El mundo en Iris.

capitulo 1 parte 1

no me queda mal la ropa pomposa que me dio, pero no me acostumbro, parezco disfrazada o el espejo es de un circo. De todos modos, solo lo usare una vez y luego vivirá en el baúl de ropa que tengo bajo de la cama.

Bien, ahora tengo que arreglar mi pelo. Les diré algo, mi pelo nació en contra mío que es mi fiel enemigo y hoy lo demuestra con mucha fuerza. Menos mal que existen productos anti todo. Bueno por lo menos ya no parezco un espanta pájaro solo un espanto, dios, voy a necesitar mucha fe hoy.

No me pinto, odio el maquillaje, solo me aplico delineador para resaltar el color de mis ojos, son celeste y podría jurar que brillan más cuando es de noche, según Tomás es normal que pase ya que soy bruja, pero él tiene los ojos normales y es un brujo igual que yo, y aparte porqué de noche solo brillan, no me ayuda mucho en mi trabajo asqueroso. En fín, dejo de pensar tonterías y me concentro en que brillo va mejor con mi color de piel, soy pálida y tengo pecas, me decido por un rojo opaco, no soy una adolescente para usar brillo. Bueno, mi trabajo de embellecimiento termino con resultados normales si eso existe. Salgo del baño y me pongo los tacos, creo que es lo único que me gusta de mi disfraz (rio).

Salgo de mi cuarto ya lista y confiada, sólo falta la burla sin piedad de mi compañero.

Me dirijo a la cocina, sé que está ahí, le encanta comer. Me paro en el marco de la puerta y carraspeo para que se dé cuenta que estoy aquí. Voltea, pero no se da cuenta que soy otra persona así que voltea una vez más al darse cuenta de mi cambio.

Su cara es para tenerla en la memoria cuando piensas que esta fea y necesitas esa mirada que me está dedicando que me asegura de que no estoy mal vestida y me veo bien.

- ¿y qué tal? (giro sobre mi eje), dime algo

-Es que...(carraspea) te ves...hermosa (me mira fijamente) seguro te darán el puesto.

- (sonrío dulcemente) ¡gracias! necesitaba escuchar eso.

- de nada, emm...¿quieres comer?

-no gracias, con mi torpeza seguro que mancho mi ropa y ya no seré "hermosa"

-eso sería imposible. (lo dice mientras se va a apagar la cocina)

- (me muerdo el labio, nerviosa) comeré después, los nervios pasaran y me devorare todo.

-claro, lo dejare en el horno. ¿quieres que te lleve? (se seca las manos y me mira)

-eso es justo lo que quería pedirte

-lo sé, (me guiña un ojo mientras agarra las llaves) vamos o no llegaras.

-suspiro. Si, solo busco mi bolso en mi cuarto.

Al bajar el último escalón, algo no sale bien haciéndome perder el equilibrio. Diría que me lastime, pero no fue así, Tomás me agarra justo de que mis rodillas toquen el suelo. De un tirón me pone derecha chocando su pecho con mi rostro, su aroma es encantador, levanto la cabeza;

-lo siento y gracias, (trato de separarme, pero me sujeta aún más fuerte contra él.) debemos irnos. Lo miro a los ojos ya que no deja de comerme con la mirada.

No sé cuánto tiempo pasa, su mirada hace que me congele el cuerpo y no pueda pensar. Su agarre se va aflojando, pero su mirada no. Cuando me suelta del todo puedo volver a respirar, estuve conteniendo el aire en mis pulmones y yo ni cuenta.

Quedamos a centímetros de distancia. Ninguno ha dejado de verse, nuestras miradas viajan a los labios lo cual me pone nerviosa, porque no quiero que pase algo que desmejore nuestra relación o talvez la mejore. No lo sé.

 



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Editado: 22.02.2021

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