El mundo de Lilly

19. Dudas.

En algún momento del día, la batalla del sol con las nubes grises término, el sol ganador iluminaba el cielo con sus rayos, pavoneándose de su triunfo, las nubes grises avergonzadas se movían cautelosas por el cielo que empezaba a tornarse celeste, algunas habían caído vencidas ante el calor de los rayos y se disiparon.

Llevaba casi una hora abrazando a Lilly, quien descansaba sobre mi pecho, no sabía si estaba dormida, solo que estaba cómoda, con una mis manos uní en líneas imaginarias las pecas de su hombro y con la otra sostenía su mano, después de mucho tiempo el delgado césped cedió y ya sentía la humedad de la tierra atravesar mis jeans, no sabía si aquello sería bueno para ella, la verdad no sabía mucho sobre lo que le estaba pasando, mi único pensamiento seguro y lógico era querer estar con ella siempre.

Traté de hacer memoria de mi mundo sin ella, lleno de música, de países diferentes, entrevistas y chicas histéricas gritando mi nombre con toda la potencia que sus pulmones le permitían, todo aquello que para muchos sería un sueño perfecto para mí solo se llenó de vida cuando miré su cabello rojo moverse en contra de la multitud, de alguna forma moviéndose en contra de todo lo normal, incluso de nosotros.

Pensando en todo eso, me di cuenta que contaba con algo que quizás pocos contaban, al menos no en la cantidad que yo tenía, dinero, aquello que, aunque suene mal movía al mundo, con mi dinero podría curarla, salvarla y mantenerla conmigo hasta que ambos partiéramos al mismo tiempo, la simple idea me lleno de emoción.

—Yo puedo salvarte—dije con emoción.

No estaba dormida, se separó de mi pecho y quedo frente a mí, esperando una explicación, traté de aclarar mi mente, para decirle con la mayor lógica mis ideas

—Tengo dinero—achicó los ojos y sonrió, claro, así me daba a explicar muy bien, estúpido. — Podríamos viajar, buscar un hospital o alguna clínica que se especialicé en esto, podríamos ir a todos los países hasta agotar las soluciones, sé que ha habido muchos avances, buscamos los mejores médicos y podrían...—ella cortó mis ideas con un beso y luego me miró.

—Podrías construir un hospital solo para mí—sonrió débilmente—pero nada de eso funcionaria, no hagas eso por favor, ya he visto sufrir mucho a mi madre por mi culpa, se duerme de madrugada buscando información en internet, anda cargando mis papeles de hospital en hospital, no hagas eso, no me trates así, déjame vivir a tu lado el tiempo que me han regalado, sin dolor, solo disfrutando cada minuto.

—¿Te estás dando por vencida? —pregunté, aquello sonó muy cruel y obviamente se sintió ofendida, pero no dijo nada

—No me estoy dando por vencida, solo no quiero que mi vida o lo que queda de ella, pase sufriendo inyecciones, quimioterapia, hospitales, enfermeras, porque es lo que obtendré en un hospital—negó un poco con su cabeza—no es fácil ver el dolor en los seres que amas, ver como tu vida se extingue en sus ojos antes de tiempo, escucharlos hablar de cementerios y funerarias y que cada día traten inútilmente de dibujar su mejor sonrisa—suspiró—ya viví eso en mi madre, mis amigos, todos aquellos que se despidieron de mi antes de que algo sucediera, no quiero más eso, haga lo que haga mi cuerpo ya no responderá, solo alargaré mi dolor y el de los que amo—sus ojos se llenaron de lágrimas, nuevamente mi chica fuerte me mostraba su lado vulnerable

—Lo siento, lo siento de verdad, no llores más mi hermosa Lilly—me sentí miserable, la jalé y abracé suavemente, quería borrar su dolor y tristeza.

La única forma aparente de hacerlo era ignorando parte de la realidad, así que ahí estaba tratando de mostrar mi mejor sonrisa, aunque por dentro me consumía lentamente.

—¿Quieres ir a comer? Podemos ir al lugar de sushi que me dijiste— traté de sonar normal, tranquilo, se separó de mí, besó levemente mis labios y asintió.

Como había pasado en el festival, intentó con todas sus fuerzas levantarme del suelo, esta vez no le ayudé y ella cayó sobre mí, riendo a carcajadas, aunque luego me pegó con su puño pequeño en el pecho.

—Deja de estar de tonto, que ya tengo hambre—se puso de pie nuevamente y jalo mi brazo, esta vez me impulsé en mi espalda y me puse de pie, su sonrisa victoriosa era más brillante que el sol.

Su espalda tenía tierra y césped, la limpié suavemente, parte de su lycra también estaba sucia, pero dejé que ella misma la limpiará, mi deseo por su cuerpo no había disminuido, solo que ahora era algo más profundo.

Le tomé su mano, encajaba muy bien en la mía, como algo creado solo para mí y así salimos del prado, nuestro lugar secreto, el mismo espacio donde su mundo se unió al mío, donde me había entregado su corazón, que en algún momento no muy lejano dejaría de palpitar.

Salir del lugar fue más fácil que llegar o al menos así sentí, pronto ya nos encontrábamos caminando sobre las banquetas de la residencial, el sol estaba triunfante en el cielo, mi reloj marcaba un poco más de la una de la tarde, momento en que sus rayos quemaban más.

—¿Podemos pasar por mi casa, para cambiarme?

Parecía que aún no entendía que podía llevarla a la luna si ella lo pidiera, simplemente asentí y seguimos caminando, el regreso fue corto. Pude ver él llamativo color azul de la casa, cuando apareció en su totalidad en nuestra visión, ella soltó mi mano y comenzó a caminar más rápido.




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