El monstruo en su cabeza

Capítulo 11.

Cuando empujó la hermosa puerta de madera oscura, lo que captaron mis ojos era simplemente increíble. El enorme salón al que pasé era sorprendente, todo de blanco, incluso los sillones que tenían un estilo elegante y minimalista, descansando sobre una alfombra que lucía muy suave y lujosa.

La decoración era increíble, un hermoso candelabro de cristal pendía sobre los sillones, frente a esto una chimenea de ladrillos oscuros que captaba inmediatamente tu atención, había jarrones, pinturas de arte abstracto y algunas pequeñas esculturas que se mezclaban perfectamente con la decoración.

—¿Vives aquí?—pregunté por vez número diez después de casi cinco minutos con mi boca abierta y los ojos puestos en casi todos los detalles.

—Si—ella sonrió a medias—vivo aqui, aunque no lo creas—colocó su bolso en un mueble de madera, y sus llaves en un bowl de cristal en el mismo mueble.

—No lo entiendo—confesé.

—¿Por qué luzco así, si vivo aquí?

Su pregunta era directa, pero acertada, simplemente asentí.

—¿Quieres tomar algo?—respondió de pronto.

Me gustó eso, implicaba que me invitaba a su casa a conversar un momento con ella, y vaya que valía la pena.

—Claro, ¿Qué tienes?

—Tú dime, y yo veré si lo consigo—sonrió.

—Té o limonada me parece bien.

Ella asintió viéndome a los ojos, llevó un mechón de cabello detrás de su oreja y solo volteó hacia atrás.

—Espérame en el terraza, yo llego.

Se dio la vuelta, pero yo me quedé ahí. No tenía ni la más mínima idea de donde era la terraza.

—Lo siento—dijo volteándose hacia mí, caminó hacia un espacio y yo la seguí. Parecía que Chloe nunca había tenido visitas.

Nos dirigimos al área de enormes ventanales que daba a un hermoso jardín, para mi sorpresa, deslizó una de las partes de cristal y salimos a una terraza digna de un rey.

Tenía una especie de cúpula, pero la parte de arriba en vez de ser de concreto era un cristal que permitía ver el hermoso cielo celeste sobre nosotros.

—Ya regreso—me dijo captando nuevamente mi atención.

Frente a mi tenía un juego de sillones de patio, con los cojines en un tono naranja muy llamativo, me senté en uno y admiré el lugar donde estaba.

El jardín era hermoso, mi madre se volvería loca, tenía grandes rosales con muchas flores de colores, arbustos con una forma perfectamente esférica, grandes trozos de una loseta rojiza te dirigía a algún lugar escondido detrás del aparente muro de árboles medianos.

—Té o limonada—dijo Chloe cuando llegó luego de unos cinco minutos, colocó un vaso de cada uno en la mesa entre nosotros.

—Debí haber pedido tequila—le dije haciéndola reír.

—Mi padre tiene una excelente colección de licores, aunque podrías perder un dedo si los tocas—respondió aun risueña, me gustaba cuando se presentaba asi.

—Tu casa es increíble Chloe, es muy amplia y hermosa.

—Gracias, una de mis tías la ha decorado junto a mi madre, dicen que aún le faltan detalles, aunque no estoy segura en donde.

—Yo creo que esta perfecta.

—Lo mismo pienso.

Nuevamente sonreí y ella correspondió débilmente. Me di cuenta que solo estaba en una camiseta color lila pálido, con escote en v, dejando ver la suave piel y el movimiento de su pecho cuando respiraba.

El golpe en sus labios era incómodo de ver, por la simple razón de que sabía que lo habían causado apropósito. Pronto caí en la realidad de que en aquel momento los dos estábamos solos y lejos de todo lo que la escuela y mis amigos representaban.

—Entonces, ¿té o limonada?—preguntó despues de unos minutos en silencio y yo viéndola fijamente.

—Limonada—susurré casi en piloto automático.

Ella acercó el vaso de cristal, tomé un sorbo, estaba deliciosa, refrescante, con el toque exacto de acidez y un punto de ¿sal? Increíble. 

Visualizaba aquel momento como una oportunidad única que no quería echar a perder. No sabía si que preguntar, como hablarle o que decir para no convertir este silencioso y especial momento en algo de caos.

—¿Están tus padres?

—No, mi papá está en su consultorio y mamá está de viaje.

—¿Qué clase de doctor es tu papa?

—Cirujano plástico.

—Vaya.

Entendía un poco entonces porque Chloe estaba bien acomodada económicamente. Probablemente sea la chica más rica de toda la escuela y nadie lo sabía, bueno hasta ahora yo.

—¿Tu mamá a que se dedica?

—Es editora, y productora—suspiró suavemente—trabaja con películas, libros, y cosas similares.

—¿Películas?—pregunté muy sorprendido.

—Sí, tiene una productora. Generalmente trabajan en edición de ciertas películas, además que tienen un área para literatura, otra para arte y fotografía, es algo grande la empresa.




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