El monstruo en su cabeza

Capítulo 12.

Cada vez que miraba el espejo retrovisor de regreso a mi casa podía ver la enorme sonrisa que se había congelado en mi rostro, la música de Ed Sheeran fue mi acompañante, y vaya que sus letras empezaban a tener un sentido aún más profundo.

Me estacione frente a mi casa y me pareció tan pequeña en comparación con la mansión en la que estuve, era un poco más allá de las tres de la tarde y mi estómago ya rugía con fuerza.

Encontré a mi madre en el sofá, envuelta en una manta con una revista, disfrutando un snack.

—Siempre te encuentro leyendo—le dije, ella volteó a verme y sonrió.

Amaba a mi madre, creo que sin su apoyo toda mi persona sería distinta, no creo haber podido estar sin ella tanto tiempo, tal como le paso a Chloe.

—¿Dónde estabas? Roberto ha llamado como diez veces.

—Estaba en la casa de una amiga

Me miró con el ceño fruncido, ambos caminamos hacia la cocina, yo buscando comida y ella información.

—Una amiga que no era, ¿Cómo se llama esta chica? La que es porrista y se te cuelga del cuello.

—¿Gabriela?

—Sí ella, ¿no estabas con ella?

Saqué un plato de la alacena y comencé a servirme pollo rostizado, si yo sé que todos lo dicen, pero el pollo rostizado de mi madre si era el mejor.

—No, no estaba con ella, en realidad estaba con Chloe.

—¿La chica nueva?

Simplemente asentí, mamá dibujó una enorme sonrisa, no sabía porque, antes de tomar un bocado tomó mi plato y lo calentó en el microondas.

—¿Y qué tal todo? ¿Fuiste a su casa? ¿Por qué estabas con ella?

—Todo bien, si estuve en su casa, que por cierto es impresionante, literalmente mamá es una mansión.

—¿En serio?

—Si, como salida de película. El lugar era enorme con un jardín que te volvería loca, me sorprende más que ella sea así con todo lo que tiene.

—¿Así como?

Saqué mi plato del microondas y ambos nos sentamos en el comedor.

—Chloe es muy sencilla, si vieras como se viste, te juro que me asombró su casa, tanto lujo, la decoración, y ella lucia descoordinada en el lugar, pero al mismo tiempo se le miraba cómoda moviéndose por él.

Mi madre solo asentía mientras yo hablaba, me miraba de una forma extraña, pero no dijo nada.

—Estuvimos conversando en una terraza enorme, es súper fácil hablar con ella, pero los silencios tampoco son incómodos, ¿no se eso es raro? y tiene creo que dos mayordomos y realmente la pasé bien—suspiré.

— ¿Pero?

Mi madre me conocía muy bien.

—Pero no sé cómo será mañana, que pasará, y eso me abruma. Roberto te llamó diez veces a mí me llamó quince, y Gabriela me dejó como cincuenta mensajes de texto, a veces simplemente es, no sé, cansado supongo.

Ambos suspiramos, nos quedamos en silencio mientras comía. Estaba absolutamente delicioso, en cuestión de minutos ya casi había terminado.

—¿Crees que puedas tratar a Chloe como una amiga más?—preguntó mi madre.

Realmente lo miraba muy difícil, sobre todo en la secundaria, con tantos ojos viendo cada paso que das.

—No creo que sea fácil, han creado tantas cosas alrededor de ella, y ni tiempo le dan de defenderse, solo la bombardean.

—Si te haces su amigo podrías defenderla, ¿no?

Volteé a ver a mi madre y asentí.

—Podrías mostrarle a todos lo que has visto en ella, su inteligencia, su cultura, su forma de ser. A veces solo juzgamos por la apariencia y la secundaria si no juzgas de esa manera estás mal, pero la vida real no es así, deberás tener mucha paciencia y madurez si quieres que Chloe sea tu amiga, y más aún actuar como tal, ¿quieres ser su amigo?

Me quedé en silencio un momento, ¿amigo? Bueno, sí, me encantaría ser su amigo, pero podrías ser algo más, habló mi subconsciente.

—Si me gustaría—dije al fin—y lo intentaré, te lo aseguro.

Mi madre sonrió orgullosa, llevé mi plato sucio al lavabo y lo lavé mientras conversaba con ella del dia de cada uno. Tomé mis cosas y subí a mi habitación.

Lo primero que hice fue tomar mi laptop, le envié un correo rápido preguntando eso que debí preguntar hace un buen tiempo, su número celular.

Me dispuse a buscar un poco sobre la productora de la mamá, había muchísima información. Ingresé a su página web, salía una breve reseña de la familia de Chloe, la foto de su madre, era un mujer muy guapa.

Aparentemente había sido fundada por ella y dos hermanos de la señora, me llamó la atención una pestaña que decía club de beneficencia, di clic ahí y me dirigió a otra página.

Me mostraba un enorme lugar llamado “El club” era un hogar fundado por la misma Teresa Berness, la mamá de Chloe, era un lugar donde podían encontrar asilo las personas de escasos recursos. Servían comida y además tenían varios tipos de talleres donde impartían clases a niños, adolescentes y madres solteras, esto es increíble.




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