El muérdago que nos unió.

2.

Chloe Hazethorn

24 de diciembre 2022

—¿A dónde vamos? 

Ocupo el asiento del copiloto mirando constantemente hacia el asiento trasero dónde muérdago vuelve a quejarse. Salimos hace tres minutos y el silencio se siente pesado.

—Rocco lo va atender —Algo de alivio se mete bajo mi piel y limpio mis mejillas de las lágrimas secas de hace unos minutos. 

No sé quién es Rocco, no sé si es veterinario o qué mierda sea, pero si puede ayudar a Muérdago entonces no me importa si acaba de venir de otro planeta. 

—Casi es navidad, no hay ningún lugar…

—Lo va atender, Chloe —revira con la voz contenida y yo muerdo el interior de mi mejilla. Casi tengo la tentación de disculparme por mi arranque hace unos minutos, pero me niego a hacerlo por mí misma. 

Hemos estado casados nueve meses, pero ese no ha sido el inicio de los desplantes de Maxwell conmigo, de hecho, su distancia se hizo evidente la noche después de que se anunciara nuestro compromiso hace cinco años. 

Hice todo lo posible por posponerlo, elegí una carrera de cinco años, retrasé materias —porque el trato era que nos casaríamos en cuánto yo me graduara—, me fui de viaje como regalo de graduación y tardé tres meses en volver, todo buscando que Maxwell tomara la decisión de romper nuestro compromiso. 

Pero no lo hizo. 

Él ni siquiera se mostró en contra de ello a excepción del hecho de que prácticamente rompió nuestra amistad en cuánto tuvo que colocar ese anillo en mi dedo. 

Y los siguientes cinco años se volvió completamente ausente.

Sí, me enviaba regalos por mis cumpleaños, flores en San Valentín, su compañía en las fiestas de mis padres, pero nada más. 

—¿Quién es Rocco? —cuestiono para llenar el silencio mientras él conduce y no puedo dejar de mirar constantemente a muérdago. Extendiendo una mano de vez en cuando para acariciarlo.

—Es un amigo, estuvo en la boda —Siento que me mira de reojo, pero lo ignoro porque probablemente espera que yo recuerde haber visto al hombre. 

No tengo idea de quién es. 

—¿Cómo sabes que está trabajando ahora? 

—No está trabajando, lo llamé para que atienda a muérdago —Trago saliva para aliviar el nudo que se instala en mi garganta y me enderezo en mi asiento para mirar mis manos en mi regazo. 

—¿Por qué? 

—Ibas a pasar la noche llorando, Chloe —Aprieto mis labios en una línea tensa. Por supuesto, no puedo molestar su preciado sueño luego de un largo día de trabajo —. Pensé que irías a cenar con tus padres, Irina me dijo que te había invitado. 

—No es apropiado, se supone que debíamos pasar nochebuena juntos y tú dijiste que no irías. 

—¿Dije que no iría? —Por el tono confundido que emplea puedo adivinar su ceño fruncido a pesar de que no le estoy mirando.

—Te lo dije el martes en el desayuno, dijiste que estarías ocupado. 

—No recue… —Se detiene unos segundos antes de completar la frase y suelta un suspiro —. No estaba hablando contigo. 

—¿Qué? 

—Tenía el auricular, estaba hablando con mamá —Muerdo mi labio inferior mirándolo, mi propio ceño frunciéndose mientras aprieto mis dedos entre sí en mi regazo. 

—Lo que significa que ni siquiera puedo esperar que me prestes atención cuando hablo porque tampoco lo haces —murmuro. 

—Te habías quedado en silencio y entró la llamada, no la escuchaste por el auricular y cuando volviste a hablar mamá me preguntó si cenaría con ellos… 

No respondo, simplemente desvío la vista hacia la ventana para ver los bordes de la calle cubiertos de la nieve que arrastraron esta tarde para limpiarla, pero ha vuelto a caer, aunque ha disminuido. 

—Si no fuiste a la cena con ellos… ¿Dónde estabas hoy? —indago sintiendo las espinas clavándose en mi garganta —. Sé que no estamos siendo un matrimonio normal, pero es nochebuena, Maxwell…

—Me quedé en la oficina, pensé que irías con tus padres —Trago saliva. 

—¿Por qué no fuiste con los tuyos? —aclaro mi garganta, volviendo a girar hacia atrás cuando muérdago se queja débilmente, acaricio su cuello. 

—Porque no vendrías conmigo. 

—¿Y no pensaste en venir temprano para ir conmigo a casa de mis padres? —cuestiono con un suspiro exasperado, pero Maxwell ya se está estacionando frente a una clínica veterinaria que reconozco porque vine hace unas horas y estaba cerrado al igual que las demás, tampoco es que haya demasiadas en Colsdent. 

—Hablaremos de eso más tarde, parece que estamos llenos de malentendidos ahora —comenta él antes de salir, suelto un suspiro empujando mi cabello hacia atrás antes de imitarlo, aprieto mis dedos entorno a mi abrigo cuando una ventisca fría y la llovizna helada que ahora reemplaza la nieve me golpean al mismo tiempo. 

La clínica ahora tiene una sola puerta abierta, una bombilla encendida al otro lado del cristal y el cartel en la puerta todavía dice cerrado, pero evidentemente hay alguien dentro. 

Golpeo con mis nudillos y un moreno alto que estoy segura de que nunca he visto en mi vida aparece en mi campo de visión. 

—Chloe, ¡ya llegaron! feliz navidad. 

Le sonrío incómodamente en mi lugar, pasando mi peso de un pie al otro sobre la acera. 

—Feliz navidad ¿Rocco? —Él asiente desplegando una sonrisa medio divertida—. Lamento mucho arruinar tu noche.

—Oh, no te preocupes por eso, siempre estoy disponible para ayudar a mis amigos —Le sonrío un poco más ahogando la voz en mi cabeza que menciona que no somos amigos, pero supongo que él habla de Maxwell así que técnicamente no está equivocado —. Y Max me mataría si no lo ayudara para hacerte feliz. 

En esto sí podría estar equivocado, pero tampoco respondo nada.

Maxwell se acerca cargando a mi mascota nuevamente y Rocco se hace a un lado para dejarlo pasar, lo sigo de cerca apretando mis manos bajo mis brazos al cruzarlos. 

—Entonces ¿cuáles son los síntomas que presenta… muérdago? —Le mira la medalla que cuelga en el cuello de mi mascota.




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