El mundo de Lilly

5. Preguntas

Los golpes en la puerta me despertaron rápidamente, la luz de la habitación era demasiado para mis ojos cansados, pronto sentí cierto dolor de cabeza, los golpes volvieron a sonar, eran golpes de desesperación.

Parpadeé con rapidez tratando de adaptarme a la luz, no estaba ni siquiera consciente de la hora que era y los vestigios del sueño que tuve, uno que incluía cabellos rojos como el fuego me dejaron ligeramente aturdido.

—Pase—indiqué cuando nuevamente tocaron a la puerta.

Me senté en el borde de la cama intentando que mis ideas se reordenaran y me ubicaran en tiempo y espacio Ryan ingreso a la habitación, lucía muy bien arreglado, pero preocupado o quizás sofocado

— ¿No estás listo Alejandro? —preguntó algo alterado—ya todos te estamos esperando en la camioneta, Fabián está que echa humo—río solito ante su comentario.

En ese momento miré que el reloj marcaba ya las una, había dormido casi tres horas, me levanté rápidamente, me metí al baño, cepillé mis dientes y simplemente me cambie la camiseta, me puse una camisa manga corta de botones y una chaqueta, busque el reloj de mi abuelo y salí, Ryan venía detrás de mí.

El ascensor bajaba con mucha lentitud para mí ya nervioso y apurado ser, en el vestíbulo todos nos esperaban con esas miradas que solían lanzarle a los que siempre llegaban tarde, algo que extrañamente le pasaba casi siempre a Ryan, los empleados nos miraban con demasiada atención, casi parecía que intentaban mantener la profesionalidad ante el asunto, pero que en cualquier momento se acercarían a nosotros por un autógrafo.

Maurice nos guio hasta el estacionamiento trasero del hotel, lejos de las fanáticas que esperaban nuestra salida, cuando entre a la camioneta todos me miraron de forma seria.

—Yo ya había dado una orden Alejandro ¿qué paso? —Fabián no estaba de mucho animo

—Lo siento, me quedé dormido, estaba cansado

—Todos lo estamos—Samuel colocó su mano en mi hombro y lo presionó, parecía que el día de hoy intentaría tener un mejor humor y quizás llevarse mejor con los periodistas.

Afortunadamente la multitud no nos aguardaba, el vehículo se movió a una velocidad considerable buscando el centro comercial, siempre hacíamos las entrevistas en el hotel, pero la dueña no autorizó la presencia de las cámaras dentro de él, buscamos un centro comercial, pronto teníamos muchas ofertas, pero solo uno parecía brindar las condiciones necesarias.

Cuando empezamos a ver las filas de chicas nos dimos cuenta que habíamos llegado, la fila se extendía casi medio kilómetro o quizás más, vestían camisetas con nuestras caras o nombres, algunas lucían la versión femenina de la chaqueta de Samuel, sonrió al verlas, llegamos al estacionamiento donde tres oficiales nos esperaban, esta vez bajamos con normalidad, caminamos sobre una alfombra negra que obviamente había sido colocada para nosotros, aun con el grosor de la alfombra podía escuchar los tacones de Nicole siguiéndonos.

—Buenas tardes, espero haber cumplido con todo lo ordenado—un hombre muy bajo y regordete estrechó la mano de Fabián, el también lucía nervioso.

Cuando entramos el lugar era perfecto, parecía que la plaza principal había sido modificada para nosotros, había dos grandes pantallas y una larga mesa donde estaban los cuatro lugares de los miembros de la banda, la silla de Fabián y supongo que la otra silla era de Nicole, al lado se extendía otra mesa llena de botellas de agua y de vino, así como pequeños pastelillos, galletas y todo tipo de snack, ciertamente la comida era algo maravilloso.

—Es perfecto—susurré encantando.

El hombre volvió a verme y le sonreí, sacó un pañuelo de la bolsa de atrás de su pantalón y se limpió el sudor de su frente

—Mucho gusto me llamo Alejandro Moose—el hombre estrechó nerviosamente la mano que le ofrecía.

—No tiene que presentarse señor Moose, todos lo conocen

—Dime Alejandro, el señor Moose es mi padre—el hombre sonrió, pero pareció no sentirse cómodo con tanta confianza.

—Bueno será mejor que nos ubiquemos—Fabián me empujó suavemente por la espalda, le pidió un buen comportamiento a Samuel quien solo asintió, quizás esta vez sí se podría.

Fabián me sentó en medio de la mesa, Samuel a mi lado derecho, Ryan al izquierdo, Coralia al otro lado de Samuel, Fabián y Nicole después de Ryan, como casi siempre nos ubicábamos en estas situaciones, el hombre nos vio a todos, sacó una pequeña cámara portátil del bolso que colgaba como cinturón y nos tomó una fotografía

—Podemos empezar—Fabián dio la orden.

Estaba nervioso, siempre lo estaba en momentos así, algunos periodistas usaban preguntas capciosas que luego usaban en contra, no podíamos tener preferencia por ningún país, no podíamos decir mucho de nuestra relación como banda, ni de los contratos con la casa disquera, veníamos a promover el disco e invitar al concierto, según Fabián esos eran los únicos objetivos.

Pude ver al grupo de periodista moviéndose en la parte de afuera del lugar, parecían leones hambrientos acechando a su presa, que en este momento éramos nosotros, había hombres y mujeres, cada uno portaba una identificación que les permitía tener acceso al lugar, algunos vestían muy formal otros llevaban simples camisetas polos con el nombre del canal, detrás de los periodistas estaban nuestras enemigas, las pesadas cámaras que grabarían hasta la más mínima gota de sudor, Samuel achicó sus ojos, era quizás el que más las odiaba.




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