiera con ella.

¿Estaba preparado? No, por supuesto que no. Chloe terminó de salir del salón y la tensión en el ambiente poco a poco se fue disipando, su silla vacía no me gustaba pero me sentía aliviado al mismo tiempo, no podría soportar otro ojo perfectamente dibujado.

Diez minutos después del extraño incidente, el profesor comenzó a entregar las pruebas, como lo pensaba salí muy mal, pero no fui el único, así que no le di importancia, aunque quise ver la nota de Chloe, no fue posible, porque la guardó en su escritorio.

Estaba guardando mis cosas para la siguiente clase, cuando miré a Chloe atravesar a paso ligero el campo, buscando el pequeño prado con algunos árboles en los límites del colegio, ¿hacia dónde iba?

Era más que obvio que también faltaría a la clase de historia, y así fue, lo bueno es que la señora Brown nos tenía una buena historia de Napoleón Bonaparte y pasamos sumergidos en los hermosos paisajes que nos dibujaba con su voz.

Cuando llegó el almuerzo, su mesa estuvo vacía toda la hora, probablemente se había escapado del colegio y no la vería más en todo el día.

La clase de literatura sin ese ojo dibujado me resultó eterna, y así las siguientes, probablemente escaparse del colegio le iba a causar más problemas de los que pensaba, aunque debo admitir que me picaba la curiosidad por adivinar a donde exactamente había ido, quizás también ahí huyó aquellas otras veces.

Recordé que después de todo podía comunicarme con ella por correo, quizás discretamente podía averiguar que hizo en todo este día perdido. Quizás podría tomar el consejo de mi madre y llevarla a mí casa, sería como un terreno neutral ¿no? Al final de cuentas, yo no le hago bromas directamente, ella podría confiar en mi ¿no?

Al final el día término con la ausencia de Chloe en todas las clases, me quedé algunos minutos rondando por el pasillo pero ella nunca regresó.

—¡Harry!—Roberto me sonrío cuando terminé de salir de la escuela, tenía a una hermosa chica vestida de porrista de la cintura—¿Qué hacías aun adentro?—preguntó confundido cuando llegué donde ellos.

—Estaba sacando unas cosas del casillero, ¿nos presentas?

El sonrío y apretó más a la chica, como indicando que era de él.

—Ella es Alicia—la chica sonrío y estiró su mano, la tomé y dejé un beso en sus nudillos, haciéndola reír nerviosamente.

—Un placer señorita mi nombre es Harry

Roberto bufo algo que no entendí, pero solo me pude reír, Alicia era hermosa, pero nada especial, no tenía la sensualidad de Gabriela, ni los hermosos ojos de Chloe, un momento ¿¡qué?!

Les sonreí a ambos y me despedí rápidamente de ellos y busqué mi jeep, no entendía porque ese pensamiento había cruzado mi mente pero lo que necesitaba era alejarlo por completo de mi cabeza.




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