El monstruo en su cabeza

Capítulo 14.

Agradecí a Dios cuando la hora de almuerzo llegó, la mirada inquisidora de mis compañeros y muchos otros alumnos de la escuela era bastante insoportable de ver.

Cuando todos me vieron ocupando un lugar al lado de Chloe casi sentí que me dispararon rayos láseres con sus ojos, ¿Por qué diablos no aceptaban mi amistad con ella?

Bueno la verdad no estaba seguro si era una amistad lo que tenía con ella, era simplemente distinto en realidad, aunque han pasado ya dos semanas desde que golpeé a mi amigo, dos semanas en las que no le habló a ninguno, dos semanas en las que me siento con ella en su mesa del ventanal, nadie parece querer olvidar lo que pasó.

Ella aún continuaba ayudándole a su padre en el consultorio y lo bueno que ya mi computadora se encontraba en mi habitación. Mi madre aseguraba verme más feliz al menos cuando llegaba a casa, y estaba consciente que solo se daba porque después de la escuela tenía momentos a solas con Chloe.

Lo primero que hicimos como amigos fue ir al cine, por supuesto mis amigos casi incendian mi jeep cuando me vieron saliendo con ella de la escuela, aunque nada de eso me ha detenido para continuar haciéndolo.

Chloe me ha demostrado lo fuerte que es, en dos semanas me he sentido abrumado con el actuar de las personas de la escuela pero con ella todo eso perdía sentido, me ha enseñado a ser paciente y sobre todo no permitir que los comentarios negativos, chismes y rumores me afecten porque realmente no tenían porque.

Sabía que ella merecía mi atención más que nadie, se ha portado amable y atenta conmigo y su familia me recibió como un rey el día de la cena, que solamente se dio con la mamá y hermana de ella.

Me agradó de inmediato la señora Teresa era muy moderna y culta, una mujer trabajadora e independiente, como mi madre y eso era digno de admirar. Esa noche los nervios se fueron perdiendo poco a poco mientras fluía la conversación y al final de la noche logré concretar una cita dirigida completamente a Chloe.

Ella algo ruborizada por mi invitación delante de su hermana, quien solo sonrió ampliamente, aceptó en un susurro. Tenía un día especial planeado para ambos y solo esperaba que fuera de su agrado.

Me detuve ante el pequeño local pintado de un suave crema con algunas piezas de madera cruzando la fachada y el rótulo sencillo indicando que era una galería.

—Ayer pase por aquí y sinceramente tengo la curiosidad de entrar.

Chloe tenía una sonrisa extraña, me miró con una ceja alzada.

—¿Qué pasa?—consulté 

—¿Me has traído aquí por casualidad o has investigado algo?

Me sentí descubierto, ¿cómo sabía ella que había buscado en Google la mejor galería de la ciudad?

—Bueno hice algo de investigación, pero...

—Una de mis tías ha trabajado en esta galería—dijo interrumpiéndome, la información me sorprendió.

—¿Lo dices en serio?

—Sí, mi tía diseñó este lugar y ha habido algunas exhibiciones personales, ¿no lo sabías?

Su ceño fruncido me indicaban que estaba más que confundida.

—No lo sabía, o sea si busqué en internet las mejores galerías en la ciudad y leí que había una buena exhibición aquí por eso te traje, pensé que te gustaría—mi voz se fue apagando.

—Si me gusta—me dijo sonriendo, dejó delicadamente su mano en mi brazo—vamos, no sabía que tenían una exhibición nueva.

Me gustó la presión de sus dedos en mi brazo, el roce de su piel con la mía. Abrió su puerta y un segundo después la seguí, quería tomarle la mano y entrar así al lugar, pero me sentía nervioso, así que simplemente avancé al lado de ella.

Abrí la puerta para que ella pasará, no sabía si esto era una cita, pero era la primera vez que salíamos sin tener que hablar de clases y más aún sin ningún problema causado por externos.

El lugar estaba iluminado de una forma agradable, cada pintura tenía su pequeño reflector y había pequeños bancos de líneas rectas en cuero blanco y algunos negros.

Los pilares parecían de mármol pero reflejaban cierta luz desde algún punto, barnizados en un negro agradable, en el centro donde se reunía un pequeño espacio como una sala de estar pendía un candelabro muy moderno de complicadas líneas que por poco parecía que no podía sostener las pequeñas lámparas.

—Bueno, esto está más genial de lo que pensé—le comenté, haciéndola reír.

—La exhibición inicia mañana a las seis, pero ya los cuadros están ubicados, tú ve a la izquierda, yo a la derecha.

—Pero ¿porque?—pregunté como niño confundido.

—Así ambos vemos cosas distintas y tú podrías enseñarme que te llama la atención, igual lo haría yo.

No me sentí muy convencido, pero era ella quien sabía de arte, cuando comenzó a caminar me di cuenta que no había vuelta atrás. Era una cita de cada quien por su lado al parecer.

No entendía mucho las pinturas que miraba, algunas tenían tan sólo unas pinceladas de color, una de ellas tenía todo el lienzo cubierto de espirales de colores, me sentía mareado.

Volteé a ver a Chloe que aún iba en la segunda pintura de su lado, se agachaba y luego sonreía y continuaba con la siguiente.




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