El monstruo en su cabeza

Capítulo 9.

Cuando llegué a mi casa lo primero que hice fue abrir el correo, y para mi sorpresa ya había un correo de ella ahí.

Fecha: 08/04/2014

Asunto:

Hola Harry, quería disculparme por mi actitud el día de hoy, realmente no llegué a la escuela con los mejores modales pero podría intentar mejorar un poco, aunque no prometo nada.

Su correo me hizo sonreír, vaya que sí, ella lo iba a intentar y eso simplemente sería genial, si tan solo logrará borrar esa barrera que ha creado entre ella y los demás alumnos del colegio, simplemente su vida mejoraría, y ella podría ser una alumna más y no Chloe la rara, y quizás podría ser su amigo sin ser juzgado.

Todo mi mal humor se esfumó con ese simple mensaje, inmediatamente respondí, pero no contestó, quizás ya estaba dormida, aunque aún eran las ocho de la noche, bueno reprimí mi ansiedad con una película, un par de horas matando zombie con Resident Evil en el PlayStation y me quedé dormido como un bebé.

Al día siguiente llegué diez minutos antes de iniciada las clases, me encontré con Roberto en el pasillo y cuando entramos a literatura ya estaba Chloe, miss Rodríguez y otras dos alumnas.

Cuando pasé a su lado ella me sonrió, si ella me sonrió, hice lo mismo

—Hola—la saludé.

—Hola—respondió.

Inmediatamente Roberto me empujó con demasiada fuerza y casi tropiezo con su bolso.

—¿Qué diablos te pasa?—reclamé 

—Eso podría preguntar yo, ¿Qué fue esa mierda? ¿Por qué le hablas al monstruo Chloe?

—No seas imbécil, ¿Por qué le dices así?

—Es su nombre.

—Eres un estúpido

Su comentario me molestó muchísimo, simplemente no entendía porque actuaba de esta manera, si ella al menos lo estaba intentando.

Saqué todos mis artículos de la clase de literatura, y descargué mi ira en el bolso, todos voltearon a verme pero me importaba una mierda.

Roberto se sentó en el otro extremo de la fila de atrás y yo como siempre al suroeste de Chloe, ella no volteó a verme, quería que lo hiciera, necesitaba que lo hiciera.

Y así transcurrió el día, Roberto les informó a todos sobre mi “enorme” impase con la chica rara y la segunda hora se llenaron de mensajes de críticas y preguntas estúpidas.

Aún quedaban veinte minutos del descanso para que regresáramos a clases, la primera clase del siguiente bloque era biología, el único momento en el día en el que podía sentarme al lado de Chloe sin ser juzgado, eso espero.

Nadie más sabe que estuve con ella en el parque para casas rodantes “le rue”, ese día la pasé muy bien y además ella pareció disfrutar mi compañía y eso me hizo bien, excepto la parte donde peleamos, pero su resolución de mejorar me ánimo y pensé que el día de hoy sería increíble, pero ya iba bastante tormentoso y solo quería sentarme al lado de ella y verla dibujar.

Ahora mis amigos me vigilaban más, casi no he tenido un espacio en el que realmente me encuentre solo. Gabriela trataba de marcar en exceso su territorio, más cuando pasábamos cerca de Chloe, siempre estaba agarrada de mi mano, amarrada a mi cintura o colgada de mi cuello.

Si Chloe pasaba cerca de nosotros, Gabriela metía su lengua al fondo de mi garganta, odiaba que hiciera eso.

—Necesito pasar por el casillero—me dijo con su voz chillona, llamando mi atención.

Simplemente asentí y me dejé guiar por ella, que casi arrastraba mi cuerpo. Mientras ella sacaba sus libros y se retocaba el maquillaje viéndose en el pequeño espejo rodeado de fotos, los demás se acercaron a nosotros.

—Ya estoy harto de la escuela—dijo Charlie, dejando descansar su cabeza en el metal de los casilleros.

Llevábamos cuatro meses en el colegio y ya todos lucían agotados o se quejaban de estarlo.

—Respira hermano, tendremos un largo fin de semana—le respondió Roberto mientras me saludaba—podríamos ir a la playa, mi tío desocupo su casa.

Gabriela gritó que si mientras brincaba en su lugar vivamente emocionada.

—¿Qué te parece amor? Es una excelente idea, además así podemos pasar unos días juntos y lejos de todo esto.

Me encogí de hombros, la idea no me emocionaba tanto como debía.

—Sí, suena bien—respondí al fin.

Sentí como la mano de Gabriela se amarró con fuerza a la mía, todo porque Chloe venía en nuestra dirección, un momento, ¿venía hacia nosotros?

Se detuvo prudencialmente a unos pasos de distancia, sus ojos estaban básicamente fijos en los míos, pero yo no pude sostener por mucho tiempo su mirada.

—Harry—dijo suave—he encontrado nueva información sobre el proyecto de biología, quería saber ¿si podríamos trabajar este fin de semana? Ya que tenemos un día libre extra.

Guardó silencio esperando respuesta, pero no estaba consciente ni de cómo hablar.

—Yo…bueno, yo podría—tartamudee.

—¡No! No quiere—dijo Gabriela colocándose frente a mí—además no sabía que en los manicomios permitían las visitas en fin de semana.




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