No supe en que momento pasó, pero en algún punto mi padre se sentó a mi lado y me refugie en su pecho, la simple comodidad que me ofrecía simplemente me hizo llorar aún más.
Sé que ahora con dieciocho años no debería siquiera sentirme agradecido por este pequeño momento, pero en realidad lo estaba. Nueve años de ausencia se habían olvidado en un abrazo que al final resultó más que necesario para mis emociones y mi corazón roto.
Mi padre me separó con suavidad de él y me ayudó a secar mis lágrimas, la presión en mi pecho era un poco más soportable.
—Harry esto es mucho para un chico de tu edad—su voz era muy suave y pausada, tan solo suspiró—pero si Chloe ha llegado a ti de la forma que creo lo ha hecho debes ser fuerte y seguir adelante.
—¿Cómo lo hago?—pregunté con cierta desesperación—hace tres semanas solo pensaba en donde llevarla a cenar o que película podríamos ver y ahora tengo que esperar sentado a que recuerde mi nombre es algo…
—Insoportable—terminó él—pero si sientes por Chloe amor, amor de verdad debes hacerlo.
—¿Tú qué sabes del amor?—pregunté con cierta molestia, miré como su expresión cambió, pero solo suspiró—lo siento—dije avergonzado—no debí decir eso.
—Tranquilo, sé que no es nada fácil este momento, y a decir verdad no sé mucho del amor solo que cuando llega simplemente todo es más fácil comprender. Saca cosas buenas y malas de ti, te da fortaleza o te vuelve débil y es un sentimiento que simplemente te hace sentirte como en casa. ¿Sientes eso por Chloe?
Miré hacia el frente donde estaban los portarretratos de él y su nueva familia, en mi casa la pared de las escaleras también estaba cubiertas de fotos de mi madre y yo. Ahora que lo pienso ella ha dejado muchas en las que salgo con él disfrutando de una simple vida de niño de seis o siete años, ¿Por qué nunca las habrá quitado?
Llegamos a un punto en el que nos volvemos tolerantes al dolor y aprendemos a vivir con él ¿no es así? ¿Qué puede ser más doloroso que vivir esta etapa con Chloe?
—Vivir sin Chloe—me susurré a mí mismo.
—¿Qué dijiste?—preguntó mi papá confundido.
—Si lo hago—dije de pronto—si amo a Chloe, porque con ella todo es distinto. Soy más fuerte y débil al mismo tiempo, encuentro momentos de felicidad todos los días. Veo al mundo no como un lugar que solo me provee a mi felicidad, sino un lugar donde yo puedo mejorar y dar felicidad, ¿es eso amor?
—Creo que si—sonrió débilmente—creo que debes ir con Chloe, esperar que ella vuelva porque no le debe tomar mucho tiempo, recuerda que lo que la está afectando es solo una parte de ella, pero no su todo.
Simplemente asentí y me quedé ahí, él se puso de pie cuando el teléfono de su casa timbro, en ese momento saqué mi celular, tenía una llamada perdida de Roberto y dos de Clarisa, la marqué a ella.
—¿Harry?—preguntó con suavidad.
—Sí, dime—intenté que mi voz saliera tranquila, pero mi corazón latiendo en mi cerebro no era tan fácil.
—¿Estás bien?—su voz se dulcifico—lamento lo que pasó.
—No tienes porque Clari, me comporte como un niño malcriado, ¿Qué tal todo?
Ella suspiró pesadamente y se quedó en silencio unos segundos, en ese momento apareció mi padre con un vaso de jugo de naranja y unas aspirinas.
—Está sedada, la hicieron dormir unas horas ella…ella gritó tu nombre por varios minutos, te estaba llamando.
Sentí como todas las venas de mi cuerpo se contrajeron y mi corazón se detuvo, no sabía cómo responder.
—Lo siento mucho Clari—susurré—debí quedarme ahí, pero yo solo…
—Lo sé Harry, estás muy afectado y no es tu obligación aguantar esto.
—Creo que si la tengo. Chloe es la chica con la que quiero pasar el resto de mi vida, es la chica que amo, así que está en mi obligación acompañarla siempre.
Sentí como ella sonrió del otro lado y pronto la voz de su madre intentaba captar su atención.
—Tú sabes que ya eres parte de esta familia y agradecemos mucho lo que has hecho por nosotros, por ella, te esperamos cuando puedas venir.
—Llegaré pronto—agregué despacio.
Me respondió débilmente y terminó la llamada. Mi padre esperaba ante mí, al parecer quería saber que ha pasado así que le conté sobre la llamada, luego me obligó a tomarme las aspirinas y el jugo completo que llevó a la misma mesita entre los sillones.
Me sentía agotado de muchas maneras, he dormido muy poco en estos días, las pesadillas, la incertidumbre y estar pendiente de mi celular me permitían descansar un máximo de tres horas cada noche.
—¿Quieres dormir?—preguntó de pronto.
—¿Qué? ¿Aquí?
Él solo asintió y se encogió de hombros.
—En el sótano hay un sillón más grande y cómodo, puedes acomodarte ahí.
—¿Por qué hay un sillón en el sótano?—pregunté confundido.
Él pareció contrariado por decirme, pero al final lo hizo.
—Designamos esa zona para Aarón y sus amigos.
—¿Así se llama el chico?
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Editado: 17.09.2023